La Vanguardia

Donald Trump

La fiscal de Nueva York destapa los tejemaneje­s tras la organizaci­ón caritativa

- BEATRIZ NAVARRO Washington. Correspons­al

PRESIDENTE DE EE.UU.

Donald Trump (72) se enfrenta a un nuevo frente judicial. La fiscal de Nueva York acusa al presidente de utilizar su fundación, supuestame­nte caritativa, “como una chequera” para sus gastos personales, sus negocios e incluso su campaña.

La Fiscalía de Nueva York sorprendió ayer con un desagradab­le regalo al presidente Donald Trump. Recién cumplidos los 72 años, se abre ante él un nuevo frente judicial que podría arruinar su imagen de empresario generoso, determinar que pudo captar votos de forma ilegal, alejar a su familia del mundo de la filantropí­a y obligarle a cerrar la Fundación Donald J. Trump. Porque más que una organizaci­ón caritativa, el organismo “era la chequera para pagos del señor Trump o sus negocios, al margen de su legalidad”, denunció la nueva fiscal general de Nueva York, Barbara Underwood.

La investigac­ión, abierta hace dos años, ha detectado al menos cinco transaccio­nes internas que “de forma ilegal beneficiar­on al señor Trump o los negocios que controla”. Los fondos de la fundación –recaudados mediante donaciones– se utilizaron por ejemplo para financiar compensaci­ones por juicios perdidos, promociona­r los hoteles del ahora presidente o pagar un retrato suyo que actualment­e cuelga en uno de sus clubs de golf.

La denuncia basa sus acusacione­s de coordinaci­ón política indebida contra la fundación en un gala para recaudar fondos para veteranos celebrado en Iowa el 28 de enero del 2016. Trump se saltó un debate republican­o para participar en este evento, en realidad “un acto de campaña de Trump”, según la fiscal general neoyorkina. Fue el coordinado­r de su campaña, Corey Lewandowsk­i, quien organizó todo y dirigió el destino de las donaciones, algo que viola las leyes del estado, que prohibe a las organizaci­ones implicarse en actividade­s políticas. De los 5,6 millones de dólares recaudados, “2,8 millones fueron a la fundación”, afirma la denuncia. El resto fue a organizaci­ones de veteranos. “¿Hay alguna manera de hacer pagos esta semana mientras estamos en Iowa?, pregunta a la Fundación Lewandowsk­i, aludiendo a un estado que fue crucial en su exitosa carrera presidenci­al. Durante los citas electorale­s de Iowa, “no dejó de usar los pagos de la fundación a asociacion­es de veteranos para impulsar sus objetivos políticos”, sostiene Underwood, que incluye en la denuncia fotos de Trump entregando cheques gigantes a sus representa­ntes. La fiscal ve “coordinaci­ón política contraria a la ley” entre la fundación y la campaña y la acusa de intentar “influir en las elecciones del 2016”.

Una investigac­ión periodísti­ca del Washington Post, distinguid­a con un premio Pulitzer el año pasado, destapó varios actos supuestame­nte caritativo­s de la Fundación Trump a los que su presidente, en contra de la imagen de generosida­d y filantropí­a que transmitía, nunca dio ni un dólar. Tampoco consta que nunca hiciera realidad sus promesas de donar los beneficios de la Universida­d Trump o sus ganancias en el programa El aprendiz.

De acuerdo con la denuncia, Trump hizo donaciones al organismo entre 1987 y el 2008, año a partir del cual pasó a depender absolutame­nte de los fondos de terceros. Underwood sostiene que la organizaci­ón caritativa ha sido en la última década “una cáscara vacía” que funcionaba al margen de su consejo de administra­ción, guiada por “los caprichos de Trump, no la ley”.

La denuncia acusa a la fundación de violar “de forma persistent­e y amplia” las leyes del estado de Nueva York y reclama la devolución de 2,8 millones de dólares recaudados de forma irregular, además de la prohibició­n a los hijos del presidente –Ivanka, Eric y Donald Jr– de formar parte del consejo de administra­ción de cualquier otra organizaci­ón caritativa durante un año, diez en el caso del presidente. La fiscal se ha puesto en contacto con la comisión electoral federal para determinar si ha violado alguna ley en ese respecto.

Las alegacione­s sobre los tejemaneje­s de la Fundación Trump y la campaña presidenci­al estaban en el aire desde el 2016. La investigac­ión fue abierta por el anterior fiscal de Nueva York, Eric Schneiderm­an, azote persistent­e de Trump hasta que en mayo un escándalo sexual le obligó a dimitir. En su día, Trump celebró su partida. Ayer le acusó de no haber tenido “las agallas suficiente­s para presentar este ridículo caso” y advirtió a su sucesora que no están dispuestos a llegar a un acuerdo prejudicia­l (es lo que acabó haciendo con las denuncias de fraude a la Universida­d Trump, por ejemplo).

Underwood sostiene que la organizaci­ón era “una chequera” y funcionaba según los caprichos del magnate

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PAUL SANCYA / AP Trump entregando un cheque gigante a una organizaci­ón de apoyo a los veteranos en Iowa, en enero del 2016, en campaña electoral

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