Tecnodelia lánguida
Thom Yorke Intérpretes: Sónar. Fira Gran Via (16/VI/2018)
El líder de Radiohead desarrolla una carrera propia en la que utiliza los directos para testar las nuevas canciones inéditas y remozar las añejas. Acompañado por su estrecho colaborador Nigel Godrich y el artista visual Tarik Barri, Thom Yorke puso su lánguida voz en el primer plano, aguda y doliente, desde el tema inicial Interference, añadiendo con su guitarra ritmo funk a unas bases que oscilaron del drum’n’bass al house. Otra canción de su último disco, A brain in a bottle, supuso una inmersión techno total, solo rota por el falsete de su voz tratada con efectos y ecos y culminada con un crescendo de frecuencias graves. La frialdad electrónica estuvo compensada en Black swan por una musculosa línea de bajo, cortesía del propio Yorke, inyectando groove a una melodía resuelta con voz desmañada.
El primer estreno, Not the news, empezó como una balada entre fantasmagórica y celestial para acabar en un crescendo de incisivo punteo de guitarra. En otra novedad, Impossible knots, mezcla de abstracción y melodía, se lució con onomatopeyas para acercarse al pop envueltos en unas eficaces proyecciones de texturas. La lograda parte visual, con tramas, figuras geométricas o líneas de colores en la lisérgica Cymbal rush, ayudó a dar sentido tecnodélico a una propuesta que también supo ser muy pop en el rescate de la añeja And it rained all night. El casamiento de
beats abstractos y voz doliente siguió en el estreno de I’m a very rude person, antes de abordar la dramática y planeadora Truth ray. De una balada futurista pasaron al eficaz llena pistas Traffic, en un contraste en el que la introspección ganó enteros con Twist, The axe, AMOK o
Atoms for peace, cuyos agudos rompe cristales se antojaron demasiado místicos para bailar en la pista principal, antes del remate con los ritmos gruesos de Default.