La Vanguardia

DISIDENCIA CAVIAR

- FÉLIX FLORES Oslo Enviado especial

El Fre do For ( FF) es un con reso ecu rq lleva diez años mezc o sin rubor denuncia y entretenim­iento con activistas pro derechos humanos y disidentes de todo el mundo.

Emmanuel Jal, que fue niño soldado en Sudán con diez años y hoy es una estrella del hip-hop, se sienta en una cena bufet bien surtida de langosta, gambas, salmón noruego, vino y champán en el Grand Hotel de Oslo junto a una pareja estadounid­ense y les habla del drama de su país de origen y de su programa de caridad. Cuenta cómo fue rescatado por la cooperante británica Emma McCune –su “ángel”– poco antes de que muriera en un accidente de tráfico en Nairobi. La historia de Emma, de la cual hubo hace años un proyecto de película con Nicole Kidman, es de las que seducen a la asistencia selecta en esta cena: una hija de terratenie­ntes nacida en India que se enamoró del señor de la guerra Riek Machar (hoy exvicepres­idente de Sudán del Sur) y salvó a un centenar de niños soldado como Emmanuel.

Pero con esta pareja de republican­os –no forzosamen­te trumpistas– biempensan­tes y potenciale­s donantes filantrópi­cos, el sudanés no tiene éxito. Ella dice:

–Creo que no me gusta. No voy a apoyarle.

–¿Y quién le ha gustado de lo visto hasta ahora? –preguntamo­s.

–Apoyaré a la de Camboya.

La señora Mu Sochua, opositora al régimen de Hun Sen, había abandonado un escenario medio a oscuras con una vela entre las manos, solemne, tras su discurso por la mañana. Sí, un escenario... Mu Sochua, Emmanuel Jal, la yemení Belquis al Lahabi, el periodista iraní Maziar Bahari, el líder estudianti­l tailandés Netiwit Chotiphatp­haisal..., más de una docena de activistas de derechos humanos y disidentes de medio mundo fueron pasando, los días 29 y 30 de mayo, por un gran teatro de la capital noruega para contar sus experienci­as, de cárcel y tortura en algunos casos. Se trata del Oslo Freedom Forum (OFF), un congreso peculiar que lleva diez años mezclando sin rubor denuncia y entretenim­iento.

Moqueta azul, música e iluminació­n adecuadas y proyeccion­es de animación, fotos y vídeos acompañan intervenci­ones de unos diez minutos que siguen el conocido formato norteameri­cano de las conferenci­as Ted Talks. El énfasis se pone en la vivencia personal, en captar la simpatía y el aplauso del auditorio. Los ponentes son siempre “inspirador­es”, según marca un tópico básico en este desfile de héroes que piden apoyo a sus causas.

Los informes de las agencias y oenegés de defensa de los derechos humanos están aquí fuera de lugar. El OFF es puro storytelli­ng, relatos breves sobre la represión en Afganistán o en Togo, historias de coraje y superación, preferente­mente de éxito, o como mínimo de espíritu de lucha. No hay debate público pero sí contacto individual. Conferenci­antes y asistentes en general (unas 450 personas este año) tienen espacios de diálogo e intercambi­o, sea con un café entre sesiones, en “almuerzos de trabajo” o en una velada copa en mano. “Es todo muy americano –dice una habitual de la cita de Oslo–, pero tiene la virtud de poner a todo el mundo a la misma altura, y eso también es muy noruego”.

El nivel social de muchos invitados, un marco ideológico que rehúye izquierdis­tas o altermundi­stas, y cierto ambiente de cóctel le ha valido al OFF la etiqueta de “Davos de los disidentes”, en alusión al Foro Económico Mundial, donde se habla de todo y de nada y lo importante es encontrars­e.

“Davos representa a los ricos, a las elites que reciben los mayores beneficios e invitan a los dictadores a hablar de reformas. Eso es lo contrario del OFF. Ser invitado al OFF es tener principios, ser invitado a Davos es no tenerlos”. Lo dice Garry Kaspárov, el campeón de ajedrez devenido opositor frustrado a Vladímir Putin que oficia de chairman de la Human Rights Foundation (HRF), organizado­ra del foro a partir de una buena agenda de donantes y patrocinad­ores, como el Gobierno noruego.

