Colau y Torra chocan por las medidas sobre vivienda
Alcaldesa y president difieren sobre el 30%, el gasto de la Generalitat y las subastas de intestados
La alcaldesa Ada Colau y el president Quim Torra se encontraron ayer por la tarde con el objetivo de reestablecer la normalidad en las relaciones entre el Ayuntamiento de Barcelona y la Generalitat de Catalunya. Pero al poco de comenzar la reunión, de que ambos dirigentes celebraran con muy buenas formas que las principales instituciones del país vuelven al trabajo tras quedar atrás la intervención que supuso la aplicación del artículo 155, afloraron las primeras diferencias.
El Govern de Torra no termina de ver con buenos ojos la última medida con la que la alcaldesa Colau pretende incrementar la vivienda pública en Barcelona: obligar a los promotores a destinar a este fin un 30% de sus pisos. “Tenemos dudas jurídicas”, señaló tras la reunión la consellera de Presidència y portavoz del Govern, Elsa Artadi.
Además, y esto sí que viene de tiempo atrás, las continuas críticas de Colau y los suyos a las políticas de la Generalitat en materia de vivienda comienzan a cansar al Govern. Una de las cantinelas más repetidas por los comunes desde que ganaron las municipales es que el Ayuntamiento asume la mayor parte de la inversión pública destinada a este concepto en la ciudad, que el gasto de la Generalitat es tan escaso como insuficiente. La consellera Artadi, de un modo muy diplomático, subrayó que muchos tratan de reducir las actuaciones de la Generalitat a este respecto a las realizadas a través del Consorci de l’Habitatge de Barcelona, pero que el trabajo de la Generalitat en este sentido es en verdad mucho más amplio. La consellera Artadi hizo esta observación al poco de que la alcaldesa Colau volviera a quejarse de que el Ayuntamiento asume la mayor parte del gasto de este Consorci.
Artadi, y en este caso la consellera sí que dejó entrever el malestar del Govern de un modo más manifiesto, también quiso aclarar las condiciones en las que se producen las subastas de bienes inmuebles intestados. “Subastamos viviendas que no tienen cédula de habitabilidad, que tienen deudas importantes, que tienen muchos gastos... viviendas que por un motivo u otro no pueden dedicarse a la vivienda social y que subastamos para dedicar lo recaudael do precisamente a vivienda social”. Hace semanas que el gobierno de Colau pidió a la Generalitat que abandonara esta práctica. Desde entonces, muchas entidades ciudadanas más o menos afines a los comunes tildan estas subastas de ejercicio de especulación inmobiliaria institucional.
A pesar de todas estas diferencias, la alcaldesa Colau pareció salir satisfecha del encuentro. Torra sí que se comprometió a estudiar la elaboración de un decreto ley que aumente el periodo de protección de las viviendas públicas, que en estos momentos es de 20 años. Además, la alcaldesa y el president copresidirán una sesión extraordinaria del Consorci de l’Habitatge. También volverán a trabajar codo con codo en todo lo relacionado con la educación. Y sobre todo están muy dispuestos a trabajar en la elaboración de medidas legislativas que frenen la proliferación de viviendas deshabitadas, de encontrar modo de propiciar que las propiedades sin uso de entidades financieras pasen a una bolsa de alquiler o al menos sean tapiadas. Colau recordó que la Generalitat, en este sentido, ya suscribió convenios de colaboración con entidades financieras, convenios que se pueden ampliar y generalizar, apuntó. De este modo, entre otras cosas, se dificultarían mucho las actividades de los narcotraficantes que las ocupan para convertirlas en puntos de venta de drogas. El de los narcopisos es un problema que ya cruzó la Rambla, que va más allá del barrio del Raval. El president Torra reafirmó ayer que los Mossos d’Esquadra llevarán a cabo todas las horas extras que puedan para combatir este fenómeno. Otro punto de acuerdo fue el de ir a Madrid en frente común para que el Estado aumente sus inversiones en materia de transporte público. Llegados estos extremos el entendimiento entre Colau y Torra fue mucho más sencillo.