¿Es niño o niña?
Basta con charlar con padres hipster en Suecia y Estados Unidos para darse cuenta de que está subiendo muchos enteros la llamada educación sin género, un movimiento aún embrionario en España pero del que sin duda se hablará cada vez más. Muchos estudios demuestran que buena parte de las diferencias entre hombres y mujeres son producto no de la biología sino de la cultura. Frente a ello, un número minoritario pero creciente de padres concienciados han decidido dar batalla al sexismo. Así, proliferan las jugueterías y las tiendas de muebles, decoración y ropa especializadas en productos neutros, no connotados. Hasta aquí todo bien y corresponde a cada familia decidir su modelo. Pero debo confesar mi espanto –tal vez no esté muy evolucionado– ante las manifestaciones más radicales del fenómeno, los padres que no se limitan a poner a sus hijos un nombre neutro, que sirva para los dos sexos –los más comunes son Max, Noa, Axel, Alex o Dani– sino que no le revelan al niño (o niña) su identidad de género hasta que cumple más o menos cinco años, mejor dicho, esperan a que lo escoja él. Una pareja canadiense, revela el Toronto Star, ha enviado un e-mail a familiares y amigos en el que pide que respeten la decisión y sigan el rollo cuando esté el pequeño/la pequeña Storm delante como “homenaje a la libertad de elección frente a la limitación”. En el Reino Unido, la pareja de diseñadores Beck Laxton y Kieran Cooper ocultaron el género de su hijo/a hasta que él/ella mismo/a pudiera decidirlo cuando tuviera cinco años, y estuvieron a punto por ello de perder la tutela, que menudo es el Estado británico para estas innovaciones. La profesora Jane Ward, de la Universidad de California, ha educado así a su hijo, poniéndole tanto faldas como tejanos para ir a la escuela, y a los 4 años el chaval le dijo que se identificaba con un niño pero que no quería dejar por ello de ponerse sus fantásticos vestidos femeninos.
La cuestión tiene derivaciones lingüísticas. Para no estar todo el rato con lo de “hombres y mujeres”, Suecia ha instaurado oficialmente un pronombre para el género neutro. Y han inaugurado la Nicolaigarden, el primer centro preescolar donde las referencias a lo masculino y lo femenino son tabú: los muebles están pintados de colores neutros, los juguetes no van por género, los profesores evitan los pronombres masculinos o femeninos (ni él ni ella), se han proscrito las palabras mamá y papá –se refieren a ambos como progenitor –yenvezde doctor o doctora se habla de profesional de la salud.
¿Esto es un mundo igualitario? ¿Seguro?