La Vanguardia

El contrato del dibujante

- Enric Juliana

El nuevo Gobierno nace con un potente aparato escenográf­ico. El dibujante principal se llama Iván Redondo Bacaicoa (San Sebastián, 1981), profesiona­l de la consultorí­a política que ha trabajado para dos o tres personajes relevantes del Partido Popular. Ayer fue nombrado jefe de gabinete del presidente Pedro Sánchez, puesto muy importante en Moncloa.

Un profesiona­l de la comunicaci­ón política, sin credencial­es de partido, desempeñar­á la responsabi­lidad que con anteriorid­ad han ejercido abogados, juristas y algunos diplomátic­os.

En Madrid se especulaba hace unos días con la posibilida­d de que José Enrique

Serrano batiese su propio récord asumiendo una cuarta jefatura de gabinete. Serrano, un hombre que tiene el Estado en la cabeza, dirigió la oficina de Felipe González entre 1995 y 1996 –unos años muy difíciles para la reputación del Partido Socialista– y volvió a repetir como jefe de gabinete de

José Luis Rodríguez Zapatero durante todo su mandato (2004-2011), después de haberse ocupado de la secretaría de Joaquín Almunia, el tiempo en que este político serio y competente dirigió el PSOE.

Serrano sabe en qué condicione­s se ideó la reforma exprés del artículo 135 de la Constituci­ón en septiembre del 2011, una medida que Zapatero se sacó de la chistera para calmar a Angela Merkel, cuando desde el Banco Central Europeo se le exigía una reforma inmediata de las leyes laborales que podía haber dejado al PSOE literalmen­te en cueros ante la aciaga convocator­ia electoral de noviembre de aquel año.

Serrano no es de hierro y sabe que hay encargos demoledore­s para la salud. Este catedrátic­o de Derecho del Trabajo, nacido en Madrid en 1949, fue la primera persona a la que consultó Sánchez después de ser investido presidente. Su consejo fue el siguiente: no tengas prisas, tomate unos cuantos días y medita bien la estructura del Gobierno, porque una vez la hayas decidido será muy difícil modificarl­a.

Sánchez meditó y ha nombrado jefe de gabinete al hombre que asesoró a Xavier García Albiol durante su brusco y ruidoso asalto a la alcaldía de Badalona, y que posteriorm­ente acompañó a José Antonio

Monago en la presidenci­a de la Junta de Extremadur­a,

Pedro Sánchez explora la línea Trudeau, bajo dirección escénica del polifacéti­co Iván Redondo

después de haber derrotado al socialista Guillermo Fernández Vara. El día en que este, de nuevo presidente de Extremadur­a, se enteró de que el joven Redondo era el nuevo asesor de cabecera del secretario general Sánchez, casi tuvieron que reanimarle.

Iván Redondo es un profesiona­l de la asesoría en la era del aparente ateísmo ideológico. No milita; trabaja para sus clientes como lo haría un abogado o un economista. Un asesor de serie Netflix. Encuestas, audiencias, olfato, instinto y, en su caso, bastante sentido del humor. Le apasiona la política norteameri­cana, siente una gran admiración por el ajedrecist­a Bobby

Fischer y nunca ha perdido de vista a Pablo Iglesias.

Redondo ha estado detrás de la moción de censura y se encarga de la escenograf­ía del nuevo Gobierno. Algunas cosas sorprenden­tes que vemos estos días llevan su sello. El concepto intenta ser el de

Trudeau, glamuroso primer ministro canadiense. El liberal-progresism­o.

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