Del “alto precio” al sí en una semana
“Para nosotros, lo mismo da Rajoy que Sánchez”. El senador Josep Lluís Cleries tomaba la palabra el pasado sábado en el consejo nacional del PDECat para opinar sobre la moción de censura recién anunciada por el PSOE. Todos entendieron que Carles Puigdemont no tenía ningún interés en la iniciativa de Pedro Sánchez. Cleries es una de las pocas voces del expresident en las Cortes, donde predominan los parlamentarios afines a Marta Pascal, coordinadora del partido, favorable a abonar una distensión que permita negociar a medio plazo con el gobierno central. Pascal y los suyos tenían muy claro que la prioridad era desalojar a Mariano Rajoy de la Moncloa. Sin exigencias que pudieran dar al traste con una operación que requería los votos de los independentistas.
Cleries insistió en que el apoyo de su partido tenía “un precio muy alto”. Por si no hubiera quedado claro, el presidente de la Generalitat, Quim Torra, al día siguiente, condicionó el respaldo a Sánchez a la excarcelación de los dirigentes independentistas y a un visto bueno al derecho de autodeterminación, lo que equivalía a un no. Hablaba por su boca Carles Puigdemont, ya que Torra no es militante del PDECat. En el entorno del expresident se subrayaba que su plataforma electoral, Junts per Catalunya, no disponía de diputados fieles en Madrid. En este momento, Puigdemont apuesta por la abstención. Mas la apoya.
El escepticismo sobre el éxito de la iniciativa de Sánchez es aún notable. Incluso en las filas del PSOE. Sánchez empieza a mover hilos el lunes. Por la noche, telefonea a Pascal y esta delega en los portavoces en el Congreso Carles Campuzano y Jordi Xuclà. El PSOE también se pone en contacto con Joan Tardà, de ERC. Los republicanos anuncian públicamente a principios de semana su disponibilidad a apoyar a Pedro Sánchez. Pero tanto al PDECat como a ERC y al PNV les conviene adoptar la misma decisión. La suma les protege a todos. Ninguno quiere quedarse solo apoyando a Rajoy. Especialmente para los exconvergentes y los peneuvistas era esencial ir juntos en esta empresa, por lo que han mantenido una coordinación constante.
Entra en escena Pablo Iglesias agarrando al vuelo la propuesta de Albert Rivera de una moción instrumental para convocar elecciones. Y eso acaba de decidir al PNV, que quiere que se aprueben unos presupuestos muy beneficiosos para Euskadi y que no desea un adelanto electoral. El martes, Iglesias y su hombre de confianza en Catalunya, Xavier Domènech, hablan con Pascal para explicarle esa maniobra. Esa noche, la dirigente del PDECat se reúne con los diputados y senadores en Madrid y encuentra una disposición total a apoyar la moción, incluido Cleries y otros parlamentarios afines a Puigdemont.
El miércoles es un día clave. La censura se abre camino. Ya no parece una temeridad sin futuro del impetuoso Sánchez. Los diputados Campuzano, Xuclà y Ferran Bel se han reunido un par de veces con José Luis Ábalos, mano derecha del líder socialista, y con Santos Cerdán, secretario de coordinación territorial del PSOE. Se ven en un hotel alejado de los lugares frecuentados por los políticos en Madrid, un NH junto al Vicente Calderón. Se discute sobre los términos del discurso de Sánchez para favorecer el sí de los independentistas. Los elementos que se deberían incluir, a juicio del PDECat, son la voluntad de Sánchez de normalizar las relaciones institucionales y reunirse con el presidente de la Generalitat cuanto antes, el reconocimiento de que estamos ante un conflicto político y no judicial y el respeto por el resultado electoral en Catalunya. Pero sobre todo comparten lo que creen que el PSOE no acaba de entender del conflicto catalán. Los socialistas lo consideran asumible.
El miércoles, a las 9.30 horas, tiene lugar una videoconferencia a tres bandas: en una pantalla, los dos portavoces en el Congreso y Pascal, en otra Quim Torra y Elsa Artadi desde el Palau de la Generalitat y, en una tercera, Puigdemont desde Alemania. El expresident pide que el discurso de Campuzano sea contundente contra el avalador del 155. Plantea incluso si no sería mejor que continúe Rajoy en minoría e ir desgastándole. El grupo favorable a la moción cuenta con un as en la manga: el apoyo de Jordi Turull, Josep Rull y Joaquim Forn desde la prisión. Artadi respalda los argumentos de Puigdemont y Torra interviene poco. El expresident da su plácet favorable a la censura.
Más tarde, el presidente del PNV, Andoni Ortuzar, hace llegar a la dirección del PDECat que está casi hecho, aunque la última palabra la tendrá el Euskadi Buru Batzar, la ejecutiva del partido, al día siguiente. El debate del jueves en el Congreso va desvelando incógnitas. Justo mientras Aitor Esteban, el portavoz peneuvista, interviene para anunciar el voto favorable de su grupo a la moción de Sánchez, Torra está en las jornadas del Cercle d’Economia de Sitges, donde desgrana un discurso que insiste en el diálogo y que saluda la propuesta de esa entidad de un Estatut blindado constitucionalmente para resolver el contencioso. Ni una palabra de implantar la república.
En el PDECat y ERC esperan que primero se produzca una distensión en las relaciones con la llegada del nuevo gobierno socialista, pero también han dejado caer a los enviados socialistas que necesitarán gestos de Sánchez que vayan más allá de las palabras –el relevo en la Fiscalía General es un primer paso– para mantener la esperanza de que, más adelante, se pase del diálogo a la negociación. Hay expectativas, pero moderadas.
Diputados del PDECat y del PSOE abordaron el discurso de Sánchez en un hotel cercano al Vicente Calderón