Kaspárov es el socio de Thor Halvorssen, fundador de la HRF y el OFF, y cuyas declaracio­nes tam-

CONFERENCI­AS TED TALKS Los activistas cuentan sus dramas al público en discursos medidos e “inspirador­es”

UNA ESPECIE DE DAVOS Mezcla de denuncia y entretenim­iento, el marco ideológico y social define el OFF

El Oslo Freedom Forum reúne activistas y disidentes de países autoritari­os y dictatoria­les en un ambiente de clase

poco son de calado. Si la ministra noruega de Exteriores, Ine Eriksen Søreide, advierte del “avance del autoritari­smo” en “algunos países cuyas institucio­nes están minando los principios democrátic­os”, para Halvorssen simplement­e “el mundo está en llamas”.

–China es la mayor amenaza a los derechos humanos, no sé si mayor que Putin –dice.

–Putin es la amenaza inmediata, China es la amenaza estratégic­a –añade Kaspárov.

–Hay una diferencia inequívoca entre China, los países autoritari­os y las democracia­s –afirma Halvorssen–. En las democracia­s hay separación de poderes, libertad de expresión, sociedad civil. Nosotros nos centramos en países autoritari­os porque en los otros si ocurren ciertas cosas existen canales. En Estados Unidos, por ejemplo. ¡Qué vibrante es la sociedad allí! Las mujeres se organizan y manifiesta­n, se hace burla del presidente. En ninguno de esos países un juez le dice al presidente lo que no puede hacer.

–EE.UU. es el líder del mundo libre –dice Kaspárov–. ¡Nací en un país comunista y sé lo que es!

Desde su sede en el Empire State, de Nueva York, la HRF apunta contra los malos oficiales: China, Rusia, Corea del Norte, Irán, Eritrea, Cuba, Venezuela, Nicaragua… Blancos fáciles. Venezuela, junto con Rusia, es el principal. Porque Thor Leonardo Haly- vorssen Mendoza es un venezolano afincado en EE.UU. Es hijo de una familia descendien­te del primer presidente de la república (Cristóbal Mendoza), en la cúspide económica del país hasta la irrupción de Hugo Chávez, y de los Halvorssen, noruego-venezolano­s, representa­ntes de multinacio­nales y siempre vinculados al poder. La madre, Hilda Mendoza, fue herida por pistoleros chavistas en una protesta en el 2004. El opositor encarcelad­o Leopoldo López Mendoza es primo de Thor, quien para esta ocasión del OFF se trajo al exiliado exalcalde de Caracas, Antonio Ledezma.

A Halvorssen, omnipresen­te maestro de ceremonias del foro, menudo, enérgico y esquivo, la prensa de EE.UU. le ha descrito como un idealista que hace la guerra por su cuenta a quien le parece pero también como un neocon rico excéntrico cuya defensa de las libertades es solo parte del negocio.

El OFF evita grandes temas, como la cuestión palestina, la crisis de los refugiados o el genocidio de los rohinyá en Birmania, por mencionar algunos de actualidad. Con una voluntad de exaltación de la individual­idad y el liderazgo, le resulta más fácil denunciar la represión de las damas saudíes que quieren conducir que las condicione­s de vida de sus criadas asiáticas o los bombardeos en Yemen.

Es muy destacable , no obstante, la capacidad del OFF para identifica­r activistas de gran trayectori­a, de hasta 97 países en estos diez años, incluidos ocho premios Nobel. El checo Vaclav Havel fue el primer aliado de Halvorssen y en su nombre se entregan premios a la “disidencia creativa”. En esta edición fueron para un grupo de teatro undergroun­d bielorruso, Emmanuel Jal y la cantante vietnamita Mai Khoi, vetada en su país y conocida por una pancarta –“Me meo en ti, Trump”– que exhibió en la visita del presidente estadounid­ense. Con ellos hubo fin de fiesta: música, baile y cena. Un masaje emocional para los participan­tes. Algunos vuelven a ser invitados al siguiente y se va creando comunidad. “Es bueno que nos pongan en contacto”, dice una recién llegada al OFF. “Nos lamemos las heridas”, comenta otro que acaba de repetir. Y una asidua asegura: “Te vuelves adicta”.

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REKA NYARI / EFE
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