El turismo tiende a estabilizarse
EL ritmo de aumento de las llegadas de turistas a España tiende a estabilizarse tras varios años de haber registrado crecimientos extraordinarios. El sector y el conjunto de la economía notará el impacto de esta situación. Todo el mundo sabía, sin embargo, que el turismo prestado que recibía España de los países del Norte de África y de Turquía, a causa de la inestabilidad política de los mismos, algún día volvería a su origen. Y eso es lo que sucede este año. Solamente en el primer cuatrimestre, Egipto, Túnez y, sobre todo, Turquía, han ganado tres millones de turistas más que en el 2017. Se trata fundamentalmente de británicos, alemanes, franceses e italianos que antes habían cambiado esos destinos por España.
Hay otros elementos de preocupación ente la presente temporada turística derivados del incremento del precio del petróleo, que encarece el transporte, y de la debilidad del mercado británico como consecuencia del Brexit. A ello se suma que el principal destino español, que es Barcelona, todavía no se ha recuperado plenamente tras el impacto negativo sufrido como consecuencia de los sucesos del año pasado: atentado terrorista, huelgas en el aeropuerto de El Prat, crisis política y aumento de la turismofobia, que afectaron al atractivo de la capital catalana.
Probablemente, pese a todo, la temporada turística registrará un balance positivo. El año pasado se cerró con 82 millones de visitantes, dos millones menos de los inicialmente esperados, que sin embargo mantuvieron a España como segundo destino turístico mundial detrás de Francia. Este año las perspectivas, a la vista de la evolución del primer cuatrimestre, apuntan a que podría cerrarse con un aumento de cerca del 2% y llegar a los 83,6 millones de visitantes. La situación, por tanto, aunque no se logren nuevos récords, tiende a una evolución que estaría dentro de lo normal. Pero ello no deja de ser un aviso que exige mantener la guardia alta, en un sector que es clave para la economía y el empleo del país, ya que la competencia del resto de destinos turísticos, es muy intensa, ya sea en precios como en niveles de calidad.
El sector turístico, en cualquier caso, tiene pendiente el reto de dejar de valorar el número de visitantes como base del éxito y centrarse, en cambio, en el análisis de parámetros como estancia media y gasto. O, dicho de otra manera, en la necesidad de reforzar la apuesta global por un turismo de mayor calidad. Esto comporta centrarse, entre otras cosas, en la captación de turistas que procedan de los mercados más alejados, como Asia, Estados Unidos o Latinoamérica, ya que son los que gastan más y los que vienen durante todo el año. Sólo el 15% de los turistas extranjeros son extracomunitarios pero, en cambio, generan el 25% de los ingresos del sector. El objetivo, por tanto, está claro.