Simona Halep gana en su tercer intento
A la tercera va la vencida. Fue así para la rumana Simona Halep, que ayer conquistó el Roland Garros, su primer Grand Slam, al derrotar a la estadounidense Sloane Stephens por 3-6, 6-4 y 6-1.
Tras perder el primer set, parecía que la rumana, actual número 1 mundial, volvía a tener gafe en una final. El título se le escapó en París el año pasado y también en el 2014. Tampoco lo logró en el último Open de Australia. Pero la mala racha había de romperse un día y Halep puso mucho de su parte para que así fuera. La rumana, de 26 años, jugó al ataque, con determinación, sin escatimar movimientos veloces en el fondo de la pista para llegar a las pelotas. La estadounidense, de 25 años y décima del mundo, estuvo mucho más lenta y menos ambiciosa, sobre todo en la segunda y la tercera manga.
A Halep le costó encontrar el ritmo y el acierto en sus golpes. Por eso la estadounidense se puso por delante en el arranque del partido y terminó ganando el primer set. Luego el panorama cambió. La agresividad de la rumana comenzó a dar frutos. Hubo varios breaks recíprocos en el segundo set, hasta que el marcador quedó en 4-4. Halep rompió el servicio de la norteamericana en el noveno juego y zanjó luego la manga con 6-4 a su favor. En el tercer set, el vigor de la rumana aumentó, mientras que Stephens se apagaba. El público animaba mucho más a Halep y se veían banderas rumanas agitándose a cada punto que conseguía. El 6-1 final fue merecido teniendo en cuenta del rendimiento de ambas.
En la ceremonia de entrega de trofeos participó Arantxa Sánchez Vicario, triple vencedora del torneo (1989, 1994 y 1998). Una vez coronada, Halep dijo lo habitual en estas ocasiones, que había soñado desde niña con esta victoria y que la pista central es su favorita. Stephens también tomó el micrófono. Le comentó a su rival que quedaba muy bien con la copa y que la merecía por ser la número 1 mundial. Halep le contestó con idéntico fair play, dándole ánimos, recordando que ha superado lesiones y augurando que jugará otras finales del Grand Slam. Todo se desarrolló en inglés. Los franceses no sólo no logran que sus jugadores lleguen lejos en el torneo sino que su lengua pierde cada vez más terreno.