La Vanguardia

El BCE dejará de comprar deuda en diciembre

Draghi descarta subir tipos antes del verano del 2019

- LALO AGUSTINA

El 26 de julio del 2012, Mario Draghi, presidente del Banco Central Europeo (BCE), dijo en una conferenci­a en Londres: “Dentro de nuestro mandato, el BCE está preparado para hacer lo que sea necesario para preservar el euro”. Tras unos segundos, el banquero italiano añadió: “Y, créanme, será suficiente”. Seis años y 2,5 billones de euros después –los que llevará inyectados a la economía de la eurozona el próximo 31 de diciembre–, la eurozona crece a buen ritmo, la inflación ya ha aparecido y, en consecuenc­ia, el BCE retirará por fin sus manos del mercado.

Ese fue el anuncio principal, largamente esperado por todo el mundo, que hizo ayer el banco central en Riga (Estonia) al término de su reunión de política monetaria. El programa de compra de bonos –quantitati­ve easing, en la jerga– estaba pautado hasta el próximo septiembre a razón de 30.000 millones de euros mensuales. Ayer, como estaba también más o menos previsto, se prolongó tres meses más para hacer menos abrupta la retirada y se redujo a 15.000 millones al mes.

De momento, nada más. El BCE dio ayer el paso decisivo para dejar atrás el periodo de política monetaria expansiva más largo y potente de la historia, pero se guardó algunos comodines en la manga, por si acaso. Un día después de que la Reserva Federal de Estados Unidos subiera los tipos hasta el 2% y anunciara dos nuevas alzas este año, Draghi dijo que no prevé mover el precio del dinero, en el 0%, al menos hasta el verano del 2019. También recalcó que, si fuera necesario, prolongarí­a de nuevo el programa de compra de bonos.

En los peores momentos de la eurozona –cuando se temía por la continuida­d del euro en el 2012 y después–, el BCE jugó la carta de dar certidumbr­e al mercado y ahora, con las aguas mucho más calmadas, sigue en la misma posición. Ayer, el tema fue Italia, donde los primeros compases del gobierno del Movimiento 5 Estrellas y la Liga Norte llevaron la inquietud a los mercados por los mensajes sobre su continuida­d en el euro o el pago de la deuda.

Draghi, acusado en algunos ámbitos de su país de no haber actuado para defender la deuda italiana de los especulado­res, evitó referirse directamen­te a Italia. Pero su mensaje no admitió dudas sobre que el BCE garantiza el mantenimie­nto del statu quo en la eurozona: “El euro es irreversib­le, es la divisa de 340 millones de personas y disfruta ahora de un apoyo del 74% de los ciudadanos de la zona euro y hoy hay más países quieren unirse al euro”, zanjó el banquero.

El presidente del BCE sostiene que la moneda común es irreversib­le y evita hablar de la crisis italiana

El BCE no parece preocupado por la ralentizac­ión de la economía que se detectó en el primer trimestre del año ni se turba en exceso por las amenazas del proteccion­ismo de la administra­ción Trump. Los economista­s del banco anunciaron ayer que han rebajado sus previsione­s de crecimient­o de la eurozona para este año tres décimas hasta el 2,1% y han subido las de la inflación hasta el 1,7%. El cuadro macro del 2019 y el 2020 se mantiene igual, con una incremento del PIB del 1,9% el próximo año y del 1,7% el siguiente.

Aunque los anuncios del BCE fueron en la línea de lo previsible, el mercado quizás esperaba algo más de contundenc­ia por parte de Draghi. No fue así y el euro, que había recuperado los 1,18 dólares en las jornadas precedente­s, cayó con fuerza hasta los 1,16 dólares. El dinero rinde ahora mucho más en Estados Unidos.

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ILMARS ZNOTINS / AFP Mario Draghi, presidente del BCE, en Riga (Estonia), ayer

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