Barcelona quiere que los perros vayan atados por los parques
Propietarios de mascotas protestan contra la iniciativa municipal y exigen más libertad
Tras la guerra de las terrazas, y en pleno conflicto entre partidarios y detractores de la extensión de los carriles bici, Barcelona entra en otro debate sobre la gestión del espacio público. ¿Qué hacemos con los perros? ¿Dónde pueden correr ? ¿Dónde han de circular atados? En Barcelona viven unos 150.000. El Ayuntamiento quiere que tras el verano estas mascotas sólo puedan moverse sin correas en al menos una decena de espacios de ocio perruno de unos 700 m2 cada uno distribuidos por todos los distritos, así como en otros 73 rincones de la urbe: calles, plazas, parques..., lugares en todos los barrios donde los perros podrán correr alegremente a determinadas horas. Son actuaciones que derivan de la aplicación de una ordenanza aprobada en el mandato anterior, que nunca llegó a aplicarse y que ya no se puede demorar más.
Los planes del Ayuntamiento, sin embargo, desagradan a muchos propietarios de mascotas. Aproximadamente uno de cada cuatro vecinos de Barcelona convive con un perro. Docenas de ellos se concentraron la semana pasada en plaza Lesseps a modo de protesta, y otros muchos repitieron anteayer. Están dispuestos a manifestarse las veces que sea necesario. Denuncian que las medidas municipales empeorarán de un modo muy pronunciatón do la calidad de vida de los animales, que ello repercutirá en su comportamiento, que muchos dueños los abandonarán... Y exigen que el Consistorio fomente los grandes espacios verdes compartidos, los lugares donde todos puedan convivir y los perros puedan comportarse como perros. Muchas entidades ciudadanas como Espai Gos quieren tener más protagonismo, participar en la construcción del nuevo pacto de ciudad que se está fraguando.
Flor Bicain lamenta que ya no puede pasear con sus dos hijos pequeños y sus dos schnauzer gigantes. “Antes íbamos al Turó Park, pero prohibieron el paso de perros y ahora tenemos que ir a la nueva zona de ocio para perros del parque de Piscines i Esports. Pero es demasiado pequeña y los perros se estresan y enfrentan entre ellos todo el rato. Son demasiados. Hasta los vecinos de los alrededores se quejan, hartos de los ladridos. Los perros lo pasan muy mal, y como todo el suelo es de arena levantan un mon- de polvo, de un polvo mezclado con orines que apesta y daña los ojos. Todo resulta muy desagradable. Los niños no lo soportan. Así que ya no podemos ir todos juntos. Así no hay modo de conciliar. La gente mayor tampoco está a gusto, siquiera tiene bancos con respaldo”.
“Los agentes de la Guardia Urbana ya están cambiando de actitud –añade Lluís Igueste, conocido entre los amigos de los perros del lugar como el presidente del
150.000 viven en la ciudad, según estima el Ayuntamiento
pipí can de Can Miralletes–. En el Guinardó siempre sacamos a los perros por el parque de El Nen de l’Aro. Ahí pueden desfogarse, correr libres, relacionarse como les gusta, manteniendo las distancias si lo desean... Pero desde hace semanas los policías municipales ya advierten a la gente que ha de llevar a los perros atados, que de lo contrario les pondrán una multa. Al parecer por Sarrià ya están poniendo multas”. En realidad Igueste es un seudónimo que emplean muchos propietarios de perros, una broma a una persona que pasa mucho tiempo paseando con su perro. Dicen que pase-
ar al perro ayuda a conocer a mucha gente. De ahí que el colectivo pueda movilizarse con facilidad.
“Y es que los pipí can, tanto los nuevos como los antiguos, son terribles –siguen los Iguestes del Guinardó–. Convierten la costumbre de sacar al perro en un trámite que quieres solventar lo antes posible, que se reduce a esperar a que haga pipí y volver a casa. Tengo la casa llena de arena de pipí can. Necesitamos espacios donde el perro pueda correr delante tuyo, a al menos 50 metros, y no rincones. Todos tenemos que aprender a convivir. El problema es que cuando la alcaldesa Ada Colau vino al barrio hace un par de meses lo hizo a la hora de sacar al perro, y nosotros no estábamos allí... y los anti perros la machacaron a quejas, hasta le dijeron que querían que obligara a los perros a ir con pañales”.
El comisionado municipal de Ecología, Frederic Ximeno, explica que el Ayuntamiento aprobó en el 2014 una ordenanza que veta la presencia de animales de compañía “en los parques infantiles o jardines de uso por parte de los infantes”
Además, la norma obliga a llevarlos con correa en todos los espacios públicos salvo aquellos dedicados especialmente a los animales y las zonas de la ciudad que así especifique un decreto de alcaldía. “Ahora –añade Ximeno– estamos ultimando ese decreto, una propuesta de 73 espacios de Barcelona de usos compartidos donde a determinadas horas se podrá dejar los perros sueltos”. La idea es que cualquier ciudadano disponga de uno a menos de un cuarto de hora de su domicilio. Hablamos de pequeñas plazas, espacios en parques, tramos de calles peatonales... Una posibilidad sería la parte baja de Enric Granados. Barcelona, abunda el comisionado, es una ciudad muy densa, tanto de usos como de personas, “y la gestión de su espacio público muy complicada”.
“La verdad es que vamos con retraso, trabajando a toda máquina –prosigue Ximeno–. El plazo para elaborar este decreto termina en septiembre. Esperamos poner en funcionamiento los 73 nuevos espacios de usos compartidos en otoño. Los distritos ya los debatieron con las entidades vecinales, y ahora en julio presentaremos la propuesta en el Consell Municipal de Convivència, Defensa i Protecció dels Animals, donde está representadas las entidades animalistas. En otoño también estarán listas al menos diez zonas de esparcimiento para perros. Ya hay siete en funcionamiento, y otras cinco en proyecto. Sabemos que algunas están registrado quejas, y las tenemos en cuenta para mejorar”.
PROHIBICIÓN VIGENTE
Una ordenanza veta desde el 2014 la entrada de animales en las áreas de juegos infantiles
EL HUMANO Y SU MEJOR AMIGO
Se prevé la opción de convertir tramos de calles peatonales en zonas compartidas