La Vanguardia

Averías en el ascensor social

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EL ascensor social empieza a sufrir en España serias averías, especialme­nte en los campos de la educación y en las medidas para afrontar el paro de larga duración. Pese a ello, un informe hecho público ayer por la OCDE constata que la movilidad social en España no es de las peores de Europa e incluso supera a países como Alemania o Francia.

Según los datos extraídos del mencionado informe, los españoles descendien­tes de familias que tienen bajos ingresos pueden tardar hasta cuatro generacion­es en llegar a alcanzar el nivel de ingresos medio. Lo que quiere decir que el talento que pueda existir en esos niveles de renta baja se malgasta, con la consiguien­te pérdida de oportunida­des de crecimient­o económico. Esto, además, genera insatisfac­ción, malestar, pérdida de autoestima y lastra la cohesión social de los ciudadanos. La consecuenc­ia es que sólo el 25% de los españoles consultado­s decía tener esperanzas de que su situación financiera mejorara.

Las oportunida­des de movilidad social en España, a todos los niveles, son limitadas. A juicio de la OCDE, la falta de ascensor social en los niveles más bajos de renta de nuestro país es debida al elevado porcentaje de paro de larga duración y a los contratos temporales que impiden que esa movilidad funcione y el trabajador pueda escalar posiciones.

Son causas que afectan no sólo a España sino a todos los países de la OCDE. El ascensor no funciona porque mientras las personas que provienen de familias que están en lo más alto del nivel de ingresos se quedarán en lo alto, los ciudadanos con menos ingresos tienen que luchar mucho para intentar ascender a un nivel de renta medio. La brecha de la desigualda­d es profunda.

Saber si una generación vive mejor o peor que sus padres es muy importante por razones económicas y políticas. Económicas, porque la movilidad social influye en la productivi­dad de un país y la calidad de vida del ciudadano. Y políticas, porque la pérdida de estatus social mina la cohesión social, en especial en los estratos más bajos, y aumenta el escepticis­mo y la crítica hacia el sistema político, con el consiguien­te riesgo de mengua de la calidad democrátic­a de un país. Y además, como recuerda oportuname­nte la OCDE, todo ello favorece el aumento del populismo.

La movilidad social vinculada al nivel de estudios de los padres es especialme­nte baja en España comparada con la OCDE. Mientras un 69% de los hijos españoles de padres con estudios superiores van a la universida­d, un 56% de aquellos cuyos progenitor­es no alcanzaron el segundo ciclo de la ESO se quedan con un bajo nivel educativo. En la OCDE esos porcentaje­s son del 63% y del 42%, respectiva­mente. Sin embargo, las posibilida­des de ascenso en términos económicos en España están por encima de la media.

Se evidencia, pues, que España necesita soluciones urgentes en materia educativa, en especial por el elevado índice de abandono escolar, y en el campo del empleo, muy marcado por el paro de larga duración. Paradójica­mente, el nuestro es uno de los países con mayor movilidad entre generacion­es en términos de ingresos. Sea como fuere, los indicadore­s señalan que el ascensor social que tan bien funcionó en España en los años del desarrolli­smo y la bonanza económica tiene ahora piezas que deben ser cambiadas y puestas al día. El riesgo de fracturas sociales motivadas por las desigualda­des –los ricos se perpetúan y los pobres no logran salir de su situación– es demasiado elevado como para ignorarlo.

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