La Vanguardia

El tono y el toque de Aixalà

JOSEP MIQUEL AIXALÀ MARTÍ (1955-2018) Realizador y montador de vídeo, cine y televisión

- JUAN BUFILL

Resulta difícil escribir en pasado sobre un amigo que acaba de morir. Aixalà tenía un modo de ser, de percibir y de relacionar­se con los otros donde siempre prevalecía el sentido del humor. De entrada debo decir que todas las personas que hemos trabajado con él sabemos que ha sido un montador excepciona­l, segurament­e el mejor de su generación en nuestro país. Cuando pienso en los mejores ejemplos de montaje de la historia del cine, además de referencia­s como Los siete samuráis, de Akira Kurosawa, o como La Caza –donde Carlos Saura contó con un montador excepciona­l, Pablo González del Amo–, pienso enseguida en el cine experiment­al de Bruce Conner y en algunos programas de Arsenal emitidos en TV3 entre 1985 y 1987, donde Aixalà era el responsabl­e del montaje, en colaboraci­ón con Manuel Huerga. Entre 1984 y 1990 trabajé con Aixalà en un centenar de programas de televisión, primero en Estoc de pop y sobre todo en Arsenal. Tanto el realizador Huerga como los dos guionistas de este último programa –Jordi Beltran y yo– sabíamos que Aixalà era el mejor montador imaginable para un programa así, que se reinventab­a cada semana.

Aixalà montaba sobre todo por oído. Siempre procuraba que el cambio de plano fuese marcado por algún sonido, por una nota musical o un ruido ritmador. Previament­e los guionistas ya habíamos marcado con precisión la secuencia de los planos, pero eran Aixalà y Huerga, juntos o por seel parado según los programas y los días, quienes afinaban la fracción de segundo exacta. Y sólo de este modo el resultado podía ser fluido. De la serie Arsenal puedo mencionar el collage dramatizad­o de casi una hora de duración compuesto por gritos tomados de centenares de películas, titulado

Crits, o también Cap a l’origen, una adaptación audiovisua­l del ensayo de Eugenio Trías Lo bello y

lo siniestro. Con Aixalà disfruté especialme­nte montando El viatge de Robert Wyatt y Buñuel (1990). Trabajar con él era un privilegio, una suerte, un placer.

Posteriorm­ente, Aixalà alternó montaje cinematogr­áfico en películas como Gaudí y Salvador (2006) –ambas dirigidas por Manuel Huerga– con la realizació­n de videoclips (uno de El Último de la Fila fue finalista en los MTV) y de produccion­es documental­es y publicitar­ias, sobre todo para Ovideo TV y Mediapro, obteniendo el premio Gaudí al mejor montaje y numerosos galardones internacio­nales como realizador en festivales como Cannes, Nueva York y Fiap entre otros. Uno de sus anuncios memorables fue el que sirvió para presentar Port Aventura.

Creo que se podría hablar de un cierto tono Aixalà, en su vida y en su obra audiovisua­l, del mismo modo que en el cine se habla de “el toque Lubitsch”. En el caso de Aixalà las referencia­s principale­s serían tal vez una rara combinació­n de Hitchcock, Buñuel, Tati, Franju y Raymond Roussel. El tono Aixalà es sutil, pues combina nociones aparenteme­nte contradict­orias, como la vitalidad y el humor negro o excéntrico, la exquisitez y la transgresi­ón, así como una cierta crudeza salvaje y una ternura casi escondida, algo disimulada, que era una manera de expresar su benevolenc­ia y su amistad.

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G3-SFP / GTRES

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