La UE acuerda que el 32% de la energía proceda de fuentes limpias en el 2030
La directiva europea gana ambición gracias al giro dado por España e Italia
El cambio de posición del Gobierno español ha sido determinante para alcanzar el acuerdo. Al pasar de las posiciones inmovilistas del anterior ministro, Álvaro Nadal, a las de máxima ambición de Teresa Ribera, se modificó el equilibrio interno entre los 28 estados.
Más aún cuando Italia también imprimió el mismo giro. Dos de los grandes se movieron y arrastraron a los demás. Según fuentes presentes en la negociación, estos cambios dieron más margen de maniobra a la presidencia búlgara del Consejo de Ministros que, en nombre de los estados, negoció la directiva sobre renovables con el Parlamento Europeo hasta las 4 de la madrugada del miércoles. Al final, el acuerdo fija un objetivo comunitario del 32% de las fuentes renovables respecto a la energía final consumida en el 2030, y establece una cláusula de revisión al alza en el 2023. El Europarlamento batalló para llegar a una meta del 35%, al valorar que los avances de las tecnologías limpias permitirán en cinco años plantearse metas más exigentes.
En el 2015 las renovables supusieron un 17% del total de la energía, y la UE va camino de conseguir el 20% fijado para el 2020.
Para el comisario europeo de Acción por el Clima y Energía, Miguel Arias Cañete, “este acuerdo es una victoria duramente ganada con nuestro esfuerzo para desbloquear el verdadero potencial europeo de la energía limpia”. El objetivo último es reducir las emisiones de gases invernadero al menos un 40% en el 2030 respecto a los niveles de 1990, para cumplir con el acuerdo de París, destinado a contener el calentamiento por debajo de un aumento de dos grados respecto a la temperatura en la época preindustrial.
Otro acuerdo importante ha sido prohibir el impuesto al sol en el autoconsumo (energía que no se vierte a la red), polémica carga que desincentiva la producción limpia. La norma establece que no se le podrá aplicar ninguna tasa o canon hasta diciembre del 2026. A partir de aquella fecha sólo podrá imponerse con condiciones; por ejemplo en instalaciones con una potencia superior a 25 kW. “El acuerdo consagra el derecho al autoconsumo, a generar, consumir, almacenar y vender el excedente de energía producida y el derecho a recibir una remuneración”, dijo José Blanco, ponente del Parlamento.
El pacto sitúa como objetivo lograr el 14% del carburante en el transporte proceda de energía renovable. No obstante, se reducirá progresivamente el empleo de aceite de palma para producir biocombustibles, hasta su prohibición en el 2030. Igualmente, se congela la producción europea de biocombustibles de primera generación (soja, maíz...) a los niveles que se alcancen en el 2020. Además, se fija un objetivo del 3,5% para los biocombustibles de segunda generación (los obtenidos a partir de cultivos que no compiten con el sistema alimentario, como por ejemplo la madera). En cambio, no hubo acuerdo en el objetivo sobre mejorar la eficiencia energética, donde las posiciones varían entre el 35% que exige el Parlamento y el 30% que ofrecen los estados. Habrá un nuevo intento este mes.
Los grupos ecologistas juzgaron insuficiente el acuerdo. “Me deja un sabor agridulce; pues no se cumple con el acuerdo de París. Pero me felicito de que hayamos puesto fecha de caducidad al aceite de palma en el transporte para 2030”, dijo el eurodiputado Florent Marcellesi, de Equo.
“Eliminar el impuesto al sol es una victoria de la ciudadanía. Desde hoy es más fácil liberarse del poder de las grandes eléctricas”, declaró Sara Pizzinato, experta de Greenpeace.