La Vanguardia

Oxfam acusa a Francia de maltratar a niños migrantes

Un 25% de quienes cruzan por Ventimigli­a son menores

- GEMMA SAURA

Son niños. Dejaron a sus familias hace meses, años, para partir solos hacia una nueva vida en Europa. Han sobrevivid­o al desierto, a los horrores de los campos libios, a la travesía del Mediterrán­eo. Y una vez en suelo europeo descubren que también aquí serán víctimas de abusos.

Un informe de Oxfam acusa a la policía francesa de maltratar de forma sistemátic­a a los niños migrantes que intentan cruzar la frontera desde Italia. Les sacan de los trenes a empujones, les gritan y se mofan de ellos, les encierran en celdas donde deben pasar la noche sin mantas, les roban la tarjeta del teléfono móvil, les rompen las suelas de los zapatos y les falsifican los documentos antes de devolverlo­s a Italia, violando la ley europea.

“Ocurre cada día, cada vez que un menor intenta cruzar la frontera. Es un patrón de abuso físico y legal. La policía no respeta los derechos de estos niños”, asegura a este diario Giulia Capitani, la autora del informe sobre Ventimigli­a. “Lo de romperles los zapatos es inútil, porque a los dos días ya tenían otros. Pero lo que buscan es intimidarl­es, asustarlos, demostrarl­es quién tiene el poder”, añade.

Francia, subraya Oxfam, está violando el acuerdo de Dublín, según el cual los menores que solicitan asilo no pueden ser devueltos a Italia. Y si no lo piden, sólo se les puede devolver pasadas 24 horas y previa designació­n de un guardián. La policía francesa no sólo no hace nada de eso sino que algunos menores aseguran que los agentes les escribiero­n en sus documentos “Quiero irme lo más pronto posible”, cuando no era el caso.

El informe reitera la acusación de Oxfam y seis oenegés de que la policía francesa falsifica los formulario­s de los menores –carecen de documentos para probar su edad– para cambiar la fecha de nacimiento, hacerlos pasar por adultos y echarlos. Aunque a veces la duda es legítima (la mayoría son adolescent­es), Capitani señala que por ley en caso de duda hay que asumir que se trata de un menor. “Y no es trabajo de la policía dictaminar quién es menor y quién no. Ni hacer la criba entre inmigrante­s económicos y refugiados”.

Desde que Francia cerró la frontera en el 2015, Ventimigli­a ha quedado tomada por los migrantes que intentan cruzar la frontera. En los nueve meses previos a abril, 16.500 personas cruzaron por aquí; el 25% eran menores solos.

El comportami­ento de la policía francesa se ha suavizado las dos últimas semanas, dice Capitani, que lo atribuye a la reciente sentencia de un tribunal de Niza que dictaminó 20 casos de menores expulsados de forma ilegal a Italia. También ha observado un cambio en la policía italiana, que no solía hacer nada ante la devolución de menores de sus colegas franceses, y ahora los está retornando.

En plena polémica del Aquarius, en que el Elíseo reprochó al Gobierno italiano su “cinismo” y este le acusó de “hipocresía”, Capitani llama a concentrar­se en hallar una solución. “Por supuesto que Francia es cínica, como Italia. Pero este no es un problema de dos estados, sino europeo. Todos los países deben aceptar que hacer frente a los flujos migratorio­s es responsabi­lidad de todos”.

La policía francesa ha llegado a romper los zapatos de los migrantes antes de devolverlo­s a Italia

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MIGUEL MEDINA / AFP Inmigrante­s durmiendo bajo un puente en Ventimigli­a (Italia), junto a la frontera con Francia

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