Expertos fiscales apuestan por gravar más al turismo
Desde la oposición se pide que se aplique una tasa a organizaciones que hacen uso intensivo de dominio público y también a los cruceros
El turismo para Barcelona es una importante fuente de riqueza, pero la ciudad no obtiene los beneficios económicos que podría obtener y las arcas municipales no se llenan como se podrían llenar, por lo que es necesario repensar la fiscalidad de la ciudad y esta reflexión pasa por aumentar impuestos que afecten al turismo. Sin demonizarlo. Sin matarlo.
Esta idea, con algunas derivadas, fue la que ayer más veces se puso sobre la mesa en el transcurso de la última sesión sectorial de la comisión municipal de estudio sobre la situación económica de Barcelona que estuvo protagonizada por expertos fiscales, la mayoría profesores universitarios.
“Se sabe que el turismo que tiene muchos beneficios también puede generar ciertos costes”, manifestó el economista Josep Maria Duran. El también profesor universitario, en este sentido, valoró la posibilidad de que se graven a los turistas por “ciertos costes”. “Tiene todo el sentido que los ayuntamientos puedan decidir una entrada de un impuesto turístico. En todos los sitios es un impuesto municipal”, subrayó.
“Los pisos legalizados para uso turístico podrían tener un recargo del IBI del 100% o del 200%”, propuso otro de los docentes que acudió a la comisión, Joaquim Solé Vilanova, que también puso sobre la mesa la posibilidad de un recargo de hasta el 100% en viviendas desocupadas o la posibilidad de crear
un impuesto sobre nóminas en el ámbito de Barcelona o el área metropolitana. “Barcelona tiene que jugar un papel muy importante en la fiscalidad del área metropolitana”, insistió Vilanova.
Más gravamen para el turismo
que defendió también el primer teniente de alcalde, Gerardo Pisarello, que abogó por diferenciar “los usos del IBI residencial, como ha propuesto Barcelona Global, para gravar de forma diferente a autónomos o pisos turísticos”. Barcelona
Global, concretamente, lo que defiende es un aumento del IBI a los edificios que se dedican íntegramente a apartamentos para destinarlo a financiar programas de vivienda social, una medida que buscaría equiparar la fiscalidad de estos inmuebles –hoy inversiones atractivas por su mayor rentabilidad– con la del uso residencial.
“Hay margen en un ámbito en el que no ha habido voluntad de avanzar, que es en una fiscalidad turística”, criticó la concejal de ERC Trini Capdevila, que recordó que el pleno municipal, en junio de hace dos años, ya aprobó una propuesta de los republicanos que, entre otras, proponía una nueva tasa a aquellas organizaciones con ánimo de lucro que basen su negocio en el uso intensivo del dominio público. Y también a los servicios de autobuses discrecionales de transporte de turistas y viajeros que deseen tener acceso al cuadrante central de la ciudad. La misma moción también
El Ayuntamiento destaca la propuesta de Barcelona Global de aumentar el IBI de los pisos turísticos
instaba a la Generalitat a subir la tasa turística y extenderla a los cruceros del puerto, destinando el 100% de lo recaudado al Ayuntamiento.
“El 30% de la tasa turística debe destinarse a la ampliación del parque público de vivienda para compensar el impacto que provoca el turismo”, propuso por su parte el concejal de Ciudadanos Koldo Blanco. “El crecimiento turístico en algunos barrios puede contribuir a actividades beneficiosas para los ciudadanos”, sentenció.
La oposición cargó contra el gobierno municipal porque, aunque se reconocieron las limitaciones que tienen los ayuntamientos en política fiscal, consideran que ha sido poco ambicioso. Que se ha preocupado, por ejemplo, más por cuestiones como las subvenciones que por hacer más eficiente la política fiscal (el Institut Municipal d’Hisenda quedó al margen de las críticas y coleccionó elogios).
“Han intentado resolver las deficiencias con subvenciones y el resultado ha sido un fracaso, declaró la concejal del PDECat Sònia Recasens, justo después de que Pisarello asegurase que las subvenciones y ayudas fiscales del Ayuntamiento han pasado de 1,2 millones en el 2015 a 8,6 el año pasado.