Argentina mira a Messi
Argentina ve al astro más tranquilo y preparado que nunca ante un Mundial
La selección albiceleste inicia hoy su andadura en el Mundial con un duelo ante la teóricamente débil Islandia, un pequeño paso camino de las grandes esperanzas que tiene puestas Argentina en el rendimiento de Leo Messi, al que este año se ve más concienciado y preparado que nunca para ganar el codiciado trofeo y acercarse todavía más al mito inmortal de Diego Armando Maradona.
El 15 de junio del 2006 el padre de Messi, Jorge, le explicaba a La Vanguardia: “El chico va a romperla, está con muchas ganas”. Se trataba de la víspera del debut del genio en un Mundial y al día siguiente la profecía se cumplió. El chico, que aún no había cumplido los 19, se estrenó con un gol y una asistencia en Gelsenkirchen ante Serbia y Montenegro. Parecía el inicio de un sueño, pero el sueño todavía no se ha cumplido 12 años después. De hecho, en el entorno del crack hay quien piensa que el de Rusia, que para Argentina arranca hoy contra Islandia en el estadio Spartak de Moscú, no es el cuarto Mundial de Leo. Le descuentan el primero porque no jugó el día clave de cuartos ante Alemania (su cara era un poema en las entrañas del Olímpico de Berlín) y también el de Sudáfrica al considerar que el seleccionador, Diego Maradona, no reunía las condiciones necesarias para pilotar el éxito. Ahora, la final perdida en Brasil 2014 todavía duele porque creen que Messi se equivocó llegando fundido al torneo tras un verano anterior en el que jugó diversos amistosos benéficos que le desgastaron antes de empezar.
Pero, ¿cómo está la relación de los argentinos con Messi? Según Sebastián Fest, una de las plumas más reconocidas del diario La Nación, Leo “es mucho más querido y respetado por sus compatriotas que en años anteriores”. La razón principal, que volvió a la selección tras su renuncia del 2016.
Lo cual no quita que Argentina siga siendo el país que más critica a su figura. En una reciente encuesta para el citado diario hasta un 18% de los participantes consideraron que Messi no es el mejor del mundo. Y allá, en su país, se podría hacer hasta una serie documental con las personas que censuran o han censurado el fútbol del delantero con la albiceleste.
Pero los años han pasado y Leo, camino de los 31, ha madurado. La prensa y el staff que viven muy de cerca la preparación argentina consideran que Messi está más tranquilo, más calmado y menos agobiado por la presión. Al menos antes de que empiece a rodar el balón. Lleva a sus espaldas el peso de un país que vive para el fútbol. Un dato lo ejemplifica. En el área metropolitana de Buenos Aires hay 36 estadios con capacidad para 10.000 personas o más y todas esas personas tienen fe en que el 10 les lleve al título. Aunque la selección haya sufrido lesiones, aunque el seleccionador, Jorge Sampaoli, también sea un personaje y aunque no todos los que rodean al argentino en el césped estén en el primer nivel internacional. “Leo está bárbaro física, futbolística y mentalmente”, le elogia Jorge Burruchaga, director deportivo de la albiceleste y autor del gol que dio a Argentina la victoria en la final de México’86.
Tras el stage de Barcelona la selección sudamericana viajó a Bronnitsy, cerca de Moscú, donde los que le tratan ven a un Messi confiado, que conoce mejor su cuerpo y su cabeza y que disfruta de los entrenamientos y de los juegos. Comparte equipo con Agüero en el truco, un pasatiempo de naipes, y con Mascherano y Di María forma tridente en el fut-tenis. Estos tres son sus confidentes en el vestuario, sus clásicos escuderos, pues sólo 9 de los 23 argentinos saben lo que es participar en un Mundial.
Allá Messi aguarda la llegada de su esposa Antonella y de sus tres hijos. Mañana, la jornada después del partido ante Islandia, se celebra el día del padre en Argentina. Esperan poder festejarlo tras una victoria. Si no, con Croacia y Nigeria por delante, el panorama puede tornarse angustiante. Aunque tienen a Messi. Nadie más puede decir lo mismo.