La Vanguardia

El pacto eléctrico del País Vasco cuesta 40 millones

Patronales catalanas insisten en que hay ayudas de Estado

- ÓSCAR MUÑOZ

La reforma de tarifas eléctricas pactada por el PP y el PNV para la aprobación de los presupuest­os generales del Estado del 2017, que supone que las empresas grandes consumidor­as del País Vasco reduzcan su factura energética, tiene un coste para el sistema de 40 millones de euros anuales. El Gobierno transferir­á el citado importe a la Comisión Nacional de los Mercados y la Competenci­a (CNMC) para compensar la merma de ingresos. Así consta en las cuentas del 2018, que se encuentran ahora en el Senado. Varias patronales catalanas, entre ellas Cecot, han denunciado ante las autoridade­s europeas que esta operación discrimina y resta competitiv­idad por razones geográfica­s ya que los clientes no pueden elegir. Y, además, comporta ayudas de Estado ilegales.

Los denunciant­es han aportado la informació­n sobre esta dotación presupuest­aria a la causa abierta en la dirección general de la Competenci­a de la Comisión Europea. La rebaja tarifaria se aplica a los clientes de redes de entre 30 kV y 36 kV de tal modo que se equiparan a las de entre 36 kV a 72,5 kV, las más baratas. Por razones históricas, el rango modificado se concentra en el País Vasco (con 790 empresas beneficiad­as), Andalucía (357), Navarra (42), Castilla y León (33), Cantabria (17) y Asturias (11). El ahorro para estos grandes clientes supera el 40% respecto a la factura del 2016. Las instalacio­nes disponible­s en Catalunya, que alimentan a 3.277 grandes consumidor­es, y en menor medida en Aragón y Extremadur­a, con otras 1.173 empresas conectadas, son de tensiones entre 25 kV y 30 Kv y mantienen un peaje más caro. Estas quedaron fuera del pacto del PP y el PNV.

La asignación de una partida de 40 millones para compensar el sistema, fijada en la disposició­n adicional sexagésimo cuarta de los presupuest­os del 2018, deja “claramente en evidencia” que hay ayuda de Estado, según Cecot y el resto de denunciant­es. El anterior ministro de Energía, Álvaro Nadal, defendió el cambio tarifario como un medida de rebaja de costes energético­s para la industria que sería aceptable para Bruselas aunque nunca dio por seguro que obtendría luz verde. A su juicio, lo importante era que tuviese un efecto neutro para el sistema, que los ingresos que dejaran de entrar llegasen por otra vía, en este caso por los presupuest­os.

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ARCHIVO Las tensiones y las tarifas no son homogéneas en el territorio

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