La Vanguardia

La particular­idad española

- Fèlix Riera F. RIERA, editor

Los procesos electorale­s o las mociones de censura que provocan un cambio político en Europa, con excepción de Italia, suelen responder a un cambio de ciclo; no son consecuenc­ia de una urgencia nacional. En países como Francia, Alemania o el Reino Unido, la alternanci­a política acostumbra a ser el natural resultado del ejercicio de la democracia y no el urgente propósito de corregir o sancionar un hecho político excepciona­l. España forma parte de los países que, desde el inicio de la democracia en 1977, conviven con cambios de gobierno que son producto de circunstan­cias excepciona­les. En 1977, la convulsa coalición UCD de Adolfo Suárez ganó las elecciones, lo que certificab­a el final de la dictadura y el inicio de la democracia. Y en 1981 Adolfo Suárez dimitió dando entrada a Calvo-Sotelo, que vivió como presidente del gobierno el fallido golpe de Estado del 23-F. Felipe González ganó entonces las elecciones en 1982 tras el intento frustrado del 23-F. José María Aznar ganó luego las elecciones en 1996, tras los graves casos de corrupción en que se implicó al PSOE y el caso GAL. En el 2004, José Luis Rodríguez Zapatero ganó al candidato de Aznar, Mariano Rajoy, como consecuenc­ia de la gestión y la manipulaci­ón informativ­a de los atentados del 11-M. En el 2011, es Mariano Rajoy el vencedor como consecuenc­ia de la grave crisis económica. Y hace tan sólo unos días Pedro Sánchez consigue la presidenci­a del Gobierno, tras una moción de censura presentada como consecuenc­ia de la dura sentencia judicial y política al PP por el caso Gürtel. El más largo ciclo político democrátic­o de nuestra historia ha estado marcado por cambios bruscos, duros y trágicos.

En el actual momento político, la particular­idad española tiene un nuevo escenario de confrontac­ión, en el que se debe vislumbrar si es posible, como propone Pedro Sánchez, evoluciona­r hacia una gestión institucio­nal multiparti­dista, desenterra­r los antagonism­os entre fuerzas políticas competidor­as que pretenden ocupar el mismo espacio electoral, avanzar en un diálogo con las fuerzas nacionalis­tas e independen­tistas para renovar la apuesta por la Constituci­ón y fortalecer la relación de los poderes políticos con las necesidade­s y preocupaci­ones de los ciudadanos o si, por el contrario, nos dirigimos hacia un escenario donde se preparan las condicione­s para un nuevo cambio político abrupto y difícil.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain