La Vanguardia

Usted no sabe quién soy yo

El asesinato del colombiano Andrés Escobar, autor de un gol en propia puerta, oscurece el recuerdo del torneo

- XAVIER G. LUQUE

El Mundial de 1994 entronizó el soccer en Estados Unidos y creó nuevos mitos locales, como Alexi Lalas, el futbolista de la perilla pelirroja. Un Mundial con récord (no batido) de espectador­es en los estadios (3.587.538 en total). Fue el primer torneo con 3 puntos por victoria y el primero con nombres en las camisetas. Pero también el primero sin goles en la final, resuelta por penaltis a favor de Brasil ante Italia, el del positivo de Maradona, el del codazo de Tassotti a Luis Enrique (en la eliminació­n de España en cuartos de final). Y tristement­e, el primer Mundial que, de una forma u otra, desembocó en un asesinato, el del colombiano Andrés Escobar.

El 22 de junio de 1994, en el Rose Bowl de Los Ángeles (escenario también de la final del torneo), Colombia cayó ante Estados Unidos por 2-1. El primer gol lo marcó el defensa Escobar en propia puerta, al desviar un centro en paralelo al marco. Y tras el encuentro el selecciona­dor Pacho Maturana explicó: “Es la primera vez que me hacen el equipo”. Había recibido amenazas de muerte, él, su familia y su ayudante si alineaban al hermano de éste último, Gabriel Barrabás Goméz. Se habló del cártel de Medellín y se vio un ambiente enrareci- do. Colombia, que se había clasificad­o con lujo en un grupo con Argentina, Paraguay y Perú (ganó cuatro partidos, empató dos, trece goles a favor y sólo dos en contra, incluido un 0-5 en Buenos Aires que dio la vuelta al mundo) había llegado a la fase final con grandes expectativ­as y se fue por piernas. Debutó con derrota ante Rumanía (1-3), cayó con los anfitrione­s y llegó al tercer partido sin opciones. Una semana de Mundial y de vuelta a casa.

El 2 de julio, aún en pleno Mundial, Andrés Escobar ya estaba en su Medellín natal y en el aparcamien­to de un restaurant­e de las afueras, ya de madrugada, mantuvo una discusión subida de tono con dos exaltados que poco antes, en una discoteca, le habían provocado: “Autogol, Andrés, autogol”. Eran los hermanos Pedro David y Juan Santiago Gellón Henao, vinculados con el paramilita­rismo y el narcotráfi­co. El chófer que les acompañaba, Humberto Muñoz Castro, bajó del vehículo y descargó su re- vólver, seis balas, en el cuerpo de Escobar. Murió en el hospital poco después. Al asesino le preguntaro­n si había recibido la orden de matar a Escobar y ante el juez respondió que “todavía no”. Fue condenado a 43 años de cárcel, pero en octubre del 2005 quedó libre.

En enero del 2018 uno de los hermanos Gellón, Juan Santiago, fue detenido en Colombia como sospechoso de pertenecer a una red de narcotrafi­cantes que enviaba cocaína a Estados Unidos en comida para perros y se halla pendiente de extradició­n. Un tercer hermano ya fue extraditad­o a EE.UU.

En su momento se habló de un ajuste de cuentas por parte de mafias de las apuestas deportivas y la versión hizo fortuna, pero en realidad no fue más que un incidente absurdo con gente peligrosa. Como le gritó Juan Santiago al pobre Escobar, “usted no sabe con quién se está metiendo”.

Entre las imágenes que cautivaron del Mundial estadoundi­ense sobresale la de tres brasileños, Mazinho, Bebeto y Romário simulando mecer un bebé. Correspond­e a un gol de Bebeto ante Holanda, el 9 de julio, en cuartos de final. El entonces jugador del Deportivo acababa de ser padre de su tercer hijo y no hace mucho comentó que “curiosamen­te” al único que le gusta el fútbol “y no se le da mal” es el que fue objeto de tan peculiar homenaje.

También destacó la aportación de Stoichkov a una selección búlgara que llegó a semifinale­s. El blaugrana, que ese año fue distinguid­o con el Balón de Oro, marcó seis goles y fue máximo realizador del torneo empatado con el ruso Salenko, que sumó cinco en un solo partido, un 6-1 a Camerún.

La final se decidió por penaltis por primera vez. Brasil marcó tres de sus cuatro lanzamient­os pero Italia sólo anotó dos de cinco. El primer fallo corrió a cargo de Franco Baresi, autor de una reaparició­n entonces increíble. Se lesionó de menisco el 23 de junio ante Noruega y, con 34 años, se vio fuera del fútbol. Un médico de EE.UU. le propuso una intervenci­ón entonces revolucion­aria: una artroscopi­a. Veinte minutos de quirófano y listo. Tres semanas después, el 17 de julio, reapareció para jugar la final.

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La tragedia. Andrés Escobar desvía el balón hacia el marco de su portero, sorprendid­o
 ??  ?? Meciendo al bebé. Mazinho, Bebeto y Romário dedican un gol al recién nacido hijo del entonces jugador del Deportivo en el partido Brasil-Holanda de cuartos de final
Meciendo al bebé. Mazinho, Bebeto y Romário dedican un gol al recién nacido hijo del entonces jugador del Deportivo en el partido Brasil-Holanda de cuartos de final
 ??  ?? Lalas. En las dos fotos centrales, Alexi Lalas, icono del equipo de EE.UU. A la izquierda, con su aire a Buffalo Bill, como jugador. A la derecha en una imagen reciente
Lalas. En las dos fotos centrales, Alexi Lalas, icono del equipo de EE.UU. A la izquierda, con su aire a Buffalo Bill, como jugador. A la derecha en una imagen reciente
 ??  ?? Ensangrent­ado. Luis Enrique, entonces jugador del Real Madrid, recibió un tremendo codazo del italiano Tassotti en la eliminació­n de España (1-2) en cuartos de final
Ensangrent­ado. Luis Enrique, entonces jugador del Real Madrid, recibió un tremendo codazo del italiano Tassotti en la eliminació­n de España (1-2) en cuartos de final
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1994
ESTADOS UNIDOS
Historias de los Mundiales / 15 1994 ESTADOS UNIDOS
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