LA MÚSICA DE LA CIENCIA
Un biólogo guitarrista y un físico trombonista han realizado una investigación, premiada en Europa, sobre la relación que se establece entre la creatividad científica y la musical.
“El proceso científico tiene mucho en común con el de composición musical”, sostiene Salvador AznarBenitah, biólogo del Institut de Recerca Biomèdica (IRB) de Barcelona.
“Los dos son procesos creativos, hay muchos paralelismos entre ellos”, coincide Xavier Trepat, físico del Institut de Bioenginyeria de Catalunya (IBEC).
Aznar-Benitah y Trepat, que tienen sus laboratorios a 50 metros de distancia en el Campus Diagonal Sur de Barcelona, son los únicos investigadores españoles que han ingresado este año como nuevos miembros en la Organización Europea de Biología Molecular (EMBO, por sus iniciales en inglés), un honor que distingue a los mejores científicos del continente en el ámbito de las ciencias de la vida.
Han compartido otros honores en el pasado, como el premio Banc Sabadell de Investigación Biomédica (Aznar-Benitah en el 2014 y Trepat en el 2015) o el premio Vanguardia de la Ciencia (2017 y 2016, respectivamente). Pero lo que más les une es que ambos son músicos además de científicos.
Aznar-Benitah, que recibió una sólida formación musical como pianista en el conservatorio de Madrid, se enamoró después de la guitarra, que tocó en un grupo de rock formado por científicos y que sigue tocando a diario en su casa. “Tengo cuatro eléctricas, dos acústicas y esta más pequeña que me llevo cuando voy de viaje; cada una tiene su personalidad”, explica mostrando la que ha traído para la foto.
Trepat, por su parte, empezó con el piano de pequeño y se pasó después al trombón, que toca en el grupo de jazz La Locomotora Negra.
¿En qué se parecen la creación científica y la composición musical?
X.T. Hay un cliché que dice que los músicos son intuitivos y los científicos son racionales, pero es falso. El día que tienes una idea, en ciencia como en música, el proceso no tiene nada de racional. S.A.-B. Cuando compones una canción, no dices “voy a escribir una balada con tal o cuál estructura”. Las mejores melodías parecen surgir de la nada. Se te ocurren de repente. En ciencia las mejores ideas, y también las peores, surgen igual.
¿Nacen de la nada?
S.A.-B. Tienes que haber estado pensando mucho en un problema para que se te ocurra la solución. Pero, cuando al final se te ocurre, aparece de manera espontánea. No es distinto de lo que pasa en la múcualquier sica, donde las nuevas ideas surgen a partir de todo lo que has escuchado, interpretado y aprendido antes. X.T. Los dos son procesos creativos que tienen en común el rigor y la atención al detalle. Y los dos tienen un componente de esfuerzo individual, de muchas horas de trabajo solitario, que no se ve cuando escuchas un disco o cuando lees un paper. Es una manera de crear estructurada. S.A-B. Cuando empecé a estudiar armonía y contrapunto, una de las cosas que más me fascinó es toda la estructura matemática que encuentras en la música. Las fugas de Bach, por ejemplo, son matemática pura.
X.T. ¡Son matemática con sentimiento!
S.A.-B. Exacto. O Debussy, también es matemática con sentimiento. La separación entre artes y ciencias no tiene sentido. Pienso que científico se beneficiaría de estar expuesto a la música.
¿Ser músicos les ha ayudado en sus carreras científicas?
X.T. Una parte del trabajo científico consiste en presentar tus resultados en público ante un grupo de personas que ha venido a escucharte. A mí personalmente, haber empezado a hacer solos sobre un escenario antes que a dar conferencias me ha dado cierta seguridad. No me siento intimidado cuando estoy ante una audiencia. S.A.-B. Yo, en mis primeras conferencias, lo llevaba todo muy estructurado. Presentaba las hipótesis, los métodos de la investigación, los resultados, y de ahí no salía. No dejaba lugar a los sentimientos. Al fin y al cabo, se supone que una conferencia científica no es el lugar de hablar de sentimientos, ¿no es cierto? Pero después me di cuenta de que las