Arrojada una bebé de horas a un patio de luces de una finca de Gràcia
Fue la vecina del 3.º 2.ª del número 231 de la calle Roger Flor la que al asomarse ayer por la mañana a tender la ropa observó allí abajo, en el patio de vecinos, lo que le pareció una muñeca. Se trataba de una bebé que todavía tenía el cordón umbilical. El grupo de homicidios de los Mossos d’Esquadra de Barcelona, con el apoyo de la unidad de investigación de la comisaría de Gràcia, trataban ayer de identificar a la madre.
Los forenses, en la autopsia, determinarán si el cuerpo fue arrojado desde una de las ventanas o balcones de los lavaderos de las dos fincas con vistas al patio de luces en el que fue hallado el cuerpo de la pequeña o si alguien lo depositó allí abajo. Lo lógico es pensar que fue arrojado desde lo alto, porque al patio sólo se accede a través de una puerta de la que únicamente tienen llave tres vecinos. La presidenta de la comunidad, el presidente en funciones, Emilio Pineda, y un tercero.
Pineda fue de los pocos inquilinos de la finca que se prestaron a atender a los medios de comunicación que se concentraron a las puertas del edificio. Casi todos los vecinos, en su mayoría inquilinos de edad que llevan toda la vida residiendo en esta escalera, estaban muy afectados por el hallazgo. El hombre no recordaba haber visto en el bloque a ninguna mujer embarazada, “pero bueno, hay tres o cuatro pisos que se alquilan y que no los tengo tan controlados”.
El domingo se asomó por última vez desde su lavadero al patio de vecinos. Lo recuerda perfectamente porque es el encargado de controlar que el desagüe esté limpio y no haya riesgo de que el agua de lluvia se quede atrapada. Y no vio nada más que mucha suciedad. De hecho, había decidido que el martes, ayer, bajaría a barrer.
Al llegar a su casa, tras una gestión en Vilanova i la Geltrú, casualmente con un familiar de la pequeña de 13 años asesinada el lunes pasado en la capital del Garraf, Pineda ya vio a los Mossos d’Esquadra, a los de uniforme y a los de paisano.
Tras el aviso de la vecina, y después de confirmar que la bebé estaba muerta, se alertó al juez de guardia, que autorizó el levantamiento del cadáver. Durante todo el día los investigadores fueron puerta por puerta de todos los inquilinos de los bloques más próximos al lugar donde apareció el cadáver preguntando si recordaban haber visto alguna embarazada. Mientras, la policía científica precintó el acceso al patio de luces y buscó huellas dactilares en alguna zona común de la escalera, como los buzones, donde parecía que podía haber un rastro con sangre, como si la persona que arrojó el bebé tuviera una mano manchada y se hubiera recostado en ellos.
Anoche, el grupo de homicidios y los investigadores de la comisaría de Gràcia seguían buscando y haciendo diferentes gestiones, sin tener éxito. Casa por casa, los policías accedían y preguntaban por mujeres del barrio de las que recordaran pudieran estar en una avanzado estado de gestación.
También repasaron los hospitales de la zona para controlar las visitas a los servicios de ginecología de alguna mujer que estuviera a punto de dar la luz en el barrio. No son nada sencillas las investigaciones de bebés recién nacidos y abandonados. El último hallazgo, pero con un bebé que ya tenía casi un año, apareció a finales de mayo en la planta de residuos de Sant Adrià del Besòs. La investigación sigue abierta.
Los Mossos recorren, piso a piso, las fincas vecinas para tratar de dar con la mujer que abandonó a la pequeña