La Vanguardia

La hora de la verdad

Trump y Kim Jong Un se citan mañana en Singapur para cambiar la historia

- ISIDRE AMBRÓS Singapur Enviado especial

La tranquila, próspera y ultramoder­na ciudad de Singapur concentra desde ayer las miradas de todo el planeta. Mañana acogerá la primera cumbre que sentará en una misma mesa al presidente de Estados Unidos y al líder de Corea del Norte. Donald Trump y Kim Jong Un se reunirán para hablar de la desnuclear­ización de la península coreana y de la posible firma de un acuerdo de paz que ponga fin oficialmen­te a la guerra de Corea, que terminó en 1953 con un alto el fuego. Un encuentro que puede cambiar el curso de la historia y que ha estado precedido por una intensa actividad diplomátic­a entre Washington y sus aliados asiáticos, por una parte, y Pyongyang por la otra.

Singapur y su población viven desde ayer, tras la llegada de los dirigentes, una sensación de agobio y tensión como segurament­e no habían experiment­ado nunca. El centro de la ciudad está bloqueado, numerosas calles están cortadas a la circulació­n y las fuerzas del orden, incluido el contingent­e de los aguerridos gurkas, controlan ese área y el acceso a la cercana isla de Sentosa. Allí, en el lujoso y apartado hotel Capella, construido en la década de 1880 y rediseñado por el arquitecto británico Norman Foster, se reunirán Trump y Kim.

Será, con toda probabilid­ad, un encuentro de alto voltaje y de resultado incierto, dada la personalid­ad de los dos protagonis­tas. Ambos son imprevisib­les, volátiles y fácilmente irascibles. No obstante, tanto Kim como Trump saben que no pueden fallar, que se juegan mucho y además quieren pasar a la historia como los protagonis­tas de la paz en la península coreana, aunque el inquibre lino de la Casa Blanca arriesga más. Donald Trump sabe que si fracasa se enfrentará a duras críticas políticas a pocos meses de las elecciones al Senado estadounid­ense y se desvanecer­án sus posibilida­des de aspirar al premio Nobel de la Paz por haber logrado la desnuclear­ización de Corea del Norte, una tarea en la que fracasaron todos sus antecesore­s en la Casa Blanca. Kim, en cambio, está a punto de ver coronados sus esfuerzos de ser tomado en serio por su enemigo histórico, firmar la paz con él y facilitar el desarrollo económico de su país, y si fracasa en la cumbre, lo achacará a la “falta de voluntad” de su enemigo.

Pero esta trascenden­tal cumbre entre Trump y Kim, la primera que tiene lugar entre un presidente de EE.UU. y un líder de Corea del Norte tras casi 70 años de confrontac­ión iniciados con la guerra de Corea y de 25 de negociacio­nes fallidas a cuenta del programa nuclear de Pyongyang, está llena de obstáculos. Uno de ellos es la desconfian­za mutua que subsiste, y otro –el principal– la búsqueda de un pacto sobre la desnuclear­ización del régimen norcoreano. Un compromiso so- el que funcionari­os de ambos países llevan semanas discutiend­o y que de alcanzarse podría transforma­r el panorama de la seguridad regional y mundial.

Las posiciones de partida son contrapues­tas. Washington exige la “completa, verificabl­e e irreversib­le desnuclear­ización” (CVID) de Pyongyang, que por su parte reclama una “completa, verificabl­e e irreversib­le garantía” de seguridad para su régimen (CVIG). Kim Jong Un no quiere ser víctima de una revuelta que

LA EXIGENCIA DE WASHINGTON “Desnuclear­ización completa, verificabl­e e irreversib­le” de Corea del Norte

...Y LA DE PYONGYANG “Garantía de seguridad completa, verificabl­e e irreversib­le” para el régimen norcoreano

acabe con su vida, como sucedió con los líderes de Libia e Irak, tras haber aceptado en su día deshacerse de sus programas nucleares. Trump apuesta, además, por mantener la máxima presión sobre Corea del Norte y no levantar las sanciones económicas hasta que Pyongyang entregue todo su arsenal atómico. Kim aboga por un calendario con un proceso “gradual y sincroniza­do”.

En las últimas jornadas, sin embargo, Trump parece haber flexibiliz­ado su postura y ha dado a entender que aceptaría un acercamien­to gradual. Se supone que a cambio Pyongyang haría entrega de parte de su armamento, un gesto simbólico que sumaría a los que lleva realizados Kim Jong Un desde que propuso reunirse con el presidente de Estados Unidos y que han pasado por destruir su centro de pruebas nucleares y la entrega de tres detenidos estadounid­enses. La realidad es que el reto que afrontan los dos dirigentes es enorme. Un estudio reciente del Centro de Seguridad Internacio­nal y Cooperació­n de la Universida­d de Stanford señala que se necesitará­n al menos diez años para realizar la completa desnuclear­ización de Corea del Norte. Un desmantela­miento que el profesor Kwon Hyuk Chul, de la Universida­d Kookmin, de Seúl, calcula que puede tener unos costes directos del orden de los 5.000 millones de dólares, que podrían elevarse hasta los 20.000 millones si se incluyen ayudas económicas.

Pero tanto Trump como Kim, que son consciente­s de que la desnuclear­ización será un proceso largo y lento, saben que tienen al alcance de la mano la posibilida­d de derribar el último símbolo de la guerra fría. En Singapur tendrán la oportunida­d de abordar otro tema que está en el origen de sus disputas: la firma de un acuerdo de paz que ponga fin a la guerra de Corea, un conflicto que permanece latente desde hace casi siete décadas y en el que murieron entre 2,5 y 3,5 millones de personas. Su rúbrica tendría repercusio­nes no sólo en el nordeste de Asía, sino en el planeta entero, ya que abriría la puerta al verdadero deshielo entre las dos Coreas.

La firma de un acuerdo de paz entre Trump y Kim alteraría por otra parte el actual equilibrio de fuerzas en el nordeste de Asia y tendría serías implicacio­nes en el pulso que mantienen Washington y Pekín por la hegemonía regional. Un acuerdo satisfacto­rio entre Corea del Norte y EE.UU. podría reducir la influencia china en Pyongyang, al tiempo que debilitarí­a el peso de Japón en la Casa Blanca y perturbarí­a a Rusia, que intenta expandir su presencia en esta parte del planeta.

Todo ello está en juego mañana Es la hora de la verdad.

 ?? TERENCE TAN / GOBIERNO DE SINGAPUR / EFE ?? El líder norcoreano, Kim Jong Un, llegó ayer al aeropuerto de Changi y se reunió con el primer ministro de Singapur, Lee Hsien Loong
TERENCE TAN / GOBIERNO DE SINGAPUR / EFE El líder norcoreano, Kim Jong Un, llegó ayer al aeropuerto de Changi y se reunió con el primer ministro de Singapur, Lee Hsien Loong
 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain