SOMOS LA LECHE, AMIGAS
Iban dos madrileñas y una sevillana… Parece el inicio de un chiste, pero no, estas dos personas forman conmigo, el trípode de mi familia elegida. París, Milán, Madrid y un bullicioso grupo de WhatsApp bajo el título Somos la Leche unen a tres amigas inseparables cuyo vínculo se lo deben a la moda.
Nuestra historia la protagoniza Almudena Roca de Togores, una hispalense de raza, comunicadora innata y alma pasional, Laura Cisneros, gata de nacimiento, enérgica, disfrutona por los cuatro costados, y servidora. Tres niñas aparentemente débiles, una maleta mínima y un sueño en común: triunfar en París. Almudena fue mi primera compañera de piso en la ciudad de la luz. Un apartamento en pleno pulmón de la ciudad se convertiría en nuestro particular centro de operaciones. Desde allí comencé a dar mis primeros pasos por el mundo, tantos, que me convertí en la roomie fantasma; aquella que pagaba religiosamente y nunca estaba en casa. Mi habitación desangelada se convirtió en el cobijo de todas las amistades que iban a visitarla, por eso, mi regreso era muy temido.
Laura trabajó como ninguna otra. Fue el ojito derecho de las principales marcas parisinas. Acaparaba todas las campañas de belleza, poquitas me dejó, pero no era para menos, su luz y atractivo natural conquistaba allá donde fuera, ¡para que luego digan que la amistad entre modelos no existe! A pesar de todo, he de reconocer que ahora duermo plácidamente sabiendo que vive en Milán dedicada a su familia y retirada por completo de la industria.
Aún me emociona la inquietud y el ansia de triunfo con la que nos enfrentábamos. Siempre fuimos de la mano, sin pisotones, respetando nuestros tiempos y admirando nuestros logros. Un trío dispuesto a quemar las calles parisinas cada una con su carisma, encantos y algún que otro defecto, que nos hacía brillar. Los bajones se transformaban en aprendizajes y anécdotas, y la fuerza de ambas ha sido mi impulso en laberintos sin salida.
Mi ídolo es y será ella, Laura. Una mujer de sonrisa perenne y positividad arrolladora. Su seguridad ante la vida me ha cautivado desde siempre; una ice woman de
“Somos un trío dispuesto a quemar las calles parisinas cada una con su carisma, encantos y algún que otro defecto”
razón y sensible de corazón de la que he aprendido que la vida es tal y como te la propongas. Almu simboliza en mi vida la clase y responsabilidad. Perseverante, fiel a sus principios, ella representa el respeto y la educación en peligro de extinción.
Me siento bendecida por estar rodeada de amistades prémium. Aquellas con las que he crecido y con las que me he convertido en una mejor persona. París, Madrid, Milán, ¡qué más da!, no hay distancia que esté lejos, y no hay día que un emoji no nos saque una sonrisa.