La Vanguardia

¿Vamos a servir a las máquinas?

La presidenta de Mozilla pide en el Sónar+D poner lo humano en el centro de la tecnología

- JUSTO BARRANCO

Ocho horas y 59 minutos. Es lo que una persona sin superpoder­es tardaría en leer en voz alta las bases y condicione­s que los usuarios deben aceptar –¿tras haberlas leído?– en la tableta Kindle. Las casi nueve horas las ha calculado el proyecto The Glass Room Experience, que presenta en el congreso Sónar+D un divertido vídeo con un usuario que trata de leer las prolijas condicione­s. Acaba desesperad­o. Y, como señalan en esta pequeña exposición, la mayoría de condicione­s que hay que aceptar en internet son similares. Y el problema, como muestran en otro panel, es que hay condicione­s muy peligrosas: Tinder procesa los chats con otros usuarios, WhatsApp recolecta mensajes, llamadas, estatus o foto de perfil; Google analiza el contenido de nuestros emails “para ofrecer productos relevantes”; Facebook recopila el lugar donde estamos, en el que vivimos, la gente cercana... Al salir de la muestra se ofrece un kit de desintoxic­ación de datos en ocho días.

Y aun así los problemas de privacidad y seguridad no son lo que más nos ha de preocupar del futuro de internet, sino introducir el elemento humano, dijo ayer en una de las conferenci­as estrella del Sónar+D Mitchell Baker, presidenta de Mozilla, organizaci­ón creadora del navegador Firefox, de código abierto, y responsabl­e de The Glass Room Experience.

En el mundo de la inteligenc­ia artificial, el machine learning, la realidad virtual y la aumentada y el internet de las cosas, Baker se preguntó cómo nos aseguramos de que la humanidad esté en el centro de la tecnología. “Aún estamos al principio y podemos remediar problemas. Por ejemplo, las realidades virtual, aumentada y mixta serán parte profunda del futuro, y esas tecnología­s inmersivas deben ser abiertas, no puede haber una para Google, otra para Amazon y otra para Facebook”, señaló. Y en un mundo en el que la relación con la tecnología será cada vez más profunda, se interrogó si queremos servir a las máquinas o que nos sirvan ellas y crezca nuestra creativida­d.

“La privacidad de la red es importante pero lo es más ser empujados a actuar o manipulado­s. El uso de la tecnología nos cambia el cerebro. ¿Vamos a ser humanos adaptándos­e a las máquinas o creamos tecnología que haga las cosas que queremos como humanos? Las grandes plataforma­s actuales están diseñadas para entender a cada uno y conseguir que haga lo adecuado: en Facebook, seguir conectado y clicando. Están diseñadas para mantenerte feliz, pero feliz significa adicto. Vivimos una economía de la atención o de la adicción que, combinada con la naturaleza humana, magnifica sus mejores y peores cosas en la red, con odio a escalas antes imposibles. Como sociedad debemos hacer algo sano con estas tecnología­s”, concluyó.

“Las plataforma­s de internet están diseñadas para mantenerte feliz, pero feliz significa adicto”

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LLIBERT TEIXIDÓ Mitchell Baker, ayer en su conferenci­a en el Sónar+D

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