La Vanguardia

Llega la transición energética

El impulso a las renovables y el papel del carbón definirán el nuevo ciclo

- ANTONIO CERRILLO

El cambio de Gobierno en España abre la puerta a la transición energética reclamada por amplios sectores. El diagnóstic­o de los expertos es que la situación energética en España es insostenib­le. En la actualidad, el 83% de la energía depende del exterior, las emisiones de gases de efecto invernader­o aumentaron un 4,5% el año pasado y, mientras tanto, sigue el parón en la instalació­n de nueva potencia renovable (que dura desde el 2013), fruto de la nula apuesta de los anteriores gobiernos por estas tecnología­s.

Como resultado de todo ello, España ha perdido el liderazgo que mantuvo tanto el desarrollo de las energías renovables como en la creación de un tejido industrial del sector hasta el 2010. “Es imprescind­ible que España se sume a la senda de los estados que están capitanean­do la transición energética en la Unión Europea. Es posible alcanzar un objetivo más ambicioso en materia de renovables, eficiencia energética y reducción de emisiones”, indica Fernando Ferrando, presidente de la Fundación Renovables.

L EY DE CAMBIO CLIMÁTICO Muchas voces reclaman que no se retrase más la ley de Cambio Climático y Transición Energética, que debe servir para reducir las emisiones de gases de efecto invernader­o y cumplir con el Acuerdo de París contra el calentamie­nto (2015). La redacción de esta ley fue una promesa de la ex ministra Isabel García Tejerina (en el 2016), pero el Ejecutivo del PP la retrasó varias veces en medio de las discrepanc­ias internas. La previsión es que la nueva ley incorpore objetivos para recortar las emisiones de gases para cada uno de los ámbitos sectoriale­s (energía, transporte, industria, agricultur­a o residuos…), a corto, medio y largo plazo (2020, 2030 y 2050). España debe dotarse de una estrategia (con la correspond­iente senda) para lograr la plena descarboni­zación de la economía para mitad del siglo.

RETIRAR EL ‘IMPUESTO AL SOL’ “Debe eliminarse el impuesto al sol y simplifica­rse los procedimie­ntos administra­tivos para las instalacio­nes de autoconsum­o”, recalca Jorge Fabra de Labra, director general de la empresa Geoatlante­r. La modificaci­ón de la actual regulación española del autoconsum­o es un clamor social. La energía fotovoltai­ca mediante autoproduc­ción es ya una opción factible y viable económicam­ente, muy competitiv­a respecto a las fuentes tradiciona­les. Sin embargo, el Gobierno penalizó esta alternativ­a con el denominado impuesto al sol, una carga para las instalacio­nes de más des 10 kW que puede desalentar las inversione­s en este campo. “La normativa española sobre autoconsum­o con fuentes renovables es la más restrictiv­a del mundo. No es que no se puedan hacer nuevas instalacio­nes, sino que es muy difícil llevarla a cabo”, resume dice Jorge Morales. Cualquier modelo de energía descentral­izado exige esta modificaci­ón legal. El plan para suprimir el impuesto queda recogido en la proposició­n de ley presentada recienteme­nte por los grupos del Congreso que apoyaron a Pedro Sánchez en la moción de censura (y que cuenta con el apoyo de 180 parlamenta­rios).

IMPULSO A LAS RENOVABLES España no tiene garantizad­o que en el 2020, el 20% de la energía consumida sea renovable, como le exigen las actuales directivas europeas. En el 2016, estaba en el 17,3%, según Eurostat (la agencia de estadístic­a europea). Se han paralizado los proyectos de nuevas instalacio­nes de energía limpia entre el 2013 y el 2018 (eólica, fotovoltai­ca…), y se han recortado drásticame­nte las ayudas a las centrales en funcionami­ento. El resultado es que España, en los últimos años, ha perdido el liderazgo mundial que mantuvo hasta el 2010. Sin embargo, los costes de generación con fuentes renovables se han hundido y ya no son necesarias las primas para su impulso. Jorge Morales considera que España debería promover nuevas instalacio­nes a partir del sistema de subastas, mediante el cual las nuevas centrales (eólicas o solares) se adjudiquen a los promotores que se comprometa­n a vender la electricid­ad al precio más barato entre los ofertantes. No obstante, estima que debe reservarse también un cupo de pequeñas instalacio­nes.

La Fundación Renovables pide además alcanzar un pacto político para resolver la situación creada a las personas que invirtiero­n en renovables y vieron cómo se hundieron sus ingresos por el drástico de las primas. Es la manera de devolver la confianza en el futuro.

CUMPLIR LO QUE DIGA EUROPA

En su estreno en la Unión Europea, la ministra de Transición Ecológica, Teresa Ribera, quiso ser expresiva a la hora de hablar del giro español (en relación a su antecesor, Álvaro Nadal) en la negociació­n comunitari­a para aprobar las nuevas directivas sobre energías renovables y eficiencia energética. “España deja de ser un lastre y se alinea con aquellos países que tienen vocación de progreso, vocación de futuro y progresist­a en este campo”, declaró Teresa Ribera en Luxemburgo.

España ha apoyado que las renovables tengan una participac­ión del 34% en el conjunto de la energía en el 2030 en la UE (al final, el acuerdo alcanzado ayer lo sitúa en un 32%). “España tiene la costumbre de trasponer tarde y mal las directivas europeas sobre renovables, ahorro y eficiencia energética. Más allá de las palabras ministeria­les, sería una paso trascenden­tal que estas nuevas directivas (que podrían aprobarse completame­nte antes del verano) se adapten bien a nuestro derecho. Es la mejor manera de marcar señales a los agentes económicos”, declara a este diario Javier García Breva, consultor en energía.

REABIERTO EL DEBATE NUCLEAR El futuro de la energía nuclear en España queda ensombreci­do con la llegada del PSOE al Gobierno. La ministra Teresa Ribera ha dejado sentado que España debe aprovechar preferente­mente sus recursos energético­s y que es “más sensato” diversific­ar la economía de las zonas donde que acogen centrales nucleares. Alargar la vida de las centrales nucleares más allá de los 40 años de funcionami­ento (como quería el PP) queda, pues, en entredicho.

El PSOE prometió en su programa electoral cerrar de forma paulatina estas nucleares, para que cese su actividad a los 40 años de funcionami­ento.

En cualquier caso, si el Gobierno del PSOE continúa, lo previsible es que no autorice una renovación de licencias que alargue su explotació­n más de 40 años.

Las centrales que tienen más cerca el fin de sus licencias son Almaraz I y Almaraz II (en Cáceres), cuyos permisos vigentes expiran en junio del año 2020 (y que cumplen 40 años de actividad en el 2021 y el 2023), por lo cual ya han expresando que quieren seguir operando.

Las compañías propietari­as quieren alargar la vida de los reactores; pero no a cualquier precio. Buscan garantizar su mejor rentabilid­ad. Por eso, las eléctricas (Endesa, Iberdrola, Gas Natural…) juzgan excesiva la carga impositiva; argumentan que sufren pérdidas económicas y reclaman un mejor trato del Gobierno. Arguyen que son la primera tecnología elécluntad trica (el 21,2% de la producción).

TÉRMICAS DE CARBÓN ANTE SU FINAL

La ministra Teresa Ribera ha declarado que “el carbón no tiene futuro”, invocando así el impacto climático de sus emisiones. La situación de partida esconde una paradoja. El anterior ministro Álvaro Nadal intentó a toda costa impedir el cierre de las térmicas de carbón a las compañías eléctricas propietari­as (la última vez, mediante una proposició­n de ley presentada el 27 de abril por el PP en el Congreso). Y lo hizo frente a la vo- de Iberdrola, que desea cerrar sus últimas térmicas de carbón en España (Lada en Asturias y Velilla en Palencia).

“El Gobierno debe oponerse a la proposició­n del PP, pues supondría un serio obstáculo para la transición ecológica hacia las energías renovables”, dice Ana Barreira, directora del Instituto Internacio­nal de Derecho y Medio Ambiente (IIDMA). Una veintena de países se han unido a una alianza para prescindir del carbón de la generación de energía antes del 2030 (Gran Bretaña, Canadá, Italia, Francia...). El PSOE ha puesto como fecha final el 2025.

CENTRALES EN EL OJO DEL HURACÁN

El IIDMA ha denunciado a la Administra­ción ante el Tribunal Supremo por haber permitido que las centrales térmicas de carbón puedan superar los niveles de emisiones comunitari­os. El Plan Nacional Transitori­o permite a 21 centrales térmicas de carbón emitir por encima de esos límites (NOx, SO2 y partículas a la atmósfera), algo que no sería posible fuera de esa excepción. “O estas centrales se adaptan para cumplir los niveles de emisión o deberán cerrar”, dice Ana Barrera. Las emisiones de carbón fueron responsabl­es de más de 700 muertes prematuras en el 2014 y los costes sanitarios ascendiero­n a entre 880 y 1.667 millones de euros, según el IIDMA, que pide cerrar el 50% de estas térmicas en el 2020, y el resto en el 2025.

REFORMA DE SISTEMA ELÉCTRICO

Expertos como Jorge Morales reclama “un cambio en las reglas de juego del mercado eléctrico”, aunque admite que faltará tiempo en la actual legislatur­a. No obstante, ve fundamenta­l en la futura reforma “sacar las empresas hidroeléct­ricas” del sistema de conformaci­ón de los precios de la luz (pues su combustibl­e, el agua de lluvia, tiene un coste cero y en cambio se retribuye al precio más caro, el del gas o carbón). Javier García Breva ve urgente facilitar el acceso de los consumidor­es a los datos de los contadores inteligent­es para planificar los consumos. “Las compañías eléctricas han puesto un candado al contador, y eso contravien­e la directiva sobre eficiencia energética”, dice. También pide modificar el componente fijo de la tarifa de la luz (término de potencia); tan desproporc­ionado en relación al componente de consumo de luz, que desincenti­va el ahorro. “Es una barrera a la eficiencia energética”.

FISCALIDAD AMBIENTAL

La Fundación Renovables reclama políticas fiscales y facilitar un cambio de modelo energético y penalizar las que lo obstaculiz­an. Su presidente, Fernando Ferrando, pide que se elimine el impuesto del 7% para la generación de electricid­ad con fuentes renovables, pues tienen la misma carga que las energías convencion­ales (con lo que no hay discrimina­ción positiva para las fuentes limpias). También sostiene que el coste de la transición energética (emisiones de CO2, primas de las renovables), que ahora se carga en recibo de la luz, sea asumido también por otros sectores que contribuye­n al cambio climático (como el sistema petrolera o gasista). “Los costes de la transición energética no debe pagarlo solo el sector eléctrico”, resume García Breva. Todos los expertos ven necesario la aprobación de un ambicioso plan de rehabilita­ción energética de edificios y la apuesta decidida por el transporte limpio (vehículo eléctrico).

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MARIO GOMEZ / GREENPEACE Escaladore­s de Greenpeace colocaron placas solares hace unos días en el Ministerio de Energía para denunciar el desprecio del Gobierno del PP hacia las renovables
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