Larga cola para salir a cotizar
La gestora inmobiliaria Azora suspendió su salida a bolsa hace tres semanas, apenas dos días antes de su debut, alegando la incertidumbre que supone la opa de Blackstone sobre la inmobiliaria Hispania, que gestiona. Su propósito inicial era retomarla, para captar 700 millones de duros. Y Testa, que se valoraba en 2.300 millones de euros, pospuso también su cotización la semana pasada, aludiendo a la volatilidad bursátil, y anunció que en una primera fase se conforma con salir a cotizar al MAB a la vuelta del verano.
Tras sus tropiezos, otras empresas importantes han paralizado los trámites para salir a bolsa. La más avanzada era Via Célere, la inmobiliaria que preside el presidente de los promotores españoles, Juan Antonio Gómez-Pintado, propiedad del fondo Värde, que barajaba valoraciones de más de 1.000 millones de euros. Haya Real Estate, un servicer o gestor de activos inmobiliarios, propiedad del fondo Cerberus, valorado en unos 1.200 millones de euros, quería debutar en otoño y también busca ahora otras opciones. Fuentes financieras reconocen que si ahora las promotoras y socimis que quieren cotizar son examinadas con lupa, los modelos de negocio menos tradicionales, como son las empresas que se dedican a gestionar activos de terceros, lo tienen mucho más difícil.