Su libertad, lo más valioso
Después de superar a Marisol, Pepa Flores también se hartó y pasó a ser simplemente Pepa, una mujer alejada desde 1983 de toda presencia pública, refugiada en su hogar malagueño y en una vida discreta con sus hijas y su último compañero. “Su silencio es una conquista personal cargada de dignidad”, opina García Gil, quien recuerda que la artista renunció incluso a los derechos que generaba su carrera musical para conseguir desligarse de la discográfica Zafiro. “Renunció a todo por su libertad”, remacha el autor.