EE.UU. activa aranceles del 25% contra China
Pekín responde a la ofensiva arancelaria de Washington
El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, dio ayer por fracasadas las negociaciones con China y aprobó aranceles de un 25% sobre una lista de productos procedentes de este país –tecnológicos, en gran parte– por valor de 50.000 millones de dólares.
“Aprobaremos nuevos aranceles si China decide responder”, advierte el comunicado de la Casa Blanca en lo que puede ser el principio de una guerra comercial más amplia o, quizás, sólo un nuevo intento de Trump de presionar al presidente chino, Xi Jinping, para que se avenga a corregir la “muy injusta” relación actual entre los dos países. El problema de la segunda teoría es que Pekín ya ha dicho que no se va a quedar cruzado de brazos.
Un portavoz del Ministerio de Exteriores chino acusó a Washington de “provocar una guerra comercial” al tiempo que el Gobierno anunciaba la inmediata aprobación de “un contraataque de la misma escala y fuerza” que la ofensiva lanzada por la Casa Blanca. La decisión de Trump llega horas después del fracaso de la última ronda de reuniones entre los responsables de Comercio de ambos países, anteanoche, cuando se estuvo cerca de firmar un acuerdo por el que Pekín se comprometía a comprar más productos estadounidenses. El Gobierno chino siempre se ha negado a comprometerse en una cifra concreta, pero en Washington se hablaba de unos 70.000 millones de dólares para corregir el actual déficit comercial entre los dos países.
La mayor parte de los productos chinos afectados están relacionados con el programa estratégico Made in China 2025 con el que Pekín aspira a dominar el sector a expensas de otros países, afirma el comunicado de la Casa Blanca. “Estos aranceles son cruciales para prevenir más transferencias masivas de propiedad intelectual y tecnología americanas a China y para proteger los empleos estadounidenses”, argumenta. La industria aeroespacial, la robótica y la maquinaria industrial y agrícola son los sectores que en principio se verán más afectados.
Los aranceles, que empezarán a aplicarse el 6 de julio, serán para 818 productos por valor de 34.000 millones de dólares; hay además otra lista de 284 productos que se someterá a consulta pública y que entrará en vigor después, explicó la Casa Blanca, que trabaja ya en otro paquete de importaciones chinas que gravaría si Pekín responde a las medidas anunciadas ayer.
También la Unión Europea, Canadá y México aprobaron aranceles defensivos, de aplicación desde julio, cuando Trump llevó a la práctica su amenaza de castigar sus exportaciones de acero y aluminio. En el cálculo político de la Casa Blanca no entraba sin embargo que los países sometidos a aranceles punitivos respondieran de otra forma que cediendo a sus exigencias de aumentar las importaciones de productos estadounidenses.
A pesar del consenso nacional sobre la necesidad de tomar medidas defensivas frente a China, muchos empresarios y estados republicanos han advertido de los riesgos de entrar en una guerra comercial a varias bandas. La Cámara de Comercio de Estados Unidos, principal lobby empresarial del país, criticó ayer que el coste de las prácticas comerciales injustas de China “recaiga sobre los hombros de los consumidores, fabricantes, granjeros y rancheros de América”.
La Casa Blanca advierte que aprobará más medidas si el gigante asiático, como ha dicho, contraataca