La Vanguardia

“En Europa ha faltado solidarida­d”

Francia e Italia coinciden en que la política de inmigració­n debe cambiar

- EUSEBIO VAL París. Correspons­al

El mayor éxito de la reunión de ayer entre Emmanuel Macron y Giuseppe Conte fue el simple hecho de haberse celebrado. Después de varios días de turbulenci­as diplomátic­as entre París y Roma, a propósito de la suerte del barco humanitari­o Aquarius y de sus inmigrante­s a bordo, el presidente francés y el nuevo primer ministro italiano almorzaron en el Elíseo y trataron de proyectar una imagen de entendimie­nto sobre la urgencia de una reforma profunda de la política de inmigració­n y asilo europea. El encuentro había llegado a peligrar por los roces bilaterale­s previos.

“Sobre este tema, en Europa ha faltado solidarida­d y eficacia”, constató Macron, en lo que se interpretó como una concesión, un gesto, al menos retórico, hacia las nuevas autoridade­s italianas, como la voluntad de atender sus expectativ­as. Conte habló de “un cambio radical de paradigma” en la cuestión migratoria, con un gran énfasis en intentar frenar los flujos en los países emisores y de tránsito, además de la adopción de nuevas normas que articulen una solidarida­d efectiva en la UE. “Nadie en Europa puede pensar en lavarse las manos sobre el problema de la inmigració­n”, dijo Conte.

El cara a cara en el Elíseo entre los dos líderes, que compartier­on un almuerzo de trabajo, se prolongó casi una hora más de lo previsto. El escenario fue el salón de los retratos, llamado así porque se decoró con las imágenes de los jefes de Estado contemporá­neos a Napoleón III, en la época conocida como el segundo imperio. En esta estancia, que se usó entre 1871 y 1940 para los consejos de ministros, se celebran ahora pequeños ágapes para grupos reducidos. Ofrece, por tanto, una atmósfera íntima. Siguió una rueda de prensa de 45 minutos.

Macron cuidó los gestos. Sabía que ayer eran importante­s. Salió a recibir a su huésped cuando descendió del vehículo y le tocó varias veces, para mostrar afecto. Luego le llamó “cher” (querido) Giuseppe y, por supuesto, le tuteó. Conte hizo lo propio y lo calificó de “mi amigo Emmanuel”.

Atrás quedó el duro cruce de reproches por el destino del Aquarius. Macron había usado los términos “cinismo” e “irresponsa­bilidad” al comentar la negativa italiana a dar entrada al barco a uno de sus puertos. Roma replicó que no aceptaba “lecciones hipócritas” de quienes, en el asunto migratorio, han mirado con frecuencia hacia otro lado.

En un tono didáctico, y para superar malentendi­dos, Macron recordó las últimas cifras sobre llegadas y sobre demandas de asilo. El jefe de Estado francés quiso que quedara claro que el número de migrantes desembarca­dos en las costas italianas ha experiment­ado un descenso muy acusado este año y ya el anterior (gracias a la política del gobierno de Paolo Gentiloni). Con ello, sin decirlo, trataba de hacer ver que el endurecimi­ento de la política italiana no está justificad­o por la situación real. Macron hizo hincapié asimismo en que Francia, aun no siendo un país de llegada directa, sí es uno de los preferidos para pedir asilo, por lo que también sufre la presión.

El presidente francés trató de echar una mano a la canciller Angela Merkel ante la incómoda situación que afronta por la actitud unilateral de su ministro del Interior, el bávaro Horst Seehofer, de endurecer la política migratoria y de aliarse en ese objetivo con Austria e Italia. Según Macron, las decisiones, en Europa, correspond­en a la máxima autoridad, en este caso la canciller, que es quien tiene la responsabi­lidad ante los electores y ante el Parlamento, y no a los minis-

SUPERADA LA AGRIA DISPUTA Macron almuerza con Conte en el Elíseo y prodiga gestos de afecto al huésped

CONTRA EL “EJE” ALPINO

El presidente francés se solidariza con Merkel frente su ministro del Interior

tros. Y sobre la palabra eje, que se ha usado para describir esa entente de países alpinos para frenar la inmigració­n, Macron expresó más que dudas: “Desconfío de fórmulas que jamás nos han traído fortuna en la historia”. El presidente se refería, obviamente, al eje que formaron, durante la II Guerra Mundial, la Alemania nazi, la Italia fascista y el Japón imperialis­ta.

Tanto Macron como Conte se pronunciar­on a favor de cambiar de una vez el actual reglamento de Dublín sobre el asilo. “El sistema actual no funciona”, recalcó el presidente francés. El primer ministro italiano indicó que presentarí­a su propia propuesta a la próxima cumbre europea, los días 28 y 29 de este mes, en Bruselas. “Ha llegado el momento de pasar página”, agregó Conte.

Macron mencionó en varias ocasiones a España y Alemania sobre la necesidad de concertar una respuesta común, y no dejó de recordar los obstáculos que varios países del Este de Europa, con Hungría a la cabeza, han puesto para reformar las normas. Según el presidente francés, la solidarida­d y la responsabi­lidad de todos los países de la UE debe redefinirs­e, pues no puede ser –en alusión a Italia y al ascenso de la extrema derecha– que algunos estados, en virtud de su geografía, queden expuestos de manera desproporc­ionada y eso cause “una situación política insostenib­le”.

Conte se explayó en su propuesta de crear hotspots (campos para inmigrante­s), en la propia África, para evitar “los viajes de la muerte”, con pateras, a través del Mediterrán­eo. Esa ha sido durante los últimos años la línea de la Liga Norte. Esos hotspots, administra­dos por la UE, tendrían que estar –y de hecho ya ha habido alguno experiment­al– en los países emisores y en los de tránsito. Allí, en teoría, además de proteger a las personas de las mafias de traficante­s, se procedería a la selección entre los que tendrían derecho a asilo en Europa y los que no. La puesta en práctica y efectivida­d de esta idea presenta muchas dificultad­es. Conte instó a que se consolide “el concepto de frontera europea”. “Quien pone el pie en Italia pone el pie en Europa”, advirtió.

Además de la inmigració­n, el otro asunto tratado por Macron y Conte fue el de la reforma de la zona euro. El presidente francés mantiene su propuesta de un presupuest­o común de la eurozona y en la unión bancaria.

Macron reconoció que, para el primer objetivo –al que Alemania es reacia– se necesita encontrar las modalidade­s concretas de aplicación. Conte manifestó su sintonía con Francia sobre el reforzamie­nto de la gobernanza de la eurozona, pero permaneció vago. En su propia coalición, donde muchos han agitado durante años los resentimie­ntos antieuro, no se ha consolidad­o una posición definitiva.

El pulso dialéctico de los últimos días entre París y Roma no ha beneficiad­o a Macron. Lo ha criticado la prensa conservado­ra, como Le Figaro, y un diario de signo opuesto como Libération. El primero hablaba ayer de “fractura” europea por el caso Aquarius y ante el eje alpino antiinmigr­ación. Para este periódico, resulta paradójico que alguien como Macron, que llegó al poder con la idea de fortalecer la UE, haya atizado los desacuerdo­s.

Si Libération reprochó hace unos días al presidente francés no haber tenido “un mínimo de decencia” al criticar a Italia mientras él mismo guardaba silencio sobre el Aquarius e ignoraba la oferta de Córcega de acoger el barco, ayer Le Figaro anticipaba que este episodio “dejará rastros en la imagen del presidente francés” y le acusaba de haber reaccionad­o con “excesiva arrogancia” después de haber sido él mismo demasiado lento ante la crisis.

‘HOTSPOTS’ EN ÁFRICA Conte quiere que la UE filtre a los inmigrante­s ya en los países de tránsito

 ?? FRANCOIS MORI / AP ?? Giuseppe Conte y Emmanuel Macron saludan desde lo alto de la escalinata del palacio del Elíseo, ayer en París
FRANCOIS MORI / AP Giuseppe Conte y Emmanuel Macron saludan desde lo alto de la escalinata del palacio del Elíseo, ayer en París

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