Detrás del show poco más hay
Promovida, generada, desarrollada y amplificada por él mismo, toda la dimensión extramusical de la actividad de Kanye West se está engullendo a pasos agigantados su indiscutible nivel artístico. O al menos hasta ahora. El caso es que una vez llegada la hora de la verdad, que no es otra que la de comprobar la valía de la obra músico-lírica del rapero estadounidense, hay tal cantidad de elementos exógenos que contaminan cualquier juicio: desde elogios indisimulados al muy blanco Trump hasta hacer coincidir la salida del disco con un restringido showcase, en su casa de Wyoming, donde asegura que escribió las piezas que conforman este Ye.
Obra breve en duración (menos de 25 minutos) y contenido, que motiva mirar con resignación y nostalgia a su anterior y fantástico The life of Pablo, de hace sólo dos temporadas. Las letras tratan de aquellas cuestiones sobre las que no ha dudado en pronunciarse con generosidad en los últimos tiempos pero al menos se agradece que lo haga con aparente sinceridad: desde las centurias de elegida (!) esclavitud en América (Wouldn’t leave) hasta el movimiento #MeToo (Yikes) pasando por Trump o su propia condición de bipolar (motivada por su consumo de drogas y a la que hace referencia en la portada del disco: “Odio ser bipolar, es maravilloso”). O el tema de arranque
Thought about killing you, donde aparte de transitar por el recurrente tema del suicidio, destila algunos de los mejores momentos musicales del volumen, junto a los dos cortes que le siguen, el citado Yikes y
All mine. Y tal como llegó, se desvaneció. Eso sí, el show continúa.
YE HIP HOP/
GOOD MUSIC/DEF JAM