Aspirante discreto
Mertens desatasca y De Bruyne y Hazard asisten a Lukaku en la goleada de Bélgica
Bélgica golea a Panamá (3-0) en su debut en el Mundial de Rusia con un juego basado en el control del centro del campo y la creación trenzada de ocasiones muy similar al que identifica a la selección española.
En el Mundial de las sorpresas, a Bélgica no la cogieron desprevenida. De la selección belga se suele decir despectivamente que es el equipo de los hipsters y parabólicos, que tiene buena imagen pero que no hay oficio ni sacrificio detrás de esas caras bonitas de Hazard, De Bruyne, Courtois o Vertonghen. Sin embargo, el equipo de Robert Martínez llegó como candidato escondido a Rusia y nada más empezar su andadura enseñó sus colmillos bien afilados. De acuerdo, dirán los conservadores, dispuestos a echar agua al vino, pero sólo era Panamá, una debutante en su primer Mundial. Sin embargo, las cuatro estrellas de Bélgica (cinco si se incluye el portero) demostraron que están en forma y llegan con ganas. El aspirante tapado descubre sus armas desde ya. Quien avisa no es traidor.
Y eso que durante la primera parte sobrevoló en Sochi el fantasma de las sorpresas del fin de semana. Pasaban los minutos y los diablos rojos no abrían el cerrojo, no daban con la tecla, se enredaban en su juego preciosista de orfebre. Casi parecía que querían dar la razón a sus detractores.
Porque aunque arrancó con fuerza Bélgica fue perdiendo gas ante el ímpetu de los panameños, que escenificaba su capitán Román Torres, que lloró con el himno, que llevó la voz cantante en la conjura antes del pitido inicial y que se lanzó al suelo para quitarle de la bota a todo un Lukaku un gol hecho. Penedo se fue agigantando en cada parada a Carrasco, Hazard y Lukaku y sus compañeros empezaron a subirse a las barbas belgas hasta el punto de que José Luis Rodríguez forzó un córner pasada la media hora y el primer tiempo acabó con un disparo alto de Cooper.
Se había metido en un lío Bélgica pero nada más salir del vestuario, Dries Mertens la sacó del embrollo. Él es el tapado del tapado. Al que menos nombran pero siempre aparece. Algo que no le es nuevo ya que el menudo punta de Leuven se ha pasado gran parte de su carrera en la sombra de otros futbolistas con más nombre, quizás con más glamour, más caros. En el Nápoles tuvo que convivir eclipsado por Higuaín y cuando el argentino se fue al Juventus, De Laurentiis pagó más de 30 millones por Milik, aclamado como el nuevo Lewandowski. Pero
EL ÍMPETU DEL DEBUTANTE Panamá aguantó hasta el descanso y Mertens sacó a los de Robert Martínez del lío en que se habían metido
aún así ha marcado 51 goles en las dos últimos años en San Paolo. También con Bélgica le ha costado ganarse su sitio. Hasta el punto de que la pasada Eurocopa sólo jugó un partido como titular.
Pero con 31 años ha alcanzado su madurez. Y en la primera jugada de la reanudación cazó un balón que caía del cielo para enganchar una volea espectacular con la derecha cuya parábola se coló por encima de Penedo para acabar con la resistencia canalera, que empezó a bajar los brazos cuando Courtois secó a Murillo, que aprovechó la espalda de Carrasco para plantarse en el área.
Entonces sí que pudieron dar rienda suelta a las diabluras de De Bruyne y Hazard. El del City, que con su país juega de organizador, se lució en espacios reducidos al borde del área donde regateó y se sacó de la chistera un pase con el exterior a la cabeza de Lukaku. El gigantesco nueve le ganó la posición a Davis para rematar a la red el segundo de la tarde. El mediapunta del Chelsea hizo un alarde de sus visión y calidad en una jugada con espacios abiertos. Comandó un contragolpe por el centro, atrajo a los defensas para asistir al hueco a Lukaku, que en carrera batió la salida de Penedo. El big four de Bélgica sí que da la talla.