El rival es la irregularidad
El equipo balcánico confía en un centro del campo de lujo
La presentación de Croacia en la Copa del Mundo fue deslumbrante, con un tercer puesto en Francia 1998 alcanzado por una generación de futbolistas compuesta por nombres legendarios como Boban, Prosinecki, Jarni, Stanic, Vlaovic y liderada por Suker, máximo realizador del torneo. El fútbol colocó al joven país balcánico en el mapa, explica el actual seleccionador, Zlatko Dalic: “Croacia había logrado su independencia a principios de la década de 1990, y aquel Mundial fue poco después de la guerra, cuando cada partido de la selección trascendía el fútbol. Aquella selección, y aquel Mundial, fue nuestra manera de presentar Croacia ante el mundo”.
Pero en sus tres posteriores participaciones (2002, 2006 y 2014) los ajedrezados no consiguieron superar la fase de grupos. Demasiada irregularidad en las amalgamas de futbolistas de calidad que actúan en competiciones muy dispares, la gran mayoría en el extranjero. Por culpa de esta intermitencia el equipo tuvo que recurrir a la repesca (contra Grecia) para clasificarse para Rusia.
El 21 de junio, en Nizhni Nóvgorod se verán las caras Ivan Rakitic y Leo Messi, camaradas en el Barcelona y fuertes adversarios en el grupo D, en el que Croacia y Argentina esperan hacer valer su potencial frente a Islandia y Nigeria. Con Rakitic, Modric, Kovacic, Badelj o Brozovic, futbolistas enrolados en clubs punteros, los balcánicos pueden presumir de centro del campo y de equipo capaz de practicar un juego dinámico y de cambiar marcadores a base de estallidos de inspiración. Pero también pueden hacer todo lo contrario. En su anterior comparecencia internacional, en la Eurocopa del 2016, mostraron mayor talento que Portugal en la eliminatoria de cuartos, pero no supieron aplicar la profundidad necesaria y terminaron eliminados con un gol de Ricardo Quaresma en el minuto 117.
El triunfo es producto de combinaciones de factores y a Croacia suele faltarle alguno. Es trabajo de Zlatko Dalic conceder identidad, cohesión y continuidad a una plantilla heterogénea y demasiado proclive a los cambios de estado de ánimo en función de los avatares de los partidos. Su antecesor, Ante Cacic, fracasó en el intento y fue destituido en el tramo final de la clasificación, cuando la presencia en Rusia estaba en riesgo.
Un repaso a la lista de convocados y sus clubs de origen confirma que el país que se dio a conocer gracias al deporte –el fútbol, pero también el baloncesto– dispone de potencial para acercarse a la proeza de 1998, cuando eliminó a Rumanía y Alemania y cayó en las semifinales contra la anfitriona y posterior campeona del mundo, Francia. Curiosamente, Croacia y Argentina quedaron encuadradas en el mismo grupo y consiguieron la clasificación para las eliminatorias. Lo mismo que buscan ahora.