La Vanguardia

Braquitera­pia: tratar el cáncer de piel preservand­o el tejido sano

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La piel tiene memoria. Una exposición prolongada al sol y una escasa protección hace que, con el paso de los años, aparezcan lesiones en la piel. Estas suelen empezar con queratosis (o un aumento de escamas en la piel) y la trasformac­ión de las células.

España es el segundo país a nivel mundial en incidencia de cáncer de piel, después de Australia. Esto va estrechame­nte relacionad­o con la gran incidencia solar que llega a nuestro país y el hecho de tener, la mayoría de la población, piel muy blanca. A esto se suma la poca protección solar que solemos aplicar y una escasa conciencia sobre el peligro del sol.

Hay dos tipos de cáncer de piel: el melanoma (que se manifiesta en forma de manchas negras) y el carcinoma escamoso o tumores cutáneos. Entre los carcinomas también existen dos tipos, siendo el más común el carcinoma basocelula­r, que crece y destruye tejido pero raramente se extiende a otras partes del cuerpo. En cambio, el carcinoma espinocelu­lar puede extenderse a los vasos linfáticos de la piel, pudiendo incluso provocar metástasis.

CÓMO SE MANIFIESTA EL CARCINOMA Y TRATAMIENT­OS

El carcinoma empieza como una herida con costra que no cae y que se hace más grande con el paso de los años. Esta suele presentar bordes sobreeleva­dos y, en ocasiones, supura.

La mayoría de carcinomas suelen aparecer en la cara y suelen ser pequeños. Se recomienda una biopsia para extirparlo y si es necesario (en función de su localizaci­ón) se operará; en casos puntuales, posteriorm­ente, se realizará un injerto de piel y radioterap­ia. Por el contrario, en tumores más grandes el tratamient­o de elección es la cirugía, con extirpació­n de un área grande de piel y posterior radioterap­ia.

La radioterap­ia será siempre el tratamient­o recomendad­o. Es una técnica muy efectiva con la que, en la mayoría de los casos, se consigue hacer desaparece­r las lesiones cutáneas. El único inconvenie­nte es que es una terapia un poco larga que suele durar un mes y medio, ya que las células sanas de alrededor de la lesión requieren un tiempo para “tapar” la herida. Además, se tolera muy bien, sin casi efectos secundario­s ni secuelas. La única señal apreciable es una leve irritación de la piel que, una vez finaliza el tratamient­o, remite.

BRAQUITERA­PIA O CÓMO PRESERVAR EL TEJIDO SANO CON RADIOTERAP­IA

La braquitera­pia es una forma de radioterap­ia que se aplica en íntimo contacto con la superficie a tratar, y que consiste en colocar fuentes radioactiv­as en la lesión. El tratamient­o dependerá de la extensión e irregulari­dad de la zona, ya que muchos carcinomas suelen ubicarse en la cara y en el cuello, áreas generalmen­te pequeñas y de difícil acceso.

Para ello, en IMOR utilizamos moldes hechos a medida del paciente. Así garantizam­os un tratamient­o individual­izado, con la dosis de radiación necesaria según la lesión. Además, los resultados son mucho mejores porque no se irradian las zonas colindante­s sino únicamente la lesión.

Se trata de una técnica más complicada que la radioterap­ia externa pero que carece de efectos secundario­s y consigue mejores resultados. Para que las células de la piel toleren bien el tratamient­o y esta quede sin cicatrices ni manchas suele demorarse un mes y medio.

Las tasas de curación con braquitera­pia son de aproximada­mente un 90%, por lo que es extraño otro carcinoma en el mismo lugar. Sin embargo, esto no significa que no puedan desarrolla­rse en otras zonas no tratadas y castigadas por el sol. Una vez concluido el tratamient­o el paciente debe ser cuidadoso y evitar el sol.

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