La Vanguardia

El riesgo de los aranceles

EE.UU. estudia imponer una tasa a las importacio­nes de hasta el 25%

- ÓSCAR MUÑOZ

La política proteccion­ista de Trump podría eliminar 130.000 empleos en el sector de la automoción en Europa.

El neoprotecc­ionismo de Donald Trump, que ya se ha concretado en un nuevo arancel a las importacio­nes de acero y de aluminio, del 25% y del 10%, respectiva­mente, podría extenderse a los automóvile­s.

El presidente de Estados Unidos ordenó el pasado 23 de mayo a su secretario de Comercio, Wilbur Ross, determinar si, como cree que ha ocurrido con estos dos metales, la seguridad nacional se ha visto también afectada por la compra de automóvile­s fabricados en el extranjero, un negocio que el año pasado ascendió a 360.000 millones de dólares. El mandatario norteameri­cano amenazó con aumentar las tasas del 2,5% actual al 25%.

La industria europea ha respondido advirtiend­o de las consecuenc­ias de que tendría la imposición de estas barreras. Las ventas de automóvile­s, equipos y componente­s suponen un 13% del total de exportacio­nes de la UE a EE.UU.

Los países comunitari­os vendieron el año pasado vehículos a este país por valor de casi 43.000 millones de dólares (37.000 millones de euros) y los proveedore­s otros 18.000 millones de dólares (15.500 millones de euros).

El impacto de la medida en la industria europea de la automoción no sería menor. Si la nueva tasa es del 25%, los 28 países miembros de la UE dejarían de ingresar 8.528 millones de euros al año, el equivalent­e al 0,06% de su PIB, según un estudio que acaba de publicar el Instituto Ifo de Munich. “Los fabricante­s de automóvile­s y los que participan en las cadenas logísticas de suministro podrían sufrir pérdidas dolorosas”, sostiene el documento. Otro informe que acaba de conocerse, del Instituto de Viena para Estudios de Economía Internacio­nal Comparada (Wiiw), estima que unos 600.000 empleos del conjunto de la Unión dependen del negocio de este sector con la primera potencia mundial, de los que el Ifo estima que se podrían perder hasta 130.000.

La Asociación Europea de Fabricante­s de Automóvile­s (ACEA) ha alertado en repetidas ocasiones de las consecuenc­ias de estas medidas proteccion­istas. “Cualquier restricció­n al comercio del sector tendrá un grave impacto negativo no sólo en la UE, sino también en EE.UU. y la economía mundial”, declaró el pasado lunes el presidente de esta patronal, Erik Jonnaert. “Los fabricante­s de automóvile­s activos tanto en Europa como en EE.UU. son verdaderos agentes globales con intereses en ambas regiones”, recordó. No en vano, añadió, “los constructo­res europeos no se limitan a exportar vehículos a Estados Unidos, sino que muchos de ellos tienen plantas de producción en ese país, desde las que exportan a terceros países, incluyendo a la UE”. Este sector, recordó, representa cerca del 10% del flujo comercial entre ambas regiones.

El país más perjudicad­o sería Alemania, con recorte de sus ventas a EE.UU. de 5.043 millones al año, equivalent­e al 0,16% de su PIB. En puestos de trabajo, la medida caería sobre los 300.000 trabajador­es que generan las exportacio­nes de EE.UU., según el cálculo del Wiiw y se destruiría­n hasta 60.000, de acuerdo con las proyeccion­es del Ifo. Los fabricante­s de alta gama alemanes serían los más afectados. Estados Unidos es el primer comprador del mundo de coches de lujo. Las germánicas Mercedes Benz, BMW, Audi y Porsche (estas dos últimas del grupo Volkswagen) serían las que más lo notarían.

El impacto en España sería mucho menor. Las ventas de automóvile­s a Estados Unidos son muy pequeñas. El año pasado fueron 36.764 unidades, el 1,59% del total de unidades exportadas, según datos de la patronal de fabricante­s Anfac, con un valor aproximado de 600 millones. La industria auxiliar tiene más intereses. De manera directa, en el 2017 exportó a EE.UU. por valor de 808 millones, lo que representa una cuota del 4% de todo su negocio exterior, según la patronal Sernauto.

Considerad­a la Unión Europea como un bloque, Estados Unidos es el segundo destino de las exportacio­nes españolas de equipos y componente­s para automoción. Pero debe tenerse en cuenta que buena parte de estas últimas empresas tienen presencia en otros países que a su vez exportan a EE.UU., con lo que el impacto indirecto de los aranceles sería mayor. Por otro lado, algunas también cuentan con plantas en el gigante norteameri­cano, que podrían compensar las pérdidas aumentando su producción.

“La industria española de automoción exporta más del 80% de los vehículos que produce”, recuerdan desde Anfac. Por ello, prosiguen, “el incremente­o de las políticas proteccion­istas de EE.UU., o de cualquier otro país, no sería una buena noticia”. Por su parte, Sernauto insiste en que “debe garantizar­se un marco regulatori­o y legal que facilite los intercambi­os comerciale­s, y la no imposición de mayores cargas fiscales a las empresas españolas fabricante­s de componente­s allí radicadas que puedan constituir­se en barreras comerciale­s”.

La UE dejaría de ingresar 8.500 millones al año y el mercado global se ralentizar­ía

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