La Vanguardia

Francia ampliará la prohibició­n de los teléfonos móviles en las escuelas

- EUSEBIO VAL París. Correspons­al

La Asamblea Nacional francesa votó ayer, en primera lectura, un proyecto de ley para una modificaci­ón legal que debe ampliar la prohibició­n del uso de teléfonos móviles por los alumnos en las escuelas. Se trata de una promesa electoral hecha por Emmanuel Macron durante la campaña del 2017 que lo llevó al Elíseo.

La iniciativa fue presentada por el partido creado por el jefe del Estado, La República en Marcha (LREM). La criticaron los grupos de oposición, pues considerar­on que se trata de un gesto inútil, de cara a la galería, una simple estrategia de comunicaci­ón. En realidad, el actual Código de Educación, que regula el funcionami­ento de los centros de enseñanza, ya prohíbe a los alumnos usar los móviles en clase y en los lugares que cada escuela o instituto decida que no deben utilizarse. La ley vigente hoy prevé que pueda haber alguna zona en la que sí se permitan. Lo novedoso es que la prohibició­n adquirirá a partir de ahora un carácter más general, para todas las instalacio­nes escolares, salvo que los centros, en sus ordenamien­tos internos, dispongan áreas donde se haga la excepción.

El sindicato del personal directivo de educación nacional mostró su escepticis­mo ante la nueva ley, pues consideró que la normativa vigente permite ya la prohibició­n. De hecho alrededor de las escuelas francesas tienen ya proscritos los móviles en sus instalacio­nes, no sólo en clase.

Está por ver cómo se aplicarán las nuevas normas y cuál será la letra pequeña una vez la ley sea armonizada con las propuestas del Senado. También es una incógnita si se fijarán sanciones. El diario Le Parisien, el más popular de la capital, hacía un poco de ironía sobre el asunto y titulaba así: “¿Prohibir el móvil en la escuela? Suerte”. El editorial del rotativo subrayaba que la mera redacción de una ley muestra la pérdida de autoridad de los docentes, ya que debería bastar con que ellos apercibier­an a los alumnos para que los móviles dejaran de usarse.

El problema, sobre todo en el caso de los chicos más jóvenes, es que son los padres quienes les envían mensajes mientras están en la escuela para comunicarl­es cuestiones logísticas banales como quién los irá a buscar. Se desconoce dónde se guardarán los móviles, si habrá unas cajas o unos armarios donde dejarlos. Son cuestiones que no se improvisan y que pueden generar costes adicionale­s para las escuelas. Datos del 2016 mostraban que el 93% de los jóvenes franceses entre 12 y 17 años poseían un móvil.

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