La Vanguardia

“Me tocó la lotería”

Sergi Roig fue adoptado en un orfanato en Siberia: de ese modo le salvaron la vida

- Nadie que alivie los males de otros es inútil en este mundo Charles Dickens Sergio Heredia

Para acceder al embarcader­o del Real Club Náutico de Barcelona hay que bajar unas escaleras.

Y Sergi Roig va en silla de ruedas. Interpreto que habrá que auparle, ayudarle a bajar de alguna manera. Entonces, él toma el mando:

–No hace falta que me asistan. Yo mismo me encargo de todo.

Toma impulso. Baja de la silla, se apoya en sus brazos y gatea escaleras abajo. Luego avanza hacia el barco y así se sube: tal y como lo retrata Xavier Cervera.

–Antes gateaba mucho más. Veía la silla como una enemiga. Yo era más salvaje. Luego entendí que la silla me ayuda. Y me hice mayor. Me canso –bromea.

Maniobras como esta forman parte de su día a día. Sergi Roig es piloto regatista en la Escuela de Vela de Port Andratx, en Mallorca. Regatista, y monitor, en un proyecto cubierto por la Fundación Álex.

–Me tocó la lotería –dice Roig. Cuando se declara bendecido, no sólo está hablando de la Fundación Álex. También habla de sus padres. De Sebastián Roig y de Enriqueta Alzamora.

–Sin ellos, no hubiera pasado de los tres años. Y míreme.

Ahora me sonríe desde el sofá, en la cafetería del Náutico. Allí también se ha aupado con sus brazos, fuertes como troncos. Hoy, este hombre no necesita ayuda.

Pero al principio...

Abramos su historia, dickensian­a. Sergi Roig nació mermado. Ocurrió en Tomsk, en Siberia Occidental. Era una zona radiactiva, contaminad­a por los centros de producción de uranio y plutonio. La radiactivi­dad afectó a su madre. Su madre biológica. Cuando era un feto, la columna y las rodillas de Sergi Roig sufrieron serias lesiones. Tenía la espina bífida. Y al nacer, los padres le abandonaro­n. Sus padres biológicos, aclarémosl­o de nuevo.

–Yo era un bebé. Me metieron en una bolsa de basura y me dejaron en la calle. Mi padre, Sebastián, aún conserva aquella bolsa.

Todo esto no lo recuerda. ¿Cómo va a hacerlo?

–Yo era un bebé –insiste.

Lo sabe porque se lo han contado: alguien lo encontró abandonado y lo llevó al hospital.

–¿Qué época del año era?

–Julio. Si ocurre en el invierno, no lo cuento.

–¿Y sus padres biológicos...?

–No sé qué ha sido de ellos. Nunca les he conocido ni quiero conocerlos. No les perdonaría.

Fue a parar a un orfanato.

–El olor era insoportab­le. Cuando te ensuciabas, te lavaban a manguerazo­s. Comíamos pescado crudo y patata cruda. Me acostumbré a defenderme a mordiscos.

Cuando le cortaron las piernas, sintió alivio.

–Eran un peso muerto. Prefería que me las cortaran, antes de llevarlas a cuestas. ¿Para qué quieres algo que no vas a usar? ¡Pesaban mucho!

Sebastián Roig y Enriqueta Alzamora lo descubrier­on en aquel orfanato. Él tiene una imprenta y es cónsul honorario ruso. Ella trabaja en el Govern balear.

Se llevaron al niño a Mallorca. Fue una adaptación compleja. Roig nos lo ha contado antes:

–Me llevaba mal con los otros niños. Tenía la costumbre de morder para defender mis cosas. Tuve problemas en el colegio.

El proyecto escolar no funcionó. La familia decidió llevarlo al pueblo, a Campos. Tenía quince años. Allí hizo la ESO, probó con la hostelería y entró en el mundo de la vela.

–¿Y por qué la vela?

–También había probado con la natación. Pero eso es un ida y vuelta en un sitio cerrado. Y en la vela tomas tus decisiones. Y además, para un discapacit­ado, el ir solo te ayuda.

Fue Juanjo Beltrán quien le descubrió. Es entrenador y director deportivo en Andratx.

–Al año, Sergi Roig ya ganaba la Copa de España de vela adaptada. Y poco después acababa quinto en el Europeo en la modalidad de Hansa 303 –me cuenta Beltrán.

Sergi Roig contempla a su entrenador. Desde hace ocho años, ambos se ven con frecuencia. Lo hacen los martes y los jueves. Y cuando se acerca alguna competició­n, también el fin de semana.

En el horizonte, en octubre, se asoma el Europeo de la modalidad. Se disputará en Kiel.

–Y cuando no regatea, ¿qué hace usted? –le pregunto.

–Pincho música. Deep house, electrónic­a, techno... Me llamo DJ Kailus.

–Y eso ¿qué significa? –Nada. Me gusta cómo suena.

–¿Y dónde pincha?

–En V.O., me ponía en la mesa de mezclas. En La Movida ponía música de los sesenta, Los Ramones, Los Bravos... En El Divino, regaetón. Algo es algo... En Tito’s, la cabina era demasiado estrecha para la silla de ruedas. –¿Y en casa?

–O me pongo los cascos, o mi madre me pone en mi sitio.

–Los padres...

–Me siento feliz con mi vida. No me falta de nada. Tengo a mis padres y a mis cuatro hermanos. Y a un entrenador que me ayuda. Y me considero autosufici­ente. Si me quedo solo, puedo ir tirando.

De un salto, se aúpa a la silla.

Se marcha riendo.

 ?? XAVIER CERVERA ?? Sergi Roig se aúpa a una embarcació­n, en el Náutico de Barcelona
XAVIER CERVERA Sergi Roig se aúpa a una embarcació­n, en el Náutico de Barcelona
 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain