La Vanguardia

Alemania y Brasil pinchan en su debut en el Mundial

Coutinho avanzó a la ‘seleçao’ con un golazo pero Suiza empató y su equipo se sumó al torneo de las sorpresas

- JUAN BAUTISTA MARTÍNEZ Krasnodar Enviado especial

El Mundial de las sorpresas también atrapó a Brasil. La selección pentacampe­ona estaba avisada porque había visto como otras grandes tropezaban. Como Argentina y su empate ante Islandia y, sobre todo, Alemania, la defensora del título, que ayer se hundió contra todo pronóstico frente a México. Pero la

seleçao tampoco cumplió con las expectativ­as ante Suiza y firmó tablas. Se avanzó en el marcador gracias al mejor gol en lo que va de torneo, un misil tierra-aire espectacul­ar del barcelonis­ta Coutinho, pero después se durmió y se encantó. Es verdad que Suiza empató tras un córner por medio de Zuber, que hizo falta a Miranda, pero también que después Brasil no supo reponerse. Lo intentó Neymar, pero demostró no estar todavía en su mejor tono tras casi cuatro meses sin jugar un partido oficial. Le faltó clarividen­cia a los de Tite, que decepciona­ron en la faceta ofensiva y eso que el selecciona­dor puso de entrada a todos sus hombres más creativos.

Con este empate se rompe la racha de estrenos mundialist­as con victoria de Brasil, que llevaba nueve debuts con triunfo. Una pena para Coutinho, que podía haber sido el héroe del partido porque su remate fue tremendo. Dibujó una curva bellísima antes de golpear el palo y estamparse en la red. Se esperaba a Neymar y el que sacó primero el arte de su chistera fue el barcelonis­ta. Su disparo desde la frontal del área, escorado a la izquierda, delineó un ángulo imparable paral guardameta suizo Sommer. Un zambombazo en toda regla, un cacao como carta de presentaci­ón de Brasil. Ya se sabe que Coutinho tiene esa virtud, la del golpeo seco, duro, preciso y sin cortarse. No le importa jugar con Messi en el Barcelona o con Neymar en la selección. Si lo ve claro el ex del Liverpool chuta, lo prueba, y suele encontrar portería. Por eso pudo gritar la canarinha su primer gol en este Mundial en el partido disputado en Rostov del Don.

De la misma manera que en los Juegos Olímpicos uno de los momentos marcados en rojo en la agenda es el inicio del atletismo, en un Mundial siempre se aguarda con expectació­n el estreno de la seleçao.

Se le supone fantasía, capacidad de desborde y poderío pero ni enamoró ni ganó.

Tite dispuso su once más ofensivo. Con Neymar, Gabriel Jesús, Coutinho y Willian como hombres de ataque y con el doble pivote formado por el madridista Casemiro y el barcelonis­ta Paulinho, que gozó de la primera gran ocasión del encuentro. Llegó tras una conexión entre Coutinho y Neymar, que asistió al centrocamp­ista. Paulinho, marca de la casa, irrumpió en el área como un bisonte. No remató del todo limpio pero si no llega a ser porque Sommer metió una buena mano el 1-0 se habría celebrado antes.

No se puede decir que hasta el descanso Brasil lo bordara pero sí que tenía entrada por los costados con Marcelo o con Willian, que gozaba de aceleració­n y que sus ideas estaban claras. La seleçao era un híbrido entre ataque y defensa, entre tener el balón y cederlo para buscar la contra, entre poner la quinta marcha y regularse. Necesitaba, eso sí, que Neymar entrara más en juego. Al exblaugran­a se le vio un poco falto de ritmo. Eso sólo se consigue acumulando minutos y es de esperar que Neymar vaya creciendo durante el campeonato. Su presencia es intimidato­ria y requiere una atención personaliz­ada.

En el otro lado de la balanza Suiza bastante tenía con protegerse, ya que cuando disponía del balón no sabía exactament­e qué hacer con él hasta que halló el empate y luego supo rentabiliz­arlo.

A pesar de todo, el encuentro alcanzó el entreacto sin estar sentenciad­o. Eso lo pagó Brasil porque Suiza empató en la reanudació­n tras un córner cabeceado por Zuber desde el área pequeña. Mal Alisson, que no salió de su portería, y blando Miranda, que perdió la posición. Pero si el colegiado hubiera pitado empujón de Zuber al exdefensa del Atlético no habría pasado nada.

Se abrió un nuevo escenario porque Brasil tenía que aumentar su ritmo. Se fue arriba la canarinha pero a su fútbol le faltaba más velocidad. Confiaban los de Tite en salvarse con una individual­idad y para eso se volvieron las miradas hacia Neymar. El delantero del PSG intentó coger la responsabi­lidad pero se le veía limitado físicament­e. “No está al 100%”, dijo su selecciona­dor y tenía razón. Además el suizo Behrami se dedicó a coserle a patadas.

Aún así le puso un buen balón a Coutinho, que remató fuera y probó fortuna con un disparo que atrapó Sommer y después con un cabezazo que acabó de la misma manera.

Tite, antes, había tratado de reaccionar cambiando a Casemiro y Paulinho pero sin variar el sistema, como no lo modificó al agotar su relevos (Firmino por Gabriel Jesús). Firmino, Miranda y Renato tuvieron opciones en el tramo final pero Sommer desbarató el testarazo del ariete del Liverpool, el defensa remató fuera y en la tercera Schär desvió bajo palos. Brasil también falló.

UNA ESTRELLA LIMITADA

Neymar intentó tirar del carro en el tramo final pero al exblaugran­a se le vió falto de ritmo

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