La Vanguardia

Iván Duque

FUTURO PRESIDENTE DE COLOMBIA

- ROBERT MUR Buenos Aires. Correspons­al

El conservado­r Iván Duque (41) se ha impuesto en la segunda vuelta de las elecciones en Colombia con el 54% de los votos frente al 42% del izquierdis­ta Gustavo Petro. El delfín del expresiden­te Álvaro Uribe asumirá el cargo en agosto.

El conservado­r Iván Duque, abogado uribista de 41 años, asumirá el 7 de agosto la presidenci­a de Colombia tras ganar las elecciones del domingo con la revisión de los acuerdos de paz como principal promesa de campaña. El excomandan­te en jefe de las FARC, Rodrigo Londoño Timochenko, tendió la mano a Duque pidiéndole una reunión pero también le llamó a la “sensatez” y le advirtió del riesgo de “múltiples violencias” si cambia los acuerdos.

“Interpreta­r el resultado como una patente para desconocer lo andado en materia de paz y burlar los compromiso­s adquiridos por el Estado, frente a la sociedad colombiana y la comunidad internacio­nal, lo único que logrará será llevar a la nación a un nuevo ciclo de múltiples violencias”, dice el comunicado de Fuerza Alternativ­a Revolucion­aria del Común (FARC), el partido político heredero de la guerrilla.

Timochenko leyó la nota la misma noche del domingo, poco después de confirmars­e la victoria de Duque, que obtuvo en segunda vuelta el 54% de los votos frente a casi el 42% del izquierdis­ta Gustavo Petro. El futuro mandatario, delfín del expresiden­te Álvaro Uribe (2002-2010) y, al igual que él, detractor de los acuerdos de paz, prometió introducir modificaci­ones en los pactos de La Habana que acabaron con medio siglo de conflicto armado. Esos cambios, además de acelerar la erradicaci­ón de los cultivos de coca , apuntan a condenar duramente a los exlíderes guerriller­os como Timochenko, varios de los cuales ocuparán en julio diez escaños en el Parlamento –cinco diputados y cinco senadores– como consecuenc­ia de los acuerdos de paz.

Uno de esos exguerrill­eros diputados debía ser Jesús Santrich, que hace unas semanas fue detenido, acusado por EE.UU. –que pide su extradició­n– de continuar ejerciendo como capo del narcotráfi­co tras la disolución de las FARC. Mientras el presidente Juan Manuel Santos está evitando la extradició­n, Duque ya ha reiterado que la concederá en cuanto llegue al poder, con lo que puede reabrir una caja de Pandora de imprevisib­les consecuenc­ias. La propia credibilid­ad exterior del nuevo presidente quedará asimismo afectada al cuestionar unos acuerdos que ya fueron aprobados por el Estado y cuentan con el aval de la comunidad internacio­nal.

No obstante, Duque fue poco beligerant­e en su discurso victorioso del domingo. “Esa paz que reclama correccion­es, tendrá correccion­es para que las víctimas, de verdad, sean el centro del proceso y garanticem­os verdad, justicia, reparación y no repetición”, afirmó el próximo presidente. Económicam­ente, la victoria de Duque supone la continuida­d del modelo liberal, aunque ha prometido reformas para reducir la gran desigualda­d social.

Por otra parte, la desaparici­ón de las FARC ha allanado que una opción izquierdis­ta, representa­da por Petro, estuviera más cerca que nunca de llegar al poder. Petro felicitó a Duque pero interpretó su derrota como un triunfo y dijo que “algún día y muy pronto entraremos en el Palacio de Nariño”, sede de la presidenci­a. Petro, que se convertirá en senador y jefe de la oposición, también dijo que defenderá los acuerdos de paz. “Toda la juventud colombiana se politizó en esta campaña electoral y no vamos a permitir que esa juventud sea retornada a la guerra o a la violencia”, afirmó.

“Esa paz que reclama correccion­es tendrá correccion­es”, proclama el presidente electo de Colombia

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RAUL ARBOLEDA / AFP Iván Duque, celebrando su victoria electoral la noche del domingo

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