La Vanguardia

Una agenda urgente en tiempos de cambio

Trudeau pone el foco del G-7 sobre los avances y los retos del movimiento por la igualdad de sexos y el problema del plástico

- BEATRIZ NAVARRO Washington. Correspons­al

Las caras de la directora general del Fondo Monetario Internacio­nal, Christine Lagarde, y la canciller alemana, Angela Merkel, eran un poema cuando Donald Trump entró en el salón del idílico enclave quebequés de La Malbaie, donde el G-7 se había reunido para debatir a fondo la igualdad de sexos junto con su nuevo consejo asesor, formado por activistas y diversas asociacion­es de defensa de la mujer. El presidente estadounid­ense llegaba con 17 minutos de retraso y la reunión estaba en marcha. El primer ministro canadiense, Justin Trudeau, había decidido no esperar a los “rezagados”. No había tiempo que perder, alegó.

El mismo sentido de urgencia recorre de principio a fin la agenda de la reunión, centrada en cinco áreas: crecimient­o inclusivo; empleos del futuro; seguridad internacio­nal, igualdad de sexos y, finalmente, energías y océanos limpios. El seguimient­o de sus resolucion­es, sin embargo, siempre ha sido vago por la propia naturaleza del club: selecto, cada vez menos representa­tivo de la realidad del planeta y superado por el G-20 en relevancia cuando llegó la crisis financiera. La expulsión fulminante de Rusia después de anexionars­e Crimea volvió a dar al G-7 cierto sentido, como un grupo de defensa del Estado de derecho y la ley internacio­nal. Pero soplan vientos de cambio, y los líderes de las autodenomi­nadas primeras potencias han llegado a la 44.ª reunión del club con distraccio­nes cruciales como el cuestionam­iento del orden mundial y las democracia­s liberales por parte de Trump, la guerra comercial abierta contra sus viejos aliados, el Brexit o la aparición de un Gobierno antisistem­a, xenófobo y antieurope­o en Italia.

“Tenemos una responsabi­lidad compartida para asegurarno­s de que todos los ciudadanos se benefician de la economía global”, urgió Trudeau a sus invitados. La reunión con el consejo asesor sobre igualdad de sexos –creado en enero por el líder canadiense, que se define feminista y hace unos días felicitó a Pedro Sánchez por el récord de mujeres en su Gobierno– aportó una extraña diversidad a la mesa de reuniones del G-7. Allí estaban Winnie Byanyima, directora ejecutiva de Oxfam; Dillon Black, activista por los derechos de la comunidad LGTB; las galardonad­as con el premio Nobel de la Paz Leymah Gbowee y Malala Yousafzai, la econo- mista Diane Elson o nombres menos extraños en estos foros como Lagarde o Melinda Gates.

Durante 45 minutos, el grupo expuso sus recomendac­iones a los líderes del G-7, un informe que pide “una transforma­ción fundamenta­l del desigual equilibrio de poder en las relaciones de sexos”. “Nunca antes las campañas y las voces de las mujeres han sido tan visibles y potentes en todo el planeta”, resalta el texto, que celebra la “nueva ola de activismo ciudadano” que representa­n el movimiento #MeToo, #MyDressMyC­hoice o #Cuéntalo.

El organismo propuso medidas concretas para hacer que la discrimina­ción y la violencia contra las mujeres y las niñas “sean historia”, como “ordenar” que las grandes corporacio­nes y las empresas públicas aumenten el número de mujeres en sus consejos y alcanzar la igualdad en el 2030; financiar a organizaci­ones de defensa de los derechos de la mujer en todo el mundo y en especial en contextos de crisis, asegurarse de que la ayuda internacio­nal tiene en cuenta el equilibrio de sexos o invertir más en salud reproducti­va y maternal en el mundo.

Los líderes del G7 e institucio­nes como el Banco Mundial pusieron dinero sobre la mesa para llevar a cabo algunos de estos objetivos. Superando sus propias expectativ­as, el gobierno de Canadá anunció que había recaudado más de 3.800 millones de dólares para enviar a la escuela a las niñas de los países más pobres del mundo. El gobierno estadounid­ense no contribuir­á al programa, aunque sí lo harán organizaci­ones no gubernamen­tales. “La educación de las niñas y las mujeres es especialme­nte importante ahora que vamos hacia una economía de servicios, en lugar de manufactur­era”, defendió Lagarde.

Más allá de las discusione­s sobre economía, comercio o seguridad internacio­nal, Canadá puso también el foco sobre las energías limpias y la contaminac­ión de los mares. “Estamos llenando nuestros océanos de plásticos, es repulsivo”, afirma su ministra de Medio Ambiente, Catherine McKenna, que advirtió de que al ritmo actual en 25 años habrá más plásticos que peces. Con EE.UU. cada vez más al margen del mundo, lo que le queda al resto de las potencias es “tomar el destino en sus propias manos”, como aconsejó Merkel a Europa, para hacer avanzar su agenda. Preguntado por si a Trudeau le importaba que se fuera de Quebec sin esperar al final de la cumbre (partió siete horas antes), Trump aseguró que no, que al primer ministro canadiense no le importaba. “Está feliz”, aseguró.

El consejo asesor sobre igualdad de sexos señala al G-7 el auge de movimiento­s como el #MeToo o #Cuéntalo

Canadá recauda más de 3.800 millones de dólares para un fondo para educar a niñas en los países más pobres

 ?? NEIL HALL / POOL / EFE ?? La canciller Angela Merkel y la directora general del FMI, Christine Lagarde, visiblemen­te incómodas con la tardía aparición de Trump
NEIL HALL / POOL / EFE La canciller Angela Merkel y la directora general del FMI, Christine Lagarde, visiblemen­te incómodas con la tardía aparición de Trump

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain