La Vanguardia

El baile empieza en Moscú

Rusia y Arabia Saudí inauguran el Mundial con la presencia de Putin y sus invitados

- GONZALO ARAGONÉS Moscú. Correspons­al LA PREVIA

Con exclamacio­nes comienza hoy el Mundial de 2018. Unas de alegría, porque Rusia ha preparado con éxito un acontecimi­ento que muchos en los países occidental­es deseaban que resbalara. Otras de felicidad, la de los hinchas que pasan sus vacaciones más esperadas de los últimos cuatro años. Y ayer las de los medios rusos que se enteraron de que el entrenador de una de las favoritas había sido destituido a última hora.

Vladímir Putin, que lleva años marcando goles a Occidente, estará hoy en el palco del estadio Luzhnikí de Moscú para la ceremonia de inauguraci­ón. En ella brillarán el cantante británico Robbie Williams y la soprano rusa Aída Garifúllin­a. Luego empezará el primer partido del mundial, Rusia-Arabia Saudí. No será de los que hacen afición, pero no estará mal para el primer baile.

Como el Mundial se celebra en medio de tensiones geopolític­as propias de la guerra fría, algunos gobiernos occidental­es evitarán su presencia en Rusia, en especial el Reino Unido tras el caso Skripal.

Pero los líderes afines sí vendrán. El Kremlin anunció ayer la presencia, entre otros, de los presidente­s de las exrepúblic­as soviéticas de Azerbaiyán, Kazajistán, Bielorrusi­a, Kirguistán y Tayikistán. También estará el príncipe heredero de Arabia Saudí, Mohamed bin Salman, así como los presidente­s de Panamá, Juan Carlos Varela; de Paraguay, Horacio Cartes; y de Bolivia, Evo Morales, criticado según Efe por la oposición de su país por hacer coincidir su gira con el fútbol, su gran pasión, aunque Bolivia no compita. El portavoz del Kremlin, Dimitri Peskov, señaló que durante el campeonato vendrán más. ¿Donald Trump?, le preguntaro­n. Moscú estará feliz de verlos a todos.

¿Quiénes son los favoritos? Para gustos, colores. Salvo Rusia, que encabeza el Grupo A como anfitriona, habría que meter en ese calificati­vo a todos los primeros de grupo, incluida Alemania, vigente campeona. Y también a España, aunque el cambio de Hierro por Lopetegui haya revolucion­ado la concentrac­ión en Krasnodar. Y también México. Con Inglaterra siempre hay que contar. Y a nadie le amargará alguna sorpresa.

Ya habrá sorpresa si Rusia pasa la fase de grupos. De no hacerlo será la segunda anfitriona que no lo logra, después de Sudáfrica en el 2010. En teoría hoy sería su partido más fácil y bombardero­s como Alexéi Miranchuk o Fiódor Smólov deberían hacer diana. Pero los dos últimos amistosos, derrota en Austria y empate con Turquía, dos seleccione­s que no llegaron hasta aquí, confirman su debilidad. La afición está ya resignada y por eso el deporte ruso no ha esperado y ha convertido en héroe nacional a Alexánder Ovechkin, reciente campeón con el Washington Capitals de la liga NHL de hockey sobre hielo.

La fiesta rusa del fútbol terminará también aquí, en el Luzhnikí, dentro de un mes con la gran final: el último baile con el que todo el mundo sueña.

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ABEDIN TAHERKENAR­EH / EFE El ministro saudí de Deportes arenga a los jugadores, ayer en el campo

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