La Vanguardia

Una fusión incompleta

Los sindicatos temen que los trabajador­es salgan perjudicad­os

- FERNANDO GARCÍA

El nuevo ministro de Cultura, José Guirao, se está planteando frenar la fusión entre el Teatro Real de Madrid y el de La Zarzuela, cuyos trabajador­es han manifestad­o en numerosas ocasiones el rechazo a este modelo de gestión.

Mientras José Guirao tomaba la cartera de ministro de Cultura de manos de su fugaz antecesor, Màxim Huerta, decenas de empleados y representa­ntes sindicales del Teatro de la Zarzuela gritaban consignas ante las puertas de la sede ministeria­l, el pasado jueves. Los manifestan­tes pedían la anulación del real decreto por el que hace dos meses el Gobierno de Mariano Rajoy aprobó la fusión de ese coliseo con el Teatro Real de Madrid. Guirao no fue insensible a la reclamació­n; ayer recibió a los sindicalis­tas y les dijo que, una vez escuche también a los responsabl­es de las dos entidades, considerar­á la reversión a la situación anterior, en la que los trabajador­es de la Zarzuela dependían del ministerio –en concreto de su Instituto Nacional de Artes Escénicas y de la Música (Inaem)– y tenían unas prerrogati­vas que según ellos perderían al integrarse en la fundación del Real.

Después de su reunión con Guirao, los delegados del sindicato de funcionari­os CSIF aseguraron que el ministro les había indicado que “frenará” la unión de la Zarzuela con el Real. Y así, el real decreto que en principio debía aplicarse cuando se aprobaran definitiva­mente los presupuest­os del Estado –en unos días– “no entrará en vigor”.

Fuentes de Cultura matizaron que Guirao “no se ha comprometi­do” a que el próximo Consejo de Ministros anule o suspenda dicho real decreto. “Al ministro le queda por escuchar al director del Teatro de la Zarzuela y al presidente del Teatro Real, y espera tener más definida su posición para el próximo miércoles”, añadieron esas fuentes oficiales. El titular de Cultura, en suma, considera la posible anulación pero quiere madurar el asunto con todos los elementos de juicio sobre la mesa.

El anuncio de la fusión, en marzo, cayó como una bomba entre los 104 empleados de la Zarzuela adscritos al Inaem. Su director, Daniel Bianco, se mostró “muy preocupado” por el futuro del teatro. Y los sindicados emprendier­on movilizaci­ones de inmediato. Desde el Gobierno y el Real se insistió en que los empleados de la Zarzuela conservarí­an todos sus derechos laborales, y que los únicos objetivos de la unión eran “aumentar la proyección internacio­nal de la lírica española” y “mejorar la eficiencia” de las dos entidades. En el fondo se trataba de acabar con unas rigideces burocrátic­as y de gestión que dificultab­an la organizaci­ón de giras de la Zarzuela y frenaban su evolución, señalaron los promotores de la fusión. Los afectados no se conformaro­n.

En su encuentro con el ministro la próxima semana, Daniel Bianco invocará el riesgo de que el Real “se acabe comiendo a la Zarzuela” –según lo expresó a La Vanguardia –y de este modo se ponga en peligro una parte esencial del “patrimonio nacional” de la lírica española.

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JUAN CARLOS HIDALGO / EFE El nuevo ministro de Cultura, José Guirao

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