La Vanguardia

La compañera en momentos difíciles

- CARMEN DEL RIEGO

Bajo el manto de frialdad en el que se parapeta, se esconde una persona entrañable, a veces insegura, firme cuando está convencida de algo, y sobre todo fiel. Es la principal caracterís­tica que define a la que ha sido secretaria general del PP con Mariano Rajoy desde el 2008, cuando se puso a su lado y asumió el papel de número dos del partido en los peores momentos. Entonces se había puesto en cuestión el liderazgo de Mariano Rajoy y por primera vez se pedía en público su retirada, que dejara paso a otros líderes que dieran un nuevo aire al PP. Había perdido ya dos elecciones, las del 2004 y las del 2008, y el líder del PP pretendía la cuadratura del círculo: renovar el PP pero mantenerse él. Es decir, cambiar a todos los actores, pero de él para abajo.

Lo hizo y le salió bien, ya que tres años después Mariano Rajoy conseguía ganar las elecciones y hacerlo por mayoría absoluta, lo que le garantizó lo que hasta aquel momento se le negaba, ser presidente del Gobierno de España. Y eso lo logró un equipo liderado por Rajoy con María Dolores de Cospedal (Madrid, 1965) como la gran ejecutora de su proyecto de partido. Cospedal, casada con el empresario Ignacio López del Hierro, y con un hijo de 11 años, era ya presidenta del PP de Castilla-La Mancha cuando Rajoy le pidió que se convirtier­a en su mano derecha en Génova 13. Ya la había sacado de la confortabl­e Comunidad de Madrid, donde era consejera de Transporte en un gobierno de Esperanza Aguirre, para hacer la renovación en Castilla-La Mancha, y la dirigente popular lo había hecho sin rechistar. Entonces aquella comunidad era dominio exclusivo del PSOE, más concretame­nte de José Bono, y parecía imposible que el PP tuviera una oportunida­d. En las primeras elecciones, Cospedal mejoró los resultados electorale­s, pero quedó en la oposición. Para sorpresa de muchos, cuando fue nombrada secretaria general, tres años después, quiso mantener la presidenci­a regional del partido. Pero fue aún más extraño que se empeñara en seguir como secretaria general cuando ganó las elecciones que la convirtier­on en la primera presidenta de Castilla-La Mancha, dirigiendo el primer gobierno no socialista de la comunidad.

Rajoy se lo consintió. Había estado a su lado en los momentos más difíciles y no podía negarle nada. Quizá en algún momento deseó que saliera de ella dejar la secretaría general, pero nunca se lo pidió. Esos momentos tan difíciles hacen referencia no sólo a la época en la que Esperanza Aguirre, desde la sombra, con otros dirigentes populares, quisieron moverle el sillón, sino sobre todo al momento en el que el caso Gürtel y los papeles de Bárcenas le estallaron a Mariano Rajoy en la cara y el PP tuvo que lidiar con un asunto que al final, casi diez años después, ha terminado con su presidenci­a al frente del Gobierno de España y del partido.

Licenciada en Derecho por la Universida­d San Pablo CEU, María Dolores de Cospedal sacó las oposicione­s de abogada del Estado, puesto que ejerció en varios ministerio­s hasta que recaló como asesora en el gabinete del ministro de Trabajo y Asuntos sociales, en 1997, a la sazón Javier Arenas. Tras formar parte del gobierno regional de Esperanza Aguirre, aceptó el reto que le puso Rajoy de intentar lo imposible en Castilla-La Mancha, y lo consiguió. Su papel como número dos del PP estuvo marcado por el “despido en diferido” del tesorero del PP, que le persigue hasta ahora, y su imagen sufrió un revés, que se acrecentó por las conocidas tensiones con la otra mujer que ha acompañado a Mariano Rajoy en todo su liderazgo en el PP, Soraya Sáenz de Santamaría.

No ocultó su malestar con la vicepresid­enta cuando esta intentó desmarcars­e de los casos de corrupción que atenazaban al PP, diciendo que no tenía nada ver con el Gobierno, y por eso en los últimos años se empeñó en hacer sombra al poder omnímodo de la vicepresid­enta, más cerca de Rajoy en el Gobierno, de lo que podía estar ella desde el partido, y no paró hasta ser nombrada ministra, y de uno de los llamados ministerio­s de Estado, Defensa, lo que le acercaba a su rival tras perder la presidenci­a de Castilla-La Mancha. Quiso a toda costa, y en contra de la mayoría de las opiniones, mantener la secretaría general del PP, y lo hizo para compensar la influencia de Soraya Sáenz de Santamaría. Su gran rival, personal y política. De hecho, muchos creen en el PP que Cospedal sólo se presentará para presidir el PP si lo hace la exvicepres­identa, para contrarres­tar su poder.

La secretaria general ha tenido que lidiar con los escándalos de corrupción del PP aunque fueran del pasado

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BALLESTERO­S / EFE María Dolores de Cospedal, hasta ahora número dos del partido

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