La Vanguardia

Una cara y dos cruces

Verdasco doblega a Dimitrov, pero Bautista Agut y Carreño son eliminados

- EUSEBIO VAL París. Correspons­al

Detrás del rey Rafa Nadal y de Garbiñe Muguruza hay un puñado de tenistas españoles que, como siempre, elevan el nivel de Roland Garros con su calidad sobre la tierra batida y su espíritu de lucha. Ayer, el veterano Fernando Verdasco batió al búlgaro Grigor Dimitrov –quinto en el ranking mundial– en tres sets. Roberto Bautista Agut se lo puso difícil al serbio Novak Djokovic, forzando dos tiebreaks en la segunda y tercera manga y haciéndole perder los nervios hasta el extremo de que el balcánico, por rabia, destrozó una raqueta golpeándol­a contra el suelo. Pablo Carreño no pudo con el italiano Marco Cecchinato, que se impuso en cuatro sets. Para los españoles, pues, fueron dos cruces y una cara.

El partido de Verdasco se jugó en la

RABIA ANTIDEPORT­IVA

Bautista Agut desesperó a Djokovic, quien, tras perder un punto, destrozó su raqueta

cancha número uno del complejo parisino, un estadio pequeño en el que las maldicione­s de los jugadores llegan nítidas a la grada. El español exterioriz­ó más sus emociones que el rival, aunque quizás eso le ayudó en el tie-break del primer set, psicológic­amente importante.

El madrileño, con su potente zurda, controló siempre la situación en los lances comprometi­dos. Uno de sus servicios alcanzó los 211 kilómetros por hora. La fase decisiva del duelo llegó en el sexto juego de la segunda manga. Con saque del búlgaro, éste perdía por 0-40. La siguiente pelota la golpeó mal y la envió directamen­te fuera del estadio. El español se colocó 4-2. El búlgaro se vino abajo y cedió los siguientes dos juegos. La tercera manga también se inclinó hacia el lado español, por 6-4.

Verdasco saboreó la victoria, sobre todo después de una temporada difícil por la lesión del gemelo que sufrió en Miami. Ahora se enfrentará a Djokovic, quien parece condenado a sufrir el incordio de los españoles.

El serbio, que sale también de una grave lesión en el codo, dijo que la eliminator­ia contra Bautista Agut había sido “una gran pelea”, “un fantástico test” de cara a la continuaci­ón del torneo. Djokovic elogió la perseveran­cia del adversario. “Juega con mucha paciencia, demasiada para mí –bromeó–. Yo no tengo tanta paciencia”. El episodio del destrozo de la raqueta sucedió en el tie-break del segundo set, cuando una bola aparenteme­nte fácil dio en la red y salió fuera. “No estoy orgulloso de hacer eso, pero a veces ocurre –se excusó–. Las emociones pueden sacar lo mejor de ti y lo peor”. Bautista Agut lo reprendió en su comparecen­cia ante la prensa. Deploró el mal ejemplo que esta actitud ofrece a los niños. “Fue una pérdida de control muy grande –advirtió–. Ningún tenista debería hacer esto sobre la pista”.

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CAMERON SPENCER / GETTY Fernando Verdasco, tras conectar un saque, ayer contra Dimitrov

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