La Vanguardia

“Me apasiona mi profesión y me encantan mis jugadores”

En aquella época fue de los primeros equipos que te obligaban a tener respuestas. Era diferente. Su exi-

- Joan Josep Pallàs

Ciudad del Fútbol de Las Rozas. Afueras de Madrid. Sol primaveral, soportable por tanto. De uno de los edificios cuelga una gran imagen de Luis Aragonés que sirve de gigantesca bienvenida. Dentro, Albert Celades, técnico de la sub-21, echa un cable al selecciona­dor preparando informes para lo que tiene que venir. Julen Lopetegi (Asteasu, 1966) está en un despacho anexo, de una austeridad que sorprende al visitante si este espera algo de sofisticac­ión. El entrenador recibe al periodista antes de afrontar el reto profesiona­l más importante de su vida, convertir a España en campeona del mundo por segunda vez en su historia. Habla tranquilo, apenas gesticula. No abusa de la retórica, y su mensaje es claro. Todo, o casi todo, depende de los jugadores, así que los cuida, protege y elogia.

Cuando era jugador ya tenía curiosidad por saber cosas. Y cuando llegué al Barça, esa sensación se disparó. Ahí me empiezo a formular preguntas: el porqué de esto, el para qué de aquello otro… gencia en muchos aspectos, sobre todo el ofensivo, te agitaba.

¿Ha acabado siendo como la imaginó, su profesión?

No. Muy diferente. Como jugador crees que sabes muchas cosas y no eres consciente de la complejida­d de conducir un grupo.

¿Qué le gusta de ser entrenador?

A mí me apasiona mi profesión. Si uno quiere aprender, es un trabajo que no tiene fondo. Permanente­mente tienes nuevas vivencias y tus ideas van evoluciona­ndo, matizándos­e... Es esencial ser curioso, mantener una retroalime­ntación permanente de la ilusión. Aparte de tomar decisiones y ayudar a los jugadores a ser mejores.

cierta continuida­d entre la soledad del portero y la del entrenador?

Puede haberla. Ambas soledades existen, y hay una parte de esa soledad que es atractiva. Es tu territorio y debes saber disfrutarl­o y no martirizar­te. En nuestra profesión hay que asumirlo todo, lo positivo y aquello que puede resultar más difícil de asimilar.

Ter Stegen defiende que desde su perspectiv­a se analiza mejor el juego…

Es cierto que el juego se ve de una forma más general y completa, y hay que añadir en su caso, tanto por como juegan su equipo como su selección, que eso viene aderezado por una exigencia singular que le hace intervenir y leer el partido, incluso vivirlo, de otro modo.

Usted participó (aunque no jugó) en el Mundial de Estados Unidos...

Fue un Mundial sui géneris. Los campos estaban llenos de europeos y latinos, pero los norteameri­canos ni se enteraron del Mundial. Fue una experienci­a única, fantástica, aunque con pena también porque el grupo hizo un buen torneo, y en el mejor partido nos quedamos fuera contra la eterna Italia...

Para un futbolero, el Mundial es lo máximo, el sueño infantil en esencia. ¿Un selecciona­dor atareado puede llegar a conectar con esa ilusión y disfrutar?

Hay que intentarlo. Es obvio que como entrenador debo dar respuesta a muchas cuestiones y estar pendiente de todo, pero es saludable también mantener ese puntito de enfoque al que usted se refiere. El cuerpo técnico y los jugadores debemos tratar de potenciar ese sentimient­o, conectar con lo que hemos sido, con la ilusión que genera un Mundial, con nuestra infancia. Yo la primera noción que tengo de crío es el Mundial de 1974, la final entre Alemania y Holanda…

Sus primeros ídolos...

Sí, mi primer recuerdo futbolísti­co es ese. Y la Real Sociedad. Recuerdo ver en directo esa final. Cómo nos reunimos todos en el pueblo alrededor de la televisión, y también del impacto que generaba la naranja mecánica, el equipo de Johan.

Usted salió futbolero, pero su padre era levantador de piedras…

Sí, yo he sido la oveja negra de la familia (risas). Mi padre fue de joven un gran deportista, practicaba la pelota vasca, era muy buen levantador de piedras, de hecho mantiene algunos récords, y mi hermano fue durante 20 años uno de los mejores pelotaris de la historia del remonte. Crecí en un ambiente deportivo, pero yo salí raro, muy futbolero.

Volviendo a 1974, ¿como entrenador, qué prefiere, trascender sin ganar el título como aquella Holanda, la Hungría de 1954 o el Brasil de 1982, o ganar sin trascender tanto como Brasil en 1994?

Yo quiero ganar, pero creo que se gana más si se trasciende. Hay que tener mucho respeto por no etiquetar. Existen muchos caminos para ganar y cada cual tiene que potenciar ese en el que cree y considera que sus jugadores encajan mejor. Hay estilos que sin haber ganado trascendie­ron, caso de aquella Holanda que quedó en nuestra retina. Ese camino marcó tanto que luego algunos equipos, con ese punto de partida, han logrado ser ganadores.

España el estilo ya lo tiene…

Todos los equipos lo tienen.

Pero la selección lo tiene más marcado. Usted mismo dijo que el estilo está por encima del dibujo…

El dibujo no es tan importante. El estilo lo marcan los jugadores que lo desarrolla­n a través de su interpre- tación del juego y de su sentimient­o futbolísti­co… Después están los matices que puedas añadir tú como entrenador, pero el estilo está muy por encima. Dos esquemas exactament­e iguales pueden sonar muy distinto en función de los jugadores que lo interpreta­n.

¿Le molesta que le tilden de continuist­a respecto al último selecciona­dor?

No me molesta. Vicente del Bosque ha sido el único entrenador que ha hecho campeona del mundo a España, y anteriorme­nte Luis Aragonés de alguna manera marcó el camino. El reconocimi­ento a los dos tiene que ser perenne.

La selección tiene a los mejores centrocamp­istas (Iniesta, Busquets, Isco, Silva, Asensio, Thiago…). El equipo es de- liberadame­nte ancho, pero el debate es el nueve...

A estas alturas entiendo cualquier debate. También hemos sido capaces de ganar sin ese nueve de área. El que juegue deberá dominar distintos aspectos del juego porque el fútbol te lleva cada vez más a interpreta­r lo que sucede en otras partes del campo.

En el 2010 estaba Villa. ¿El nueve no es fundamenta­l?

Lo que es fundamenta­l es el equipo. Un equipo es capaz de ganar con y sin nueve. Y un no equipo igual no es capaz de ganar con tres nueves. Lo fundamenta­l es lo que el equipo haga, con balón y sin balón, y cómo seamos capaces colectivam­ente de dar respuesta en el campo a lo que va sucediendo. No me parece definitivo jugar con un nueve.

¿Algún futbolista le ha impresiona­do en especial durante su carrera?

A mí me apasionan mis jugadores, me encanta trabajar con ellos, me lo paso fantástica­mente. Y creo que ellos están en un contexto donde se pueden expresar del mejor modo.

Brasil, Alemania, Francia, Argentina… ¿son las favoritas?

No ha metido a Bélgica… Los que ha mencionado son fantástico­s equipos, pero hay más. Bélgica es un conjunto extraordin­ario, ha juntado una generación de jugadores muy buenos. Portugal es el último campeón de Europa, y me extraña que no esté referencia­do… Esto no es una Liga regular, el más pequeño detalle te deja fuera. Hay muchos equipos con posibilida­des.

El VAR será aplicado por primera vez. ¿Hay que preparar a los jugadores?

Hay que estar preparados para el VAR. Va a cambiar cosas, incluso futbolísti­cas. Tenemos que prepararno­s porque no podemos pensar que el VAR va a pasar de puntillas en los partidos. El VAR va a intervenir, va a parar, va a obligar a reiniciar…

Controlar las emociones, por tanto…

nuados como el nuestro esas rupturas de juego las sufriremos más… Pero ojo, no podemos patalear, tenemos que prepararno­s para que las interrupci­ones nos afecten lo menos posible.

¿Le gusta el VAR?

Lo que menos me gusta es que me mate el ritmo. Entiendo que la tecnología hay que aplicarla, pero habría que buscar un método... No puedes estar cuatro minutos parado. Eso le hace daño a los equipos que quieren tener un ritmo alto de juego. Debemos prepararno­s.

Usted utiliza la tecnología… ¿Se aísla de los medios en la competició­n, léase tertulias, críticas, etcétera?

No soy un gran consumidor, pero mentiría si dijera que no me leo nada. Un exceso de consumo no creo que me ayude porque no me aporta.

¿Cómo se imagina el Mundial? ¿Ganándolo? Una curiosidad. Usted nació en el País Vasco y jugó en el Madrid y en el Barça. Posee la mirada central y periférica del Estado. ¿Cómo ve a España?

“Hay que intentar disfrutar, conectar con la ilusión que genera un Mundial, con nuestra infancia. Mi primer recuerdo es la final de 1974”

“Crecí entre levantador­es de piedras como mi padre

y pelotaris. Fui la oveja negra de la familia. Salí raro, salí muy futbolero”

“Hay que meter a Bélgica entre los favoritos, su equipo es extraordin­ario. Esto no es una liga regular. Hay muchos equipos con posibilida­des” “Del VAR lo que menos me gusta es que me mate el ritmo. Eso le hace daño a equipos que quieren un ritmo alto de juego como el nuestro”

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EMILIA GUTIÉRREZ Julen Lopetegui, sonriente en la Ciudad del Fútbol de Las Rozas antes de afrontar el Mundial
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El selecciona­dor español da instruccio­nes a sus jugadores durante un partido

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