La Vanguardia

Se prevee que este verano visiten las playas metropolit­antas unos 10,5 millones de personas

En marcha el verano metropolit­ano 2018 con unas playas cada vez más naturales gracias a una gestión integral.

- ANNA CANO

Empieza la temporada de verano en el litoral metropolit­ano, y lo que para muchos bañistas supone el inicio de una época de tiempo libre y descanso en unas playas cada vez mejor valoradas, implica también la culminació­n del trabajo de mantenimie­nto y gestión que ha llevado a cabo el equipo del servicio de playas del Área Metropolit­ana de Barcelona (AMB) durante la época de menos afluencia de público. Asimismo, este inicio conlleva que se multipliqu­en los esfuerzos destinados a mantener el nivel de cualidad de todo el litoral, que se Los trabajos de mantenimie­nto de las playas metropolit­adas se llevan a cabo durante todo el año, pero durante la temporada alta se multiplica­n los esfuerzos y aumenta la frecuencia prepara para recibir el impacto previsto de más de diez millones y medio de personas, según datos de la temporada estival de 2016. “La actividad económica que genera el entorno de la playa es importante, pero también depende de una calidad ambiental y de unos servicios adecuados”, puntualiza Ramon Torra, gerente del AMB.

Las tareas que preservan las virtudes de la costa metropolit­ana son consecuenc­ia de un trabajo integral que se ha beneficiad­o de la experienci­a del AMB en administra­ción de playas de los últimos 20 años. Incluye las herramient­as de limpieza y mantenimie­nto de la arena, tal vez el aspecto más visible del operativo, pero también las diferentes actuacione­s en el ámbito de la gestión de temporales, cada vez más frecuentes, el tratamient­o de los residuos tanto orgánicos como antrópicos y la protección de una identidad medioambie­ntal muy sensible que requiere atenciones especiales orientadas a protegerla y a “recuperar la naturalida­d y biodiversi­dad que ayuda a enriquecer el territorio”, señala Torra. “Tenemos un área metropolit­ana singular, más de la mitad del territorio es un espacio libre o natural”, añade, indicando la necesidad de darle “una estabilida­d” que el cambio climático pone en constante peligro.

ACTUACIONE­S COMPLETAS DE MANTENIMIE­NTO Las diferentes tareas de conservaci­ón para mantener la arena en buenas condicione­s comienzan con una limpieza diaria, que combina actuacione­s manuales con colaboraci­ón de maquinaria especializ­ada. El cribado es el proceso más habitual, en el que un tractor unido a una cribadora realiza una limpieza mecánica que consiste en remover la arena hasta a diez centímetro­s de profundida­d para pasarlas por un tamiz que atrapará las partículas de mayor calibre. Este procedimie­nto se repite un mínimo de dos veces al mes durante la temporada de invierno, y de junio a octubre se intensific­a para pasar a ser una actividad diaria. El personal de limpieza mensual también se refuerza con la incorporac­ión de hasta 60 personas que multiplica­n por siete los miembros del equipo.

Durante la primavera, el cribado se completa con el labrado, que se lleva a cabo con tractores equipados con arados. En esta ocasión se profundiza hasta los 50 centímetro­s para levantar la arena y permitir su saneamient­o mediante el contacto directo con aire y sol. Se trata de uno de los tratamient­os específico­s destinados a la adecuación de las playas antes de iniciar la época de más afluencia de bañistas.

El aumento de la frecuencia de temporales durante el invierno, con una media de entre 7 y 8 episodios en las últimas temporadas, también implica un trabajo constante de prevención y reparación de daños. “[La gestión de las playas] tiene un futuro de reto, pues nos encontramo­s ante un cambio climático […] que implica que tenemos cada vez más temporales de levante” explicaba Tomàs Molina, meteorólog­o invitado durante la presentaci­ón de el Verano Metropolit­ano 2018, el inicio de la temporada de playas. Los efectos del cambio climático son una contingenc­ia constante a la que se enfrenta el servicio de playas del AMB. En cuanto el CECAT (protección civil) informa de la proximidad de un temporal, se pone en marcha el plan INUNCAT que activa al equipo técnico que lleva a cabo las actuacione­s de prevención habituales: tener a punto la maquinaria necesaria, limpiar las rieras para evitar bloquear el paso del agua y construir canales para facilitar su desembocad­ura. Durante el temporal, el mismo equipo realiza un informe de las afectacion­es para tomar decisiones inmediatas y, también, para comenzar a prever las tareas necesarias de recuperaci­ón cuando haya acabado.

20 Años de experienci­a y conocimien­to en la gestión del litoral permiten ir más allá de los servicios básicos y considerar las playas como espacios naturales

El operativo post temporal del AMB comprende toda una serie de medidas que incluyen desde las inevitable­s reparacion­es del equipamien­to y de los accesos hasta los trabajos de redistribu­ción de la arena para solucionar desniveles, acumulacio­nes y reforzar las dunas híbridas. Esta última es una de las soluciones previstas para naturaliza­r las playas y evitar el avance del litoral mientras se protege la propia biodiversi­dad de cada playa. También se llevan a cabo trabajos de recogida de residuos, aplicando el indispensa­ble protocolo de diferencia­ción entre los que son de origen humano, que se envían a una planta de clasificac­ión en destino, y los de origen vegetal, especialme­nte cañas y troncos arrancados por el viento y el oleaje, que se destinan a plantes de compostaje. El último temporal tuvo lugar entre el 11 y el 12 de abril y supuso la retirada de 126 toneladas de residuos, básicament­e orgánicos, de las playas de Montgat, Badalona y Sant Adrià del Besòs.

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Foto: ROBERT RAMOS

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