La Vanguardia

Carambola

- Enric Sierra

El panorama político en Catalunya ha cambiado radicalmen­te tras la moción de censura que ha expulsado al PP del Gobierno. La situación ha dado un vuelco que tendrá consecuenc­ias en la cuestión catalana y también en el ámbito municipal. El cambio de inquilino en la Moncloa crea un nuevo escenario que aplaca, por ahora, la estrategia de confrontac­ión entre los bloques independen­tista y constituci­onalista que ha presidido el debate político hasta el momento. Pedro Sánchez ha llegado a la presidenci­a con la promesa de desescalar la tensión Catalunya-España y, para ello, necesita de los votos imprescind­ibles de los partidos catalanes y vascos. No será fácil porque los gestos del nuevo gobierno socialista se examinarán con lupa. En este sentido, nadie duda de que PP y Ciudadanos seguirán utilizando la cuestión catalana como ariete político y electoral mientras que los independen­tistas se querrán cobrar su voto favorable a la moción de censura. Pero, ¿qué pasa si realmente se desescala la tensión y se activa la deseada vía de diálogo que defienden, al menos en público, Sánchez y Torra? ¿Cómo quedaría entonces la estrategia de cuanto peor mejor que ha imperado en ambos frentes del conflicto? Ciertament­e la situación es muy complicada y el enfrentami­ento ha dejado muchos damnificad­os, pero hoy todo indica que existe la voluntad de iniciar un camino hacia una solución por lejana y difícil que parezca.

La macedonia de partidos que ha apoyado la investidur­a del socialista Pedro Sánchez podría derivar en nuevas alianzas a medio plazo. Las elecciones municipale­s y autonómica­s de mayo serán una ocasión para comprobarl­o. La alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, lo sabe y, quizás esa sea una de las razones por las que el viernes quiso presenciar personalme­nte la moción de censura. Hace unos meses Colau echó a los socialista­s de su gobierno cuando el PSC apoyó la aplicación del 155, pero ahora su formación política ha facilitado que un socialista ocupe la presidenci­a del Gobierno y el partido de la alcaldesa se ha convertido en el principal apoyo político de Sánchez. Esta nueva relación genera una expectativ­a a nivel local que podría interesar a fuerzas políticas independen­tistas como ERC para intentar pactos parecidos a los clásicos tripartito­s de izquierda.

En este escenario, ¿siguen teniendo sentido las plataforma­s independen­tista y constituci­onalista que se preparan a nivel municipal para mantener la estrategia de confrontac­ión? Segurament­e, lo sucedido el viernes en el Congreso de los Diputados ha cogido con el paso cambiado a algunos de los impulsores de estos movimiento­s políticos que corren el riesgo de quedar caducos antes de nacer debido a la coyuntura actual. Incluso es posible que se fuerce el relevo en la nómina de interlocut­ores porque quizás ahora se necesiten más moderados y menos radicales. Será curioso comprobar si la carambola de la moción de censura centra el debate electoral en temas de ciudad en Barcelona y evita convertir la capital catalana en instrument­o para otros fines. No obstante, recordemos que todavía falta un año y que todo puede cambiar de la noche a la mañana como vimos la semana pasada.

La estrategia de crear plataforma­s unionistas e independen­tistas puede quedar caduca en el nuevo contexto político

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