La tele y el Mundial
Las ventas de pantallas se disparan en esta época cada cuatro años
Las ventas de televisores se disparan cada cuatro años a causa del Mundial de fútbol. El crecimiento de ventas en estas fechas supera el 10%.
Los ciclos tecnológicos están hoy completamente adaptados a los de consumo. Las fechas de lanzamiento de productos, incluso las de las presentaciones previas a la prensa, están adaptadas a las condiciones en las que llegará la demanda. En pocos artículos es tan claro ese comportamiento como en los televisores cuando llegan los grandes acontecimientos deportivos como el Mundial.
Fuentes del sector apuntan que este año se venderán en España tres millones de receptores de televisión, un 2% más que en el 2017. De ellos, 1,55 millones corresponderán al segundo semestre. La expectativa de los fabricantes es que en este mes de junio se experimente un crecimiento del 10% respecto al mes de mayo y un 15% respecto a junio del año pasado.
La principal batalla entre los televisores de gama alta del mercado está ahora mismo entre las pantallas OLED, con un gran fabricante de paneles, la coreana LG, a la que compran varias de las principales marcas, y las QLED, a cargo de la también coreana Samsung. Ambas tecnologías tienen sus ventajas y desventajas respecto a la otra y no son el único factor que influye en la calidad de la imagen. Elegir el televisor que se adapta al deseo y el presupuesto de cada usuario depende de entender la amplia oferta del mercado y comprender qué significan las siglas que los definen.
Aunque en el lenguaje popular se sigue utilizando la palabra plasma para definir una pantalla de gran tamaño y calidad, esta tecnología ha desaparecido de la oferta comercial. La última firma que apostó por ella, Panasonic, ha terminado por pasarse al OLED para sus televisores de gama alta. Pese a sus características de calidad de imagen, el plasma ha perdido la batalla, pero los nuevos televisores que ya están en el mercado no harán echarlo de menos.
LG ha sido una de las marcas más volcadas en la tecnología OLED. Una de las características que mejor se aprecian en estas pantallas es que el color negro es absoluto. Esto es así porque cada uno de los puntos LED del televisor se ilumina de forma individual y, en el caso del negro, simplemente no se enciende. Es una ventaja respecto a los televisores LED, que llevan una retroiluminación que acaba por invadir de alguna forma el negro.
Las pantallas OLED pueden fabricarse sobre un panel de plástico, por lo que pueden ser flexibles. LG mostró en el pasado CES de Las Vegas un prototipo de televisor OLED enrollable. La pantalla queda oculta en una especie de caja alargada parecida a una barra de sonido y el rectángulo negro del televisor desaparece por completo. Al llevar menos capas de elementos que la tecnología LED, las pantallas pueden llegar a ser muy finas.
Otra cosa es la parte electrónica del televisor, donde se encuentran los chips y los conectores, para los que, de momento, no hay tecnología flexible. Por eso, hay televisores OLED muy finos en una parte que se ensanchan generalmente en la base, donde se suele ubicar esos componentes imprescindibles.
Al no tener que encender los puntos negros de la imagen, el consumo de energía en los paneles OLED es menor que en otras tecnologías. En la parte negativa, está su mayor posibilidad de degradación, ya que su composición es orgánica. Un efecto –que en los modelos más avanzados es más difícil que ocurra– que conlleva es la posibilidad de que una determinada imagen, como un logotipo o un marcador, acabe por quedarse marcada si se reproduce durante demasiado tiempo.
QLED es el nombre de Samsung para pantallas LED con tecnología de puntos cuánticos. Estos son unas pequeñas esferas metálicas que emiten luz brillante muy estable. Con ellas se obtienen imágenes de mucho contraste y un volumen de color del 100%. Cuanto mayor sea este, mayor es el rango de colores que la pantalla puede reproducir y, por tanto, más fiel es al color real.
Para una pantalla LED es imposible competir con las OLED en la reproducción de negros profundos, pero las principales gamas altas de Samsung esta temporada incorporan una tecnología que minimiza la luz residual que llega a los puntos negros. Se queda algo por debajo del negro de las OLED, aunque está muy cerca.
Samsung, que sí apuesta por la tecnología OLED para sus teléfonos móviles, asegura que esta no es la mejor tecnología para las pantallas que tienen que estar mucho tiempo encendidas, como las de los televisores. Por eso, da una garantía de 10 años respecto al efecto de marcado de pantalla con imágenes fijas.
ELECCIÓN EN GAMA ALTA La rivalidad de los mejores televisores está entre los sistemas QLED y OLED
EXPECTATIVAS DE VENTAS Este año se venderán en España 3 millones de receptores, la mayoría en esta época
PROPENSIÓN A CRECER Los formatos de 55 pulgadas sustituyen a los de 40, y el tamaño medio llega a las 65
Con todas las ventajas y desventajas de cada tecnología de pantalla, esta es sólo uno de los componentes. Samsung utiliza el sistema One Connect, con el que separa la electrónica de la pantalla. Los circuitos y las conexiones van en una caja aparte que se puede situar de 5 a 15 metros de distancia. Entre la caja y la pantalla sólo discurre un fino cable por el que, además de la imagen, llega la electricidad que la alimenta. Desaparece así la habitual y molesta maraña de cables. Ese concepto de simplicidad se extiende a un mando universal minimalista que gobierna otros dispositivos, como el blu-ray, el ChromeCast, el Apple TV o el sintonizador de la televisión de pago.
¿Dónde está la diferencia entre todas las marcas (Panasonic, Philips, Sony, Bang & Olufsen) que tienen televisores OLED con el mismo panel de LG? En el procesado de la imagen. Cada compañía tiene sus propios procesadores que analizan constantemente las imágenes para reducir ruido y reproducir de la manera más fidedigna posible la señal de vídeo.
El procesador es hoy el auténtico corazón de cada televisor, aunque hay más tecnologías que intervienen en la reproducción, como los formatos de alto rango dinámico (HDR) –ver cuadro adjunto–, que ofrecen la imagen de una forma más parecida a como la capta el ojo humano, al destacar los colores brillantes y mostrar los tonos oscuros de una manera realista.
Los factores que influyen en la compra de un televisor son muchos más. La tendencia que se observa en el mercado es que crece el tamaño de las pantallas. En estos momentos se reemplazan muchas de 40 pulgadas por otras de 55. A efectos internos, las compañías consideran que, hasta 65 pulgadas, es un tamaño medio. El gran tamaño se reserva para pantallas casi de cine, de 70 a 85 pulgadas. Para estas, eso sí, hay que disponer de mucho espacio.