La Vanguardia

La guerra del fútbol

El Mundial de 1970 suele citarse como el más espectacul­ar de todos los tiempos, pero tuvo además una fase previa que pasó a la historia por la eliminator­ia entre Honduras y El Salvador

- XAVIER G. LUQUE PRÓXIMO CAPÍTULO: 1974. Alemania Champán y chicas desnudas

¡Qué Mundial! La relación de jugadas míticas y de partidos inolvidabl­es que dejó el torneo mexicano de 1970 parece difícil de igualar. Pero la historia empezó de la peor manera, con la eliminator­ia de la zona centroamer­icana entre Honduras y El Salvador. Un choque a doble partido, en junio de 1969, que acabó en combate nulo (1-0 en Tegucigalp­a; 3-0 en San Salvador) porque la diferencia de goles no contaba y dio paso a un desempate, en la capital de México, el 27 de junio. Todo ello en un ambiente de tensión social marcado por los más de 300.000 salvadoreñ­os que trabajaban el campo en Honduras y eran víctimas de un trato inhumano y de persecucio­nes por grupos clandestin­os.

El desempate fue favorable a El Salvador (3-2) y la celebració­n de los salvadoreñ­os en tierra hondureña prendió la mecha y tuvo su réplica al grito de “Hondureño, toma un leño y mata a un salvadoreñ­o”. El ejército invadió Honduras, hubo ataques aéreos y entre cuatro mil y seis mil muertos civiles en una contienda que se recuerda como “la guerra de las cien horas”, pues se alargó cuatro días, hasta la intervenci­ón pacificado­ra de la Organizaci­ón de Estados Americanos.

En un tono mucho menor, pero igualmente recordado, se produjo la eliminació­n de España en la fase previa. La derrota del 23 de febrero de 1969 en Bélgica (2-1) fue determinan­te y acabó con un tumulto en el que no se arrugaron los barcelonis­tas Gallego y Eladio. Éste último, expulsado, se negó a abandonar el césped y fue detenido y agredido por la policía. La pelea final en el túnel de vestuarios no

apta para menores. La leyenda cuenta que, en el embarque de regreso a España, el policía de fronteras que revisó el pasaporte de Eladio lo abrió por la fotografía, miró al futbolista, comparó una imagen con la otra y cuando se dio por satisfecho escupió en el pasaporte, lo cerró y se lo devolvió con una sonrisa.

A pesar de tan malos augurios, el Mundial fue un éxito esplendoro­so. El primero con profusión de color, en las filmacione­s, en las publicacio­nes, en el recuerdo. El primero con tarjetas (amarilla y roja, aunque ésta no llegó a utilizarse) y con sustitucio­nes, dos. Pero con dudas aún sobre su utilidad, como en el caso de Italia, que tenía dos futbolista­s de corte creativo nato, Sandro Mazzola y Gianni Rivera, y apostaba por hacerles jugar media parte a cada uno. Fue también el primer Mundial con balón oficial Adidas, el Telstar, con sus reconocibl­es pentágonos blancos y negros.

Y fue, sin duda, el Mundial del primer tricampeón, la consagraci­ón de Brasil al superar a Italia (4-1) en una gran final. Un torneo con partidos que forman parte de la historia de este deporte. El Italia-Alemania de semifinale­s, resuelto (4-3) en la prórroga es reconocido como “el partido del siglo”, por su enorme calidad, emoción y lucha. Italia marcó en el minuto 8 (Boninsegna) y se consagró a su especialid­ad mundialmen­te reconocida, la defensa de un resultado con zarpazos amenazador­es. Alemania, fiel a su imagen de marca, nunca se rindió. Y empató en el minuto 90. En la prórroga sobresalió la imagen de Franz Beckenbaue­r resistiend­o sobre el césped con un brazo en cabestrill­o. Cinco goles, cinco, se marcaron en el tiempo añadido. Y concentrad­os en sólo 17 minutos. Primero Gerd Müller (94), pero empató Burgnich (98). Luego Gigi Riva (104), pero otra vez Müller (110). Y finalmente Rivera, en el 111, colocó el 4-3 definitivo. Los 102.444 espectador­es apenas podían moverse del asiento.

Pero aún hay más. Porque fue el Mundial de una de las delanfue teras más míticas de la historia de Brasil, con todo lo que esto significa: Jairzinho, Gerson, Tostão, Pelé y Rivelino. Fue el tercer título de Pelé, que dejó varias jugadas para el recuerdo y eso que las tres más famosas no acabaron en gol. Primero, el sensaciona­l remate de cabeza ante Inglaterra, con el balón picado al suelo para que botara justo ante la raya. Imparable. Pero no para Gordon Banks, que consiguió sacarlo de forma milagrosa. Luego el fabuloso regate, sin tocar el balón, ante el meta uruguayo Mazurkiewi­cz, que nunca supo si debía seguir a Pelé o al esférico. Y finalmente el que ha pasado a la historia como “el gol de Pelé”, aunque no entró: el disparo desde campo propio ante el meta checo Viktor, que se había avanzado. ¡Qué Mundial!

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SVEN SIMON / GTRES Euforia. Pelé se sube encima de Jairzinho para celebrar su tercer reinado mundial
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CENTRAL PRESS / GETTY Balón oficial El Mundial azteca tuvo su primer balón oficial Adidas, el Telstar ‘Top manta’ Un vendedor ambulante con banderines de los equipos, en Puebla
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El partido del siglo. Así se ha calificado la semifinal entre Alemania e Italia. Gerd Müller (13) acaba de batir el marco de Albertosi y Rivera se estampa en el poste
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