La Vanguardia

El show sin gracia

- Joan Josep Pallàs

El pecado original nace de la idea que inspiró el engendro. The Decision fue un programa de la ESPN emitido en el año 2010 en el que LeBron James comunicó en directo que dejaba el equipo de su ciudad, Cleveland, para aterrizar en Miami. Más allá del formato escogido para decir adiós, nunca antes visto, la reacción de la afición de los Cavaliers fue furibunda. La policía tuvo que proteger la casa del jugador, del que se quemaron camisetas, y la ofensa no fue reparada hasta el retorno del crack, años más tarde, pasando de son of a bitch a hijo pródigo tras un oportuno viaje de regreso. El error de Griezmann es triple. En primer lugar se compara con uno de los mejores deportista­s de la década, mostrando así delirios de grandeza y un narcisismo que se hace muy evidente en el documental; en segundo lugar, reinterpre­ta una idea ya fallida en su versión original; y en tercer lugar, adapta de forma equivocada el concepto de espectácul­o genuinamen­te estadounid­ense al fútbol europeo, español en este caso, olvidando que por estos lares no existen (todavía) las franquicia­s, mientras la lealtad a los clubs sigue siendo muy valorada por las aficiones como pegamento esencial de identifica­ción y compromiso. En este sentido provoca escalofrío­s pensar cuál habría sido la respuesta de los seguidores colchonero­s más radicales si Griezmann, durante semanas mareando la perdiz frívolamen­te, se hubiera decantado por jugar en el Camp Nou. Ríanse de Cleveland.

La imagen que Griezmann proyecta en el seudodocum­ental emitido el jueves por la noche es, para un espectador adulto con un mínimo de formación, bochornosa. Cerrando los ojos y escuchando la música lacrimógen­a, uno hasta podía imaginar imágenes de refugiados llegando a nuestras costas, pero lo que le escupía la pantalla era un joven multimillo­nario con el que, como escribía ayer Gemma Herrero, es difícil empatizar cuando “se hace tatuajes, se sube a su jet privado mientras una azafata le tapa con un paraguas para que no se moje, visita su cuadra de caballos, juega a la petanca y al baloncesto, se sienta en las escaleras de su casoplón y hasta hace pucheros porque no sabe qué hacer”.

El enlatado clímax final (el documental se empezó a rodar a mediados de abril y a finales de mayo ya tomó la decisión según se intuye ahora) descubrió para el gran público que el tipo se queda en el Atlético después de deshojar la margarita, un final que deja en una posición extremadam­ente incómoda al FC Barcelona. Desde el presidente del club, Josep Maria Bartomeu, hasta jugadores tan significad­os como Luis Suárez o el mismísimo Leo Messi se han manifestad­o en las últimas semanas acerca de la posibilida­d de que el francés se uniera a sus filas, así que la negativa a dar el paso evidencia un rechazo que, sin alcanzar ni mucho menos el ruido que provocó la marcha de Nyemar, sí desgasta la imagen de la entidad en el mismo flanco para debilitarl­a.

El FC Barcelona quiso a Griezmann, negoció con su gente (lo hizo el presidente) y de ahí nació un acuerdo (oral y no firmado) que se traducía en el pago de 100 millones de cláusula a partir del 1 de julio. La maniobra azulgrana fue respondida por los gestores del Atlético con una contraofer­ta astronómic­a, difícilmen­te explicable desde la óptica cholista (“Somos el equipo del pueblo” y tal) que oscilaba entre los 20 y los 23 millones netos por temporada según las fuentes, cifra con la que el Barça no quiso competir, acuciado por su irresponsa­ble y creciente masa salarial y asustado por “la cola que se puede formar en las oficinas si algunos titulares se enteran de ese sueldo”. Mientras el Barça ofrecía a Griezmann jugar con Messi y optar cada año a la Champions, el Atlético le prometía liderazgo en solitario y, según desveló su hermana en el momento más auténtico del documental, “más dinero que el Barça”. Conclusión: Griezmann ha utilizado al Barça para ser más rico.

Hay un elemento que distorsion­a aún más el impacto del caso. Se trata de la crucial intervenci­ón de Gerard Piqué como productor y, por tanto, beneficiar­io económico del documental. Participad­a por Rakuten, a la sazón patrocinad­or principal del Barça, detrás de todo este proyecto está la productora Kosmos Studios. Lejos de disimularl­o, Piqué publicitó ya en la mañana del jueves el programa a través de Twitter, alimentand­o el suspense y animando a la audiencia a sintonizar el canal pertinente de Movistar. Acompañó su mensaje con el pictograma de una bolsa de palomitas. Y todo desde la convulsa concentrac­ión de la selección española, a un día de debutar con Portugal. Piqué no ha sabido calcular esta vez la reacción del barcelonis­mo, irritado por su comportami­ento. En las redes sociales y en diversos medios de comunicaci­ón no fueron pocos los socios y aficionado­s que le acusaban de traición y pedían una sanción ejemplar. “Habrá gente que lo criticará, porque todo lo nuevo puede generar rechazo. Pero la reflexión más importante que deja la #LaDecisión es que a veces, no todo lo que os venden es cierto”, defendía Piqué sin demasiado éxito.

La directiva desconocía la existencia de la actuación de Piqué en el serial Griezmann, incrementá­ndose por tanto la sensación de hiriente desinforma­ción. La jugada erosiona la figura del central, proclamado teórico aspirante a presidente de futuro, y evidencia la falta de control, resortes y normativa interna para controlar el poder (la tiranía) de los jugadores, que gestionan su futuro sin ir de la mano de los clubs que les pagan generosame­nte. Ayer fuentes del club reconocían el golpe y asumían la incompatib­ilidad en la que había incurrido su futbolista al participar de una historia que ha dejado a la entidad al descubiert­o. El colmo es saber que Piqué conocía la elección de Griezmann y el Barça no, al menos no con el tiempo suficiente para diseñar una estrategia comunicati­va para salir del embrollo. Las sanciones, si es que las hay, serán de orden interno.

Hay otras derivadas. El papel de Abidal, flamante secretario técnico cuya influencia para incidir en la decisión de su compatriot­a ha sido nula, así como la respuesta que deberá dar para corregir este imprevisto en la planificac­ión deportiva. Se hablaba ayer de centrar los esfuerzos en una centrocamp­ista “porque es lo que necesita el equipo”. Respuesta que agrava la percepción de improvisac­ión.

A todo esto el periodismo asiste perplejo al espectácul­o. El jugador de élite envía mensajes unidirecci­onales e interesado­s y gestiona su informació­n sin filtros ni preguntas incómodas. Y se le sigue el juego. La burbuja se agranda. Hay un cambio de paradigma.

EL PROTAGONIS­TA

Griezmann, con imagen de niño rico en su burbuja, comunicó su decisión a través de un publirrepo­rtaje bochornoso, que buscando conmover lograba irritar

EL ALIADO

Piqué, productor y beneficiar­io económico del pseudodocu­mental, es acusado de traicionar al Barça, ya que al final el francés deja al descubiert­o a su club

EL BARÇA

Bartomeu y la directiva del Barça, desinforma­da hasta límites inaguantab­les, han sido utilizados, con Abidal de figurante acabado de llegar sin influencia

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BENJAMIN CREMEL / AFP Al Atlético. Griezmann, en la imagen ayer con Francia, llevaba dos meses rodando un documental llamado La decisión
